Los estantes están vacíos cada vez que voy al supermercado al lado de mi casa en South Miami. La parte más desolada es la de las frutas y verduras. El huracán Irma pasó hace tres días y arrasó con los campos de Homestead, el huerto de la ciudad.
Por suerte tenemos electricidad y agua corriente: casi 7 millones de personas quedaron sin luz y en numerosos condados de Florida se recomienda hervir el agua por la contaminación. A diez cuadras, un vecino hace guardia en su casa para alejar a los saqueadores. Abajo, en Ludlam Road, seis formidables bananos, el árbol emblemático de la ciudad, yacen desarraigados en la calle.
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