El día llegó, este 30 de abril se realizó la ceremonia de beatificación del Dr. José Gregorio Hernández, el médico de los pobres y siervo de Dios. Citando al profesor Carlos Ortíz Bruzual, docente universitario, filósofo y editor: “Es muy raro que alguien no sepa quién es José Gregorio Hernández, pero tanto o más raro es alguien que sepa quién fue”.
Y es que no hay duda lo que representa para la fe de los venezolanos la figura del oriundo de Isnotú, Trujillo, y que muchos consideran santo, pero ¿quién era José Gregorio Hernández? Ortíz Bruzual, quien es autor del libro “Santa Palabra. José Gregorio Hernández por sí mismo” nos acerca a través de cartas personales que el propio beato escribió, al hombre de carne y hueso que fue el doctor venezolano que está cada vez más cerca de la santidad.
“Fue un hombre público, con una vida civil muy activa como investigador, científico y médico”, señala Ortíz Bruzual. Estudió filosofía antes de graduarse como médico; sin embargo, eso no le impedía ser apegado a la fe religiosa. Intentó dos veces ser sacerdote y uno de sus viajes a Italia para intentar hacer realidad ese anhelo, se convirtió en un escándalo en Caracas. “Era un médico, investigador, profesor universitario de altísimo nivel, una figura importantísima nacional y un día, sin que nadie supiera, se fue a Italia para formarse como sacerdote”, relata el investigador.
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Hablaba varios idiomas, tenía muy buen sentido del humor, le gustaba bailar, tocaba piano y usaba ropa colorida. “Llegó a cortarse telas y confeccionarse algunas piezas de ropa (…) Hubo una época en que la gente veía que salía con ropa que hoy llamaríamos chillona”, refiere el autor del libro.
Si bien Hernández tenía su propia consulta, recorría las calles para visitar enfermos y atender a los más necesitados, concebía la medicina como un servicio social y permanecía de pie cuando atendía a un paciente. “Tenía una consulta privada en la que atendía a todo tipo de gente, pero cuando él visitaba y hacía consultas, nunca se sentaba (…) Él trajo a Venezuela una práctica de la medicina muy distinta a la que había en aquella época, en la que se interesaba por todos los aspectos de la persona”, señala Ortíz Bruzual.
Sus aportes además de la medicina también alcanzan el campo de la filosofía, no en vano y según explica el investigador, además de traer al país todo lo que se necesitaba para instalar un laboratorio de medicina experimental en el hospital Vargas, escribió uno de los primeros libros de filosofía en Venezuela. “En 1912 escribió el libro Elementos de filosofía (…) Hizo viajes de estudio a Francia y Alemania y trajo a Venezuela todo lo que se necesitaba para instalar en el hospital Vargas un laboratorio de avanzada que estaba al nivel de los mejores del mundo”, enfatiza el docente universitario.
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