En medio de la obscuridad del exministro Luis Motta Dominguez, con linternas, velas, fósforos, yesqueros y luces del celular en mano, pasamos de los apagones, a la administración de cargas (ganas de inventarle un sinónimo siniestro a la palabra «racionamiento» que revela toda la incapacidad de un sistema de gobierno). Eso es igual a decir que de Luis Motta Dominguez y el multi ataque imperial, pasamos a la brevedad de Igor Gavidia.
Dos meses. Mucha fe pero ni un milagro; todo lo contrario, un infierno y para muestra lo que viven los zualianos; aquello que utilizó en el 2010 cuando presidía Edelca cuando convocó una actividad llamada «Clamor a Dios por el sector eléctrico nacional», ese fervor, tampoco lo ayudó esta vez.
Muy poquito tiempo, dirá él. Ni Dios le dio otra oportunidad. Maduro menos. Así que más breve que un cuadro colado, como decimos en televisión. Tan fugaz como las idas y venidas de luz, los bajones de electricidad en nuestras casas, el momento en el que el bombillo chino ahorrador se nos quemó, el suiche de la nevera se chamuscó y el fusible se fundió.
Así de rápido vino y se fue. Solo que aquí si hay repuesto. Tenemos nuevo ministro de energía eléctrica y se llama Freddy Britto Maestre. Valiente.
Después de esa seguidilla y en medio de esta crisis estar bajo la luz de ese foco quemante es para valientes, o descarados, o para quien no tuvo más remedio que decir: «si». Sobre él cae la carga, el peso, la brequera completa, toda la responsabilidad acumulada durante 20 años de descuido. ¿Le ponemos una vela a ese santo?.
Queremos que logre la transformación, queremos ver luz. Lo que pasa es que las velas están muy caras y, por ahora, que ponga la vela el nuevo ministro que a él fue a quien lo invitaron a ese entierro.
Deseamos que al menos pueda cumplir el año en el cargo de forma exitosa. Suerte.
