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Sobrevida de pacientes con cáncer de mama es una etapa suspendida en Venezuela

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El rezago en la atención del cáncer de mama en Venezuela no le garantiza la supervivencia a quien logre una detección temprana, ni a las mujeres que inician tratamiento por sus propios medios. Lejos de la posibilidad de gozar de los últimos avances médicos, los pacientes se resignan a esperar la entrega oportuna de los medicamentos o la reanudación del tratamiento

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Grecia Solís ha pasado los últimos dos años de su vida entre salas de quimioterapia y protestas. En ambos escenarios su búsqueda ha sido la misma: lograr completar el tratamiento que le permita alcanzar el periodo de remisión, como se denomina a la fase en la que los pacientes oncológicos alcanzan la disminución o desaparición completa de los síntomas de la enfermedad. Solís, de 56 años de edad, a quien le fue detectado un cáncer de mama en septiembre de 2017, apenas ha podido aplicarse ocho de las cuarenta sesiones de quimioterapia que le fueron indicadas desde mayo de 2018, luego de ser sometida a una operación en la que le extirparon la parte afectada de su seno derecho.

“Todavía me faltan 32 sesiones de quimioterapia para poder avanzar en el tratamiento. No me he cansado de protestar, de ir y venir, por mi familia, por el apoyo que he encontrado, porque desde que supe de mi diagnóstico sabía que mi curación no sería fácil”, comenta respecto de los donativos que recibió gracias a las gestiones de familiares en el exterior, por quienes pudo reunir los insumos necesarios para la intervención quirúrgica con la que inició su tratamiento.

En todas las manifestaciones convocadas por grupos y organizaciones de pacientes crónicos, Solís ha estado con una energía particular. Su voz no tiembla al evocar las dificultades que ha enfrentado. Luego de un año de operada, su conviccion sobre si podrá llegar a la última etapa de sanación parece no disiparse, pese a la incertidumbre que representan para miles de personas con diagnóstico de cáncer las irregularidades en la entrega de materiales, insumos y la fallas en el mantenimiento de equipos en los departamentos de oncología de los establecimientos de salud pública del Estado.

“He marchado y alzado mi voz, pues no tengo de otra. Los altos costos de los medicamentos nos dejan sin opción. Gracias a Dios yo pude operarme cuando correspondía porque llevé todo lo que hacía falta, pero las otras fases del proceso para lograr la remisión, que debí iniciar 15 días después de la cirugía, me han sido más difíciles. En mayo del 2018 conseguí un cupo para que me aplicaran las quimioterapias en el Hospital de El Llanito, pero desde enero no dan citas porque la máquina empezó a fallar y, con los apagones de marzo, empeoró”, denuncia, con la mirada fija, casi sin parpadear.


En el país, los pacientes entre los 45 y 54 años conforman el grupo que históricamente presenta el mayor aumento de nuevos casos desde 2013


La paciente oncológica, cuya temprana detección le garantizaba un pronóstico de sobrevida sin mayores secuelas al término de un año, de haber tenido una oportuna atención, es una de las miles de personas que llenan las lista de espera del Instituto Venezolano de los Seguros Sociales (IVSS) para la entrega de medicamentos, que por su alto costo son importados directamente por el Estado. Solís es afortunada. En apenas ocho meses pasó de diagnóstico a cirugía. De acuerdo con el registro de la Sociedad Anticancerosa de Venezuela, más del 45% de los diagnosticados supera casi dos años después la primera etapa, debido a la escasez de suministros médicos, la inoperatividad de los quirófanos o la reducción de la nómina de personal de salud especializado. Este es el segundo año que pasa como paciente oncológica en el Día Internacional de Lucha contra el Cáncer de Mama. “La supervivencia de cáncer de mama en Venezuela depende más del azar que de los avances médicos”, concluye.

Mildred Varela, vicepresidenta de la asociación civil Asociación Civil Conquistando la Vida (Aconvida), hace énfasis en las consecuencias terapéuticas, físicas y emocionales que tiene para los afectados los recurrentes, y cada vez más extendidos retrasos en el acceso a servicios de salud de calidad, en el caso específico, de las personas a las que se le han detectado tumores en la zona mamaria.

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Grecia Solís

“Es un camino de dolor, que muchas veces ni siquiera puede ser atenuado por el desabastecimiento profundo de calmantes. No hay morfina. Desde 2017 tenemos testimonios de personas que han sufrido descomposición de su piel o de partes de cuerpo, porque el tratamiento les fue suspendido. Los ciclos no se cumplen de manera adecuada, y cada día de espera para reanudar su aplicación, crea otras complicaciones en lo físico y emocional. Es gente con un diagnóstico de sobrevida que ven languidecer sus esperanzas de vida por la desasistencia y desidia del Estado”, advierte.

Varela, paciente en remisión desde el año 2017 y una de las activistas más comprometidas con la reactivación de la dotación de insumos, expone que desde el pasado mes de enero el IVSS ha realizado casi una decenas de reuniones con ONG que asisten a personas con enfermedades crónicas, para articular la distribución controlada de las medicinas que han entrado al país. No obstante, revela que el método no ha mejorado la fluidez de la entrega de los fármacos, por la poca disponibilidad.

“Le entregamos al Seguro Social una data consolidada, verificada, específica de los pacientes que tienen necesidades más urgentes. La idea es que se atienda a todos, pero se debe optimizar la distribución de lo poco que está llegando, que no se quede solo en Caracas y que sea entregado a quien de verdad lo necesita. La ejecución ha sido lenta, una semana se entregan unos medicamentos para muy pocos y luego se suspende por tres semanas más, con todo lo que eso implica para la salud de los pacientes”, alega.


De acuerdo con el registro de la Sociedad Anticancerosa de Venezuela, más del 45% de los diagnosticados supera casi dos años después la primera etapa


Las dificultades para completar los tratamientos inciden el aumento de tasas de mortalidad por esta enfermedad, que como se alerta en las proyecciones de la Sociedad Anticancerosa de Venezuela, supera el 15% interanual en los últimos 24 meses. La organización ha hecho esfuerzos para mantener un registro propio, después de que en el año 2013 el Ministerio de Salud suspendiera la publicación del Anuario de Mortalidad, que solo contiene estadísticas de 1990 a 2013.

“El cáncer para ambos géneros en el año 2013 arrojó un total de 23.121 muertes, lo cual representó una tasa de mortalidad de 82,06 defunciones por cada 100.000 habitantes. Este resultado si lo comparamos con el año 2017, evidenció un claro aumento, ya que se contabilizaron 26.510 personas fallecidas, lo cual representó una tasa de mortalidad de 84,34 defunciones por cada 100.000 habitantes. Todo esto se traduce, porcentualmente, en un aumento de 15% para la mortalidad en 2017”. Esas son las cifras que muestra el Boletín de incidencia y mortalidad del cáncer, basado en los datos del informe pronósticos de la mortalidad e incidencia de cáncer en Venezuela.

En el país, los pacientes con edades comprendidas entre los 45 y 54 años conforman el grupo que históricamente presenta el mayor aumento de nuevos casos desde 2013. Mientras que los que tienen de 55 a 64 años presentan el mayor registro de fallecidos por cáncer de mama, con un promedio de 704 muertes por año desde 2017, datos imposibles de contrastar con estadística oficial por la falta de acceso a la información oficial.

Jesús Barreto A.
Publicado por
Jesús Barreto A.

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