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lunes, 25 noviembre, 2024
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CRISIS HUMANITARIA | Yunay lucha contra el VIH mientras Maduro niega el ingreso de medicinas

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Caracas.- Yunay Mejía tiene una semana en una cama del Servicio de Infectología del Hospital Universitario de Caracas. Lo acompaña su pareja Adriana Ortega, con quien tiene compartiendo cuatro años. Ambos nacieron casi al mismo tiempo: él tiene 20, ella tiene 21. Así como el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH), que amenaza todos los días a Yunay, no ha roto los lazos, tampoco lo han hecho los vaivenes que supone la crisis humanitaria compleja que enfrenta Venezuela, de acuerdo con denuncias de la oposición.

Yunay, quien nació con VIH, llegó al hospital tras recaer con una tuberculosis, la señal de que sus defensas inmunológicas estaban perdiendo la batalla frente al virus. Desde el mes de octubre, el joven ha sufrido embates, pero no ha contado con antirretrovirales para combatir la enfermedad. Los tratamientos que necesita aún no se los han entregado en el hospital. “Estamos esperando a llenar unos formularios para que nos den los antirretrovirales que llegaran en un cargamento”, dice Adriana.

Él es uno de los 79.467 pacientes registrados en el Programa Nacional de VIH/Sida que no pudo conseguir entre 2016 y 2017 por la escasez. Hace dos años, interrumpió el consumo de Kaletra, uno de los medicamentos que forma parte de su esquema de tratamiento. El desabastecimiento comenzaba convertirse, entonces, en un nuevo aliado del virus que acompaña a Yunay desde que llegó al mundo.

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Adriana espera que el ayuda humanitaria ingrese para que más venezolanos no sufran por enfermedades | Foto: Ronald E. Peña.

Estando en el hospital, Adriana espera que alguien la ayude a reunir dinero para realizarle a Yunay una resonancia magnética para evaluar sus pulmones y otros órganos para determinar donde se alojó la bacteria que causa la tuberculosis. “Es muy cara, incluso, hasta te la ofrecen en dólares. ¿Cómo pagar algo en dólares si gano en soberanos?”, dijo Adriana. La caída del poder adquisitivo ha impedido que Yunay pueda tomar el antibiótico que le recetaron y que pueda conocer su carga viral antes de tomar los antirretrovirales.

Los pacientes con VIH están dentro de las 300.000 personas prioritarias para recibir los medicamentos e insumos que llegarán a un centro de acopio colocado en la ciudad de Cúcuta, en Colombia, y que se espera que ingrese al país y sea distribuida en cinco hospitales tipo V, como el Hospital Universitario de Caracas.

“Esperamos en Jehová que la ayuda humanitaria llegue, esta es una situación demasiado difícil para nosotros”, señala Adriana, quien es de pocas palabras. Ella espera que Nicolás Maduro, gobernante que no ha sido reconocido por más de 60 naciones del mundo, acepte la situación de emergencia en la que se encuentra inmersa el país.

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Yunay, quien nació con VIH, fue internado el Hospital Universitario de Caracas por tuberculosis. Actualmente no se ha realizado una resonancia magnética ni una prueba de carga viral
Yunay interrumpió su terapia de antirretrovirales en 2016 | Foto: Ronald E. Peña.

Adriana y Yunay son jóvenes de bajos recursos y tienen una vivienda en el barrio San Blas de Petare, en el estado Miranda. Ella trabaja en casa de familia y su remuneración no le alcanza para garantizar siquiera la alimentación que requiere su pareja, quien desde que recayó ha perdido cerca de once kilogramos de masa corporal. “Nosotros solo dependemos de la caja Clap (Comité Locales de Abastecimiento y Producción), que tiene un mes que no llega y no alcanza para nada. La última vez que llegó fue el día en que Maduro se juramentó como presidente”, señaló Adriana.

La comida del hospital es precaria y monótona. Un desayuno es un vaso de leche o agua de arroz y el almuerzo, que lo reciben a destiempo, pasta o arroz con lentejas o caraotas. Una dieta que no cubre las más de 2.500 kilocalorías que requiere el organismo de Yunay por ser un paciente en condición de vulnerabilidad.

Adriana, como muchos jóvenes, tiene aspiraciones de crecer en el país. No puede emigrar porque sus recursos no se lo permiten, a pesar de que tiene a sus padres en Colombia. Tampoco se separa de Yunay con quien incluso duerme en la estrecha cama del servicio. “Nosotros nos conocimos por teléfono, allí nos juntamos, luego supe que él tenía VIH, después de que tuvimos relaciones sexuales, pero no lo dejé por eso y aquí estoy con él”, recordó. De su mente ella no aleja la imagen de un país próspero que destierre el mal recuerdo de la emergencia humanitaria. “Yo como joven quisiera hacer muchas cosas, así como él, porque su enfermedad no es impedimento para que pueda crecer”.

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