Caracas.- Para los pacientes con enfermedades crónicas en Venezuela, el primer trimestre de cuarentena por COVID-19 incrementó las dificultades para sobrellevar sus diagnósticos. A la prohibición de usar medios de transporte como el Metro y la reducción de la oferta de medicinas por la suspensión de importaciones se sumó, casi en paralelo, la sobrevenida crisis por escasez de gasolina.
Desde hace más de mes y medio diagnosticados con cáncer, insuficiencia renal, VIH, diabetes y esclerosis múltiple, entre otros padecimientos, ven en la falta de combustible la principal amenaza contra sus vidas. Las limitaciones para acceder a la gasolina impiden desde los traslados hasta las farmacias, dependientes del gobierno, donde los medicamentos son entregados de forma gratuita, hasta lograr llegar a las ineludibles citas para la aplicación de sus tratamientos.
Aleyda Carvajal, paciente con falla renal en fase terminal, residente en Parque Central, en Caracas, contó como la imposibilidad de garantizarse el tratamiento se agudizó progresivamente desde el inicio de la cuarentena. No obstante, adujo, fue el desabastecimiento de gasolina la que puso a ella y a su familia en una situación límite. Cada día crece el temor a morir por no poder someterse a la terapia de sustitución renal, que le fue indicada de por vida, hace 11 años.
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“Por mi condición es muy extenuante andar en transporte público. Aparte, con la pandemia hay menos autobuses en la calle. Me ha tocado caminar por mi vida. Cuando empezamos a ver que las colas para la gasolina crecían más y más, pues usamos el carro lo menos posible. A mí me toca diálisis dos veces a la semana, faltar a una me trae unas complicaciones terribles”, reveló.
En las últimas seis semanas, Carvajal ha faltado a la mitad de sus citas. Debido a la limitación en los cupos de diálisis en los saturados centros de atención, es imposible reprogramarlas. En total, la madre de tres hijos, dos de los cuales emigraron hace dos años, recorre a pie hasta 15 kilómetros ida y vuelta semanal. En el diseño del plan de confinamiento, el gobierno de Nicolás Maduro no incluyó una modalidad o trato preferencial para la movilidad de estos pacientes.
Las largas caminatas se hicieron también costumbre para personas con enfermedades cardiacas y diabetes. En este caso el Ministerio de Salud, garantizó la operatividad de las farmacias de alto costo y direcciones regionales de Salud. Sin embargo, no se adecuó una modalidad para la entrega de los fármacos, por lo que los beneficiarios deben acudir personalmente a retirar su dotación, que en para la mayoría de los diagnósticos consiste en dosis de hasta tres meses.
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“No todos pudieron retirar las medicinas a tiempo, porque el traslado es difícil en cuarentena. Tampoco podía retirarlos un familiar, como en otras veces, porque había que firmar un papel donde consta que uno estará fuera de sistema por la cantidad de tiempo dure el tratamiento que te den. Las medicinas no incluían todo el tratamiento. Entonces, tenemos que buscar por nuestros medios lo que nos falte. A pie, porque no nos dejan entrar al Metro”, explicó Rafael Perales, paciente con diabetes tipo II desde hace 10 años.
Para los pacientes oncológicos la situación ha sido similar. Solo que, como agravante, la reducción de los servicios de salud de los hospitales por la pandemia, obligó a reestructurar el cronograma de atención. En algunos hospitales de Caracas, como el Instituto de Oncología Dr. Luis Razetti y el hospital Dr. Domingo Luciani, las terapias siguieron abiertas, pero en horario reducido, que pacientes aseguran fue pensado más en el personal que en los afectados.
“Mi esposo se quedó sin gasolina cuando ya las colas eran de días. No tomamos previsiones, porque con tantos problemas, no vimos ese venir. Estoy a mitad de mi ciclo de radioterapia postoperatoria. El hospital sigue casi normal, pero la hora que yo salgo ya todo está cerrado, por la cuarentena o no hay camionetas. Así como hay transporte para los trabajadores, debieron poner una de esas rutas a funcionar para los pacientes. He resuelto con taxis y colas”, añadió Cristina Oropeza, diagnosticada con cáncer de mama en noviembre pasado.
A los pacientes con VIH también les fue diseñado un esquema para el retiro de medicinas equivalente a tres meses. Mientras que quienes padecen esclerosis múltiple enfrentan una larga escasez desde hace más de tres años. La escasez generalizada de fármacos es otra causa de que la incesante marcha de los pacientes crónicos no se detenga ni en cuarentena. Hasta octubre de 2019, la ONG Convite reportó que en todo el país las fallas en la distribución de medicinas rondaban entre 48% y 79%. En Venezuela los pacientes crónicos cuentan su supervivencia entre una escasez y otra.
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