Durante más de 90 días Vicente Díaz, Stalin González, Gerardo Blyde y Fernando Martínez Mottola estuvieron propiciando, en Noruega y Barbados, el mejor escenario para la solución de la crisis política, económica, social y humanitaria del país: unas elecciones presidenciales en condiciones justas y verdaderamente democráticas. No pudieron, básicamente, porque el chavismo no honró su palabra de “nunca nos pararemos de la negociación”.
Vicente Díaz, exrector del Consejo Nacional Electoral y miembro de la delegación que estuvo negociando por la oposición ante el reino de Noruega, revela a El Pitazo que, tras la decisión del chavismo de sentarse en una mesa con otros partidos diferentes a los que estuvieron en Oslo, no hay posibilidad de retomar el proceso, aunque admite que un acuerdo es indispensable para el país.
Díaz conoce las dimensiones del CNE y cómo, una institución en condiciones diferentes, con otra dirigencia es esencial para que se pueda hablar de elecciones justas. Precisa que técnicamente es posible hacer un registro electoral adaptado a la nueva realidad del país, en el que los casi 4,3 millones de personas en el exilio, puedan votar.
¿Cómo se puede recuperar la confianza de la gente en la votación y en el sistema electoral?
Haciendo un cambio en el CNE, tanto de los rectores como de las diferentes comisiones. Las comisiones también tienen que ser equilibradas para generar una institución que realmente le sirva a todos los venezolanos y que no esté al servicio de algún partido político. No basta con el cambio electoral, también hay que generar equilibrio en otras instituciones que impactan en el tema electoral. Por ejemplo, quien inhabilita candidatos cuando le da la gana es la Contraloría General de la República. Eso hay que resolverlo. Hay ecosistemas institucionales que están colonizados por un partido político. El nuevo CNE tiene que tomar medidas para recuperar la confianza porque las palabras claves de la democracia: elecciones, participación, negociación, diálogo, se han convertido en malas palabras.
¿Qué alternativas hay para hacer un proceso electoral seguro sin usar sistemas como Smartmatic que ha tenido algunos cuestionamientos?
En Venezuela no hay conocimientos, salvo un grupo reducido que no sabe del tema, sobre el sistema automatizado de votación. Ningún partido está planteando un cambio en el sistema automatizado de votación y con ese sistema ha ganado la oposición y el chavismo. No ha habido inconsistencias sobre los resultados de las máquinas de votación y las auditorias ciudadanas. El cuestionamiento es al equilibrio del poder electoral y al ecosistema institucional que ha permitido, por ejemplo, las elecciones del 20 de mayo. Eso no tiene nada que ver con automatización, sino con decisiones políticas.
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¿Qué cuota o porcentaje representa el CNE en una eventual solución del conflicto político? Por ejemplo, pudiese haber elecciones con el mismo CNE y con observación internacional o quizás cambio de CNE.
El cambio del CNE es fundamental, más allá de la actuación, que desde 2016 ha sido lamentable, es porque funcionan como un espantavotos. Actualmente una parte de las autoridades funcionan como espantavotos porque la sola presencia indica que no son confiables las elecciones. Y ¿por qué no son confiables? Por lo que hemos visto en los últimos procesos: sesgo en el registro electoral; elecciones corporativas (por áreas), como la de la Constituyente, en contra de los principios de universalidad del voto. Hay un rosario de cosas que hacen que un cambio del CNE sea esencial. No suficiente, pero esencial para que en Venezuela se hable de elecciones justas.
¿Técnicamente se puede construir un registro electoral basado en que la gente que está en el exilio, pueda votar? Consideran que no se sabe, con exactitud, cuántos venezolanos han migrado
Es indispensable. Se puede hacer, lo único que requiere es: voluntad política, recursos técnicos y logísticos y la disposición de los ciudadanos a inscribirse. Se tiene que hacer porque hay un cálculo de que han salido 4.3 millones de personas, las cuales la mayoría está en edad habilitada para votar y actualmente en el registro están habilitados unos 105.000. La diferencia es enorme.
Activar el registro electoral y el voto en el exterior de manera sistemática y masiva, es indispensable.
¿Cuál era su trabajo específico dentro de la delegación que representaba a la oposición y a Juan Guaidó ante Noruega?
Era uno de los expertos negociadores.
¿Qué estaba dispuesto a ofrecer el chavismo y cuáles eran sus ofrecimientos?
Con respecto a lo que ellos propusieron, que hablen ellos. Todas nuestras propuestas estaban alrededor de resolver las causas de la crisis de Venezuela. Al final de cuentas no hacemos nada con resolver los síntomas. Los presos políticos son un tema que hay que resolver, hay que pedir por su liberación y era uno de los temas, pero los presos políticos son el efecto de un sistema que cercena derechos políticos. Para que no haya presos políticos debe haber un equilibrio institucional que garantice que a los presos políticos no los utilicen como fichas de negociación. Eso solo se puede resolver atacando las causas del problema. Lo mismo pasa con los inhabilitados. Nuestras propuestas estaban dirigidas a atacar las causas y una de las fundamentales para recuperar la confianza en la economía para recuperar la confianza, salir del régimen de corrupción, era devolverle al ciudadano la posibilidad de dirigir sus destinos; hacer unas elecciones presidenciales reconocidas por el mundo entero. Nuestra propuesta era para el cambio de la realidad terrible que vive el venezolano, para darle estabilidad política e institucional a Venezuela por al menos cuatro periodos constitucionales.
¿Cuáles eran las probabilidades de éxito? ¿El chavismo en algún momento se mostró dispuesto a ceder el poder, a medirse, a participar?
Cuando hicimos nuestra propuesta integral, que incluía elecciones presidenciales en términos muy rápidos, ellos hicieron su contrapropuesta, de la que no hablaré, donde sí aceptaban que Venezuela requería hacer esas elecciones para superar su crisis. Cuando entramos en el terreno en que ya se tenía que concretar, y a pesar de que nos dijeron que no se pararían nunca, abandonaron y se fueron y no regresaron a Oslo. Lo cual nos hace pensar que su política era la misma de República Dominicana que impidió que se firmaran acuerdos. Su fin era un acuerdo que supusiese normalización y no la alternabilidad. Para efectos nuestros no puede haber normalización sin alternabilidad; y cuando decimos alternabilidad no es que se vayan unos para que entren otros, sino darle la posibilidad a la gente de elegir su camino de verdad, verdad. Una disputa justa y limpia por el poder. Si hubiesen estado dispuestos a eso, no se levantan
Entonces, ¿Cuál fue la acción concreta que los hizo pararse?
Ellos dijeron lo de las sanciones, pero en realidad las sanciones las impusieron desde enero. Si hubiese sido eso, entonces no se sientan. Uno de los puntos que ellos pusieron en la agenda fueron las sanciones y si lo pusieron es porque existían. ¿Cómo van a alegar que se paran por eso?. Es una excusa fútil, especialmente cuando decían que así cayeran bombas, Dios aleje todo escenario de fuerza y bélico, ellos no se pararían. Luego alegan lo del tema del Esequibo. Resulta que dentro del punto de soberanía, que estaba en la agenda, nosotros, la delegación democrática, planteó un acuerdo integral que ratificaba la vigencia plena e inalienable de los derechos de Venezuela sobre el Esequibo. Es risible.
¿Qué tanta influencia tenían los países que apoyaban y los que eran detractores del proceso de negociación?
Ninguna. Jamás se discutió nada de eso. El 100% de la discusión estaba sobre los puntos de la agenda.
La delegación que ustedes representan ¿estaría dispuesta a sentarse nuevamente con el chavismo? De ser así, ¿en qué términos y bajo qué metodología?
En este momento no es posible sentarse con ellos (chavismo) porque activaron una mesa con un grupo de partidos. Sabíamos que estaban conversando con ellos y les habíamos dicho: en el momento que ustedes instalen eso con otro grupo de partidos, les deseamos suerte. Sentarse es hacerle el juego al gobierno que quiere hablar de las oposiciones. Los cuatro partidos que estaban en Oslo representan el 95% de las fuerzas opositoras que ganaron en 2015.
¿No ha habido acercamientos recientes ni siquiera con los mediadores?
No. Si ellos (chavismo) están dispuestos a negociar cambio de verdad, que lo demuestren. Si lo que quieren negociar síntomas de la crisis, eso no es con nosotros.
Si no es la negociación, entonces ¿qué viene?
Yo creo que este país indispensablemente requiere un acuerdo. ¿Cuándo? Los acuerdos se logran cuando tienen que llegar. Nadie negocia porque quiere, sino porque tiene la necesidad. Aquí va a haber una negociación cuando el chavismo entienda que debe haber alternabilidad en el poder, que tiene que haber libre competencia, libertad de prensa, equilibrio de poder, respeto a los DDHH, porque si no Venezuela no va a superar la crisis.