Valera– El área de nutrición del Hospital Universitario Dr. Pedro Emilio Carrillo, ubicado en el municipio Valera del estado Trujillo, cumplió un año y dos meses de estar paralizada por falta de insumos. La denuncia fue realizada por los trabajadores de este servicio, luego de anunciar que se sumarán al paro indefinido tras el asueto de Semana Santa.
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Los trabajadores, pertenecientes a dos turnos, aseguran que la cocina permanece abierta para hervir agua a los pacientes y prestar su servicio a quiénes llevan sus propios alimentos. Esto se debe a que la Fundación Trujillana de la Salud (Fundasalud) no les ha llevado insumos desde febrero de 2018.
Donaciones
“Estamos resolviendo nosotros mismos. Llevamos un año y, lo que va de meses, que no llega nada de comida del gobierno, ni de salud, solamente donaciones que llegan de personas de buen corazón. Nos dan cuatro paquetes de harina, caraotas, cositas así, pollo, y nosotros las hacemos para los niños, unos 50 y 60 infantes, que están en el quinto piso”, relató un trabajador, quien prefirió mantener su identidad en reserva por temor a represalias laborales.
Aunque la cocina trabaja exclusivamente en base a estas ayudas y autogestión de los pacientes, en ocasiones la directiva impide el ingreso de comidas preparadas al centro de salud, lo cual deja sin opciones a los pacientes de bajos recursos. El trabajador contó que hace una semana, sacaron a un pastor evangélico que regalaba sopa a los pacientes en la entrada de la emergencia de adultos.
Deficiencias salariales
Los obreros, quienes laboran en los horarios de 7 de la mañana a 12 del mediodía y de 12:00 p.m. a 5 de la tarde, comentaron que, aunado a la falta de insumos y las deficiencias de su área de trabajo, son perseguidos si reclaman su derecho a percibir salarios dignos.
Los empleados deben trasladarse en colas o a pie de sus casas, pues ganan desde 8000 a 13000 bolívares quincenales, que destinan únicamente a alimentos. En ese sentido, se sumarán al paro indefinido, cuyo
objetivo es la discusión de un nuevo contrato colectivo, salarios ajustados a la realidad y la cancelación de los beneficios laborales perdidos, como el bono de antigüedad y la jornada nocturna.