Caracas.- En los dos meses que han transcurrido desde la reaparición de la fiebre amarilla en Venezuela es poco lo que se conoce sobre las acciones del Gobierno para combatir su propagación. A finales de noviembre cinco nuevos casos sospechosos fueron descartadas por el Instituto Nacional de Higiene Rafael Rangel (Inhrr), luego de realizadas las pruebas de despistaje, pero el riesgo de transmisión se mantiene en alto en 16 entidades.
La alerta la realizó la Sociedad Venezolana de Salud Pública en un nuevo boletín epidemiológico sobre la reemergencia de la enfermedad. En el exhorto la organización recordó que luego de que el pasado 16 de noviembre se precisaran detalles sobre el contagio de un hombre de la etnia Pemón, en una localidad del estado Bolívar, el Ministerio de Salud no ha implementado una política de seguimiento, control y vigilancia que asegure un adecuado abordaje de la epidemia.
Amazonas, Anzoátegui, Apure, Aragua, Barinas, Bolívar, Delta Amacuro, Falcón, Guárico, Miranda, Monagas, Nueva Esparta, Sucre, Táchira, Vargas, y Zulia son los estados considerados en riesgo alto, por las condiciones de su vegetación, pero, sobre todo por las deficiencias en la campaña de prevención, que consiste en la vacunación y el control del mosquito.
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La respuesta gubernamental inició con un retraso de 47 días, después de reportado el primer contagio que según la Organización Panamericana de la Salud (OPS), se registró el 14 de septiembre pasado. La evolución de la enfermedad en el primer paciente requirió una larga hospitalización, de casi tres meses hospital Ruiz y Páez de Ciudad Bolívar y la confirmación de los exámenes se demoró casi dos meses.
“Semejante retraso explica la activación tardía de la respuesta de salud pública desplegada por el equipo conjunto de investigación de OPS en Venezuela y del Mpps, iniciada solo un día antes de la notificación a OMS, el 12 de noviembre de 2019”, cuestionaron los especialistas en el documento.
Carabobo, Cojedes, Distrito Capital, Falcón, Lara, Portuguesa y Yaracuy son las siete entidades que estarían exentas de una rápida diseminación del virus, al presentar un riesgo bajo de trasmisión, por su ubicación geográfica, propicia para la reproducción del mosquito Anofeles, principal vector de la enfermedad.
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En el resto de las regiones la potencialidad de transmisión oscila entre media y alta, lo que expone a gran parte de la población a contraer fiebre amarilla si no se toman de manera urgente las medidas de prevención, insistió José Félix Oletta, integrante de la mencionada organización.
“La estrategia de vacunación oportuna, priorizada y focalizada resulta indispensable en casos como los que han presentado en Venezuela. La medida más efectiva, desde el momento que se tuvo conocimiento del primer caso sospechoso y luego confirmado, es la prevención. La respuesta de control de salud pública no debe retrasarse más”, instó.
Oletta afirmó que en el país solo hay disponible 18% de las vacunas requeridas para garantizar la cobertura a la población más susceptible de contagio, que suman un total de 3.100.000 niños, niñas y adolescentes, de acuerdo con el cálculo de los especialistas.
“La disponibilidad actual de vacuna antiamarílica en Venezuela alcanza 571.000 dosis. Esa es una cantidad insuficiente para proteger poco más de 3.100.000 susceptibles, que es total de niños sin vacunar que se han acumulado en los últimos 20 años, por las fallas en el Programa Nacional de Inmunizaciones y que viven en áreas de transmisión endémica del virus”, explicó.
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