La actividad turística de la denominada tierra mágica, con una de las mayores reservas naturales de Venezuela, cayó considerablemente en un 80 %, estiman expertos en el área. Espacios naturales e infraestructuras turísticas que fueron emblemas están deteriorados. No existe un plan de recuperación de parte del gobierno desde hace cuatro años

Samuel Cadales es un indígena del pueblo Jivi, de la comunidad Coromoto. Desde el año 2005 hasta 2016 trabajó vendiendo artesanías junto a su madre Eleodora García, en el balneario turístico Tobogán de la Selva. El dinero que ganaba le sirvió para sustentar a su familia y, además, le permitió comprar una moto y equipar su casa.

En las temporadas altas, Carnaval, Semana Santa y las vacaciones de agosto el famoso balneario se llenaba de temporadistas, Samuel proyectaba su cultura en cada pieza que vendía. Relata que fueron años gloriosos para él y también indígenas que llegaban a vender cestas, tazas, carteras, collares, bebidas y muñecos, todos fabricados con materiales únicos y propios de la región.

La suerte de Samuel cambió cuando el Tobogán de la Selva empezó a perder brillo, sus chozas y demás infraestructuras se fueron deteriorando. No hubo inversión para seguir manteniendo sus instalaciones. Los temporadistas dejaron de visitar el gran tobogán natural y la situación lo obligó a buscar otro trabajo.

Desde hace tres años sale todos los días a la avenida Orinoco a vender productos para alimentar a su esposa y su hijo de ocho años de edad. No le molesta que le digan ‘bachaquero’ (trabajador informal).

El caso de Samuel es uno de los 300 indígenas que, según informe de la ONG Fundaredes, dejó de trabajar en esta área para dedicarse a otros oficios por la caída del turismo en Amazonas desde 2017.

Amazonas fue potencia turística nacional e internacional. Habitantes de las regiones más pobladas del país: Distrito Capital, Carabobo, Aragua, Zulia, Lara y Guárico visitaban al estado, así como turistas de Estados Unidos, Alemania, Italia y España, según el último registro de la Secretaría de Turismo del año 2015.

En el año 1998, con la llegada del indígena del pueblo baré Liborio Guarulla a la Gobernación del estado Amazonas, la bandera de gestión fue el turismo. El gobernante destinó un gran presupuesto para remodelaciones de infraestructuras concentrando en Puerto Ayacucho los principales atractivos del estado.

El Tobogán de la Selva, Pozo Azul, Mirador de Monte Bello y el Cerro Perico fueron rehabilitados en el gobierno de Guarulla. Obras que alcanzaron una inversión de 1.200.000 bolívares en 2005, 2006, 2007 y 2008, según el plan de inversión aprobado por el Consejo Legislativo correspondiente a esos años.

Estos lugares se convirtieron en iconos y emblemas luego del triunfo de la representante del estado Amazonas en el Miss Venezuela 2007, Dayana Mendoza, quien fue apoyada y patrocinada por la gobernación como un intercambio para que promocionara, a través de videos, el turismo de la región.

En el año 2008, Mendoza se coronó Miss Universo 2008 y logró catapultar a Amazonas a escala mundial. Extranjeros de Colombia, Brasil, Argentina y Uruguay visitaron Puerto Ayacucho ese año para conocer los espacios naturales proyectados por la reina universal y, sobre todo, buscando una consulta con el chamán Ariel Flores, indígena vidente que vaticinó su triunfo en el concurso internacional.

Abandono estatal

El turismo ha decaído en un 80 % desde 2016, aseveró la técnico en Turismo, Elizabeth Rodríguez, egresada del Instituto Universitario de Tecnología Amazonas (Iutama). “Los espacios turísticos ya no son tomados en cuenta por foráneos. El poco interés del gobierno de retomar las rutas turísticas ocasionó que Amazonas ya no sea visitada en Carnaval y Semana Santa”, recalcó.

La también guía turístico por 10 años señaló que desde la llegada de Miguel Rodríguez a la Gobernación del estado Amazonas en 2017, la situación se ha agravado; las instalaciones de infraestructuras se caen a pedazos por el abandono en las que se encuentran. “No se le ha hecho mantenimiento y se desconoce de alguna inversión”, indicó.

Una fuente consultada en la Oficina de Planificación y Presupuesto del palacio de gobierno reveló: “No existe un proyecto de remodelación ni recuperación de estos espacios”. Solo de dos proyectos de restauración en el centro de la ciudad: la redoma Autana y la plazoleta de la 23 de Enero, por un monto estimado de 2.000 dólares cada uno.

Indígenas desempleados

Por su parte, la exalcaldesa del municipio Atures, Adriana González, dedicada al turismo durante 20 años, afirmó que en Amazonas este sector está en su peor momento. Señaló que el panorama es triste al resaltar que representaba una entrada económica para el estado y, sobre todo, para los indígenas que vendían sus artesanías y proyectaban la cultura amazonense.

González dijo que la falta de inversión y voluntad política está logrando que se pierdan valiosas obras que fueron construidas y remodeladas para atraer a turistas y preservar la verdadera esencia de Amazonas. Enfatizó que los 22 pueblos indígenas están afectados, porque no hay turistas que visiten los balnearios, miradores y plazas para vender sus creaciones autóctonas.

“Aquí ya no se habla de turismo, nuestros indígenas quedaron desempleados, vender sus artesanías a turistas venezolanos y extranjeros significaba proyectar la imagen y cultura del estado a otras latitudes”, comentó González. “El gobierno debe recuperar estos lugares turísticos, porque los indígenas ya no están creando para vender sino mendigando para poder subsistir”, agregó.

Desde inicios de 2020 fue creada la Guardia Patrimonial, organismo dependiente de la policía regional que ingresó a 160 personas para cuidar y preservar espacios turísticos; sin embargo, los funcionarios solo cumplen roles de guardia en instituciones de gobierno. Los lugares emblemáticos continúan sin seguridad.

Gobierno promete recuperación

El titular de la Secretaría Ejecutiva de Turismo de la Gobernación de Amazonas, Víctor Infante, reveló que están en conversaciones con otras instituciones, empresas y cooperativas para crear una institución única de turismo que permita rescatar al sector, a través de propuestas y proyectos que presenten cooperativas turísticas.

Afirmó que, en la actualidad, no cuentan con recursos para recuperar las obras que resultan costosas en estos tiempos de crisis; sin embargo, indicó que trabajan para unificar criterios y buscar una solución para dar respuesta a tantas peticiones del colectivo.

“Reconocemos que hay obras que están en mal estado, pero escapa de nuestras manos. El gobierno anterior no se preocupó en construir buenas obras y ahora pagamos por algo mal hecho, pero asumimos esta responsabilidad”, precisó el funcionario, quien alegó que con la creación del Instituto Único de Turismo puedan recuperar los espacios e infraestructuras que están en abandono.