Desde hace 67 años, todos los 24 de junio, Gladys Freites Herrera le rinde culto a San Juan Bautista en Santa Lucía del Tuy, estado Miranda. Bailar ese día, al son de los tambores, es para ella un honor, y aunque esta devoción le costó unos cuantos regaños de su mamá, hoy asegura que valió la pena mantener el fervor por quien tantos favores le ha concedido.
Ese entusiasmo que Gladys siente cada vez que danza frente a la imagen de San Juan tuvo una de sus máximas expresiones el martes 14 de diciembre de 2021, cuando la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, conocida abreviadamente como Unesco, declaró la festividad en honor a San Juan Bautista como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
Ese día Gladys lloró, bailó y cantó mientras su cuerpo se erizaba al conocer la noticia. “Creo que nací con mi sangre sanjuanera y eso me hace muy feliz. Cuando tenía 13 años mi mamá me castigaba mucho porque no le gustaba la parranda, decía que eso era para borrachos y mujeres alegres, así que yo me escapaba cuando ella se descuidaba”, recuerda con picardía Gladys a sus 77 años.
Las festividades en honor a San Juan se celebran a través de diferentes generaciones en los estados Miranda, Vargas, Aragua, Carabobo y Yaracuy, así como en Caracas. Se trata de una tradición que hace honor a las raíces africanas y data desde la época de la colonia. «Si San Juan lo tiene, San Juan te lo da», se escucha entre los cánticos entonados por los devotos durante cada alabanza.
“La hija de una amiga no lograba salir embarazada, incluso tuvo una pérdida que la afectó emocionalmente. Le dije a su abuela que comprara un San Juan, lo colocara en la habitación de la joven y le pidiera con fe. Así nació Mía. Otra petición que hicimos fue cuando una niña nació prematura, sin esperanza de vida. La llevamos a una misa en honor a San Juan, con su bombona de oxígeno ayudándola a respirar, y actualmente tiene 8 años y está sana”, recordó Gladys en conversación con El Pitazo el 15 de diciembre.
En la casa de Gladys todos son devotos de San Juan. Sus siete hijos y su esposo Luis Humberto Mejías (71 años), quien fue bailador-tamborero y hace un tiempo perdió la vista y sus dos piernas a causa de la diabetes, la acompañan cada año cuando ella luce su falda roja y su camisa blanca.
Heliana Dayane Centeno Cisneros, coordinadora de esta parranda de San Juan en Santa Lucía del Tuy
Al igual que Gladys, Heliana Dayane Centeno Cisneros es devota de San Juan. Tiene 25 años unida a este fervor y desde hace una década es la coordinadora de esta parranda en Santa Lucía. “Mi hija nació con problemas respiratorios y se complicó a los tres meses. Hoy por hoy está viva y sana, gracias a San Juan”, asegura Centeno, quien reside en el sector El Jabillo de Santa Lucía desde que nació, hace 46 años.
En Miranda, una de las festividades más destacadas en honor a San Juan se celebra en Curiepe, el primer pueblo fundado por negros y para negros libres en Venezuela, hace 300 años. La imagen de San Juan Bautista en este poblado de Barlovento se caracteriza por ser un niño que es venerado desde que llegó a la población en tiempos de la colonia.
Gladys Freites Herrera, quien, desde hace 67 años, todos los 24 de junio, le rinde culto a San Juan Bautista en Santa Lucía del Tuy
Así como en Miranda, en el litoral central venezolano hubo algarabía por la noticia.
“Lo más resaltante es que se está reconociendo toda la devoción y la manifestación en torno a San Juan Bautista, que aunque es un mismo santo, hay quienes le veneran en su figura adulta, otros al San Juan Niño. Cada zona tiene sus historias y leyendas en torno a San Juan es por eso que es una manifestación de expresión religiosa y popular tan rica en cultura y peso patrimonial”, explica Félix Corro, custodio de la imagen de San Juan Niño de Naiguatá, una de las imágenes más veneradas y visitadas en Vargas, por ser una de las más antiguas, con una tradición que data desde la época de la colonia y de la hacienda Longa España, la más importante de la zona este de Vargas, que congregaba a cientos de esclavos.
Además de Naiguatá, otras 21 cofradías celebraron en Vargas la distinción de la Unesco. Los tambores y cofradías de Chuspa, Caruao, Todasana, Osma, La Sabana, Anare, Caraballeda, Llano Adentro, Montesano, La Soublette, Chichiriviche, Puerto Cruz y Tarmas, entre otras, realizaron celebraciones litúrgicas y toques de tambor durante los últimos tres días y con mayor fuerza entre el viernes 17 y el sábado 18 de diciembre.
“Para nosotros este reconocimiento de la Unesco es muy grande, porque la fe en San Juan es inmensa. Es el santo de los imposibles. Aquí en Caraballeda, hay personas que deben su buena salud al Bautista y por eso no lo dejamos de bailar, de honrar y de repicar tambores como le gusta a él, cada día de su cumpleaños y cuando en su honor sea necesario”, relata Junior Arvelo, integrante de la Cofradía de San Juan de Caraballeda, quienes celebraron este viernes una Misa de Acción de Gracias y el repique de tambor en la plaza Bolívar.
Félix Corro, custodio de la imagen de San Juan Niño de Naiguatá
Con información de Nadeska Noriega y Rosanna Battistelli
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