Berlín.- Venezuela y Nicaragua son percibidos como los países más corruptos de América Latina (Uruguay y Chile se ubican como los más «limpios»), según un informe divulgado este jueves, 23 de enero, por Transparencia Internacional (TI), que denuncia que la región ha sido incapaz de hacer progresos significativos.
En el terreno internacional, Dinamarca y Nueva Zelanda abren el Índice de Percepción de la Corrupción (CPI), que cierran Somalia, Sudán del Sur y Siria. En esta clasificación la ONG alemana ve un pasmoso número de países con una mejora mínima o nula.
La coordinadora regional para las Américas de TI, Teresita Chávez, lamentó en una entrevista con EFE que América Latina lleve cuatro años atascada, sin registrar mejoras. «Esto demuestra que la región fracasa en la lucha contra la corrupción», argumentó la experta, que relacionó esta situación con las protestas en Chile y Panamá.
A su juicio, la región latinoamericana arrastra retos significativos de líderes políticos que actúan para sus propios intereses a expensas de los ciudadanos. La corrupción, agregó, acaba desgastando a la democracia.
El caso Odebrecht
Teresita Chávez destacó como sintomático de la región el escándalo Odebrecht, uno de los mayores globalmente, que se extiende por 10 países latinoamericanos donde la constructora brasileña entraba a través de «donaciones» a partidos en campaña.
Junto a Uruguay (puesto 21, 71 puntos) y Chile (puesto 26, 67 puntos), tan solo Costa Rica (56 puntos) aprueba entre los latinoamericanos. A continuación se encuentran Cuba (48), Argentina (45), Ecuador (38), Colombia (37), Panamá y Perú (36).
Tras estos países se encuentran Brasil (35), El Salvador (34), Bolivia (31), México (29), República Dominicana y Paraguay (28), Guatemala y Honduras (26). Cierran la clasificación Venezuela (puesto 173, 16 puntos) y Nicaragua (puesto 161, 22 puntos).
En el terreno negativo, la coordinadora regional resaltó el decepcionante caso de Honduras, que acaba de cerrar la Misión de Apoyo contra la Corrupción y la Impunidad en Honduras (Maccih), la preocupante situación de Brasil, donde se han dado nulos avances, y las fuertes caídas en el CPI de Nicaragua y Venezuela.
Estos dos países, agregó, tienen mucho en común: «Muchas grandes violaciones de los derechos humanos, opresión de la oposición, servicios públicos deficientes y acción de gobierno sin consultar a los ciudadanos. En Venezuela el quebranto de la democracia se acerca al punto de Estado fallido«, añadió.
Con optimismo percibió la evolución de Ecuador tras el referéndum y la puesta en marcha de una agencia nacional anticorrupción. «Mejora, pero queda mucho por hacer», explicó.
La financiación de la política
En términos globales, el informe de TI centra sus dardos en «el papel corruptor del ‘gran dinero’ en el financiamiento de los partidos políticos» y destaca la creciente frustración con las prácticas ilegítimas de los gobiernos y la falta de confianza en las instituciones, que considera que erosiona la democracia en su conjunto.
El informe resalta que «las protestas, de América Latina al Norte de África, de Europa oriental a Asia central coparon titulares cuando los ciudadanos marcharon en Santiago (de Chile), Praga, Beirut y otras ciudades para dar voz a su frustración en las calles».
Tras Dinamarca y Nueva Zelanda aparecen en lo alto de la tabla de TI, por orden, Finlandia, Singapur, Suecia, Suiza, Noruega, Holanda, Alemania y Luxemburgo. En el vagón de cola, junto a Somalia, Sudán del Sur y Siria, se sitúan, como los países más corruptos del mundo, Yemen, Venezuela, Sudán, Guinea Ecuatorial, Afganistán, Corea del Norte y Libia.
Entre las grandes potencias, Estados Unidos ahonda su caída tras el desplome de 2019 y se sitúa en el puesto 23 (69 puntos), mientras que China gana dos enteros (41) y avanza 7 posiciones, hasta el puesto 80. Rusia, sin apenas cambios, queda en la plaza 137 (28 puntos).
España gana cuatro puntos con respecto al informe anterior, hasta los 62, y asciende a la trigésima posición desde la 41. La mejora, sin embargo, no le sirve para alcanzar la media europea, situada en los 66 enteros.
Para afrontar la corrupción, TI recomienda reforzar los controles entre los distintos poderes del Estado, blindar los procesos electorales para asegurar la transparencia, limitar la influencia económica en la política, evitar las «puertas giratorias» y fomentar que toda la sociedad pueda contribuir al proceso de toma de decisiones.