El pasado 5 de febrero, un bebé falleció en brazos de su madre luego de que la Guardia Costera de Trinidad y Tobago disparara contra una embarcación con un grupo de inmigrantes venezolanos a bordo que intentaba llegar a esas islas. Darielvis Sarabia, quien iba en el bote con su hija de dos años también, recibió un disparo entre el seno y la clavícula, según detalló Orlando Moreno, coordinador de Foro Penal en Delta Amacuro, quien además denunció que la mujer ha sido amedrentada para que desmienta lo que hasta ahora se ha conocido a través de los medios de comunicación.
El defensor de los derechos humanos sostuvo que no es la primera vez que la Guardia Costera de Trinidad y Tobago dispara contra las embarcaciones y resaltó que lo que ocurrió el pasado 5 de febrero debe marcar un antes y un después. “Es una política de xenofobia por parte del Gobierno Trinitario”, agregó.
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Moreno reveló que desde Delta Amacuro salen diariamente entre 6 y 10 embarcaciones hacia las islas, pero refirió que si bien el éxodo es masivo, “es una mezcla de varias cosas”, entre ellas, la trata de personas. Además, a su juicio, el gobierno isleño no garantiza el debido proceso a quienes son detenidos por entrar ilegalmente a su territorio.
El cuerpo de seguridad marítima trinitense justificó la acción, y en un comunicado aseguró que dispararon en defensa propia porque fueron embestidos por la embarcación con venezolanos. También afirmó que “se utilizaron todos los métodos disponibles, incluido el megáfono, la bocina, reflector y bengalas, para intentar que la embarcación sospechosa se detuviera».
El analista internacional y exfuncionario de la Armada Venezolana, Moisés Chocrón, explicó que si bien los cuerpos de guardacostas y la armada de cada país tienen sus propios protocolos, desde su experiencia en el componente militar venezolano, antes de disparar a una nave o embarcación no identificada y que se presume está incurriendo en hechos delictivos, se aplican distintos métodos disuasivos tales como comunicación por radio, parlantes y bengalas y que, en caso de disparar, se debe apuntar a metros delante de la proa y no a la embarcación.
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Chocrón remarcó que, si bien los guardacostas se enfrentan diariamente a delitos en espacios acuáticos, “no se puede abrir fuego contra un buque que no es de guerra y que visiblemente puede estar lleno de civiles”.