Cúcuta.- El concierto Venezuela Aid Live se apoderó de las calles de Cúcuta. Desde el Puente Internacional Simón Bolívar se observa a venezolanos vestidos de blanco, con franelas con la bandera de Venezuela y gorras tricolor caminando por la vía que conduce al Puente Internacional de Tienditas, recientemente llamado «puente de la unidad», unos 10 kilómetros aproximadamente.
El paso fronterizo se mantiene en normalidad a pesar de la advertencia de Nicolás Maduro de cerrar fronteras, pero del lado de Villa del Rosario, conocido como La Parada de Cúcuta, fue encerrada una redoma para el paso peatonal.
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Los taxistas se ubican a unos 100 metros de la salida del puente y ofrecen llevar a las personas, por puesto, a Tienditas en 2.000 pesos. La mayoría prefiere caminar y emprende el camino largo bajo el sol. Algunos llevan termos con agua para su hidratación.
Ventas de franelas en La Parada
Juan Méndez es de San Antonio del Táchira y cruzó a las 6 am a vender. Los precios son de 10.000 pesos las franelas y 20.000 pesos las gorras con figuras sobre Venezuela.
«Vengo a trabajar, pero también lo hago por mi país, por Venezuela. Queremos que pase la ayuda humanitaria, animar al venezolano a venir», dijo.
Unos metros más allá un hombre, que no quiso dar su nombre, llevaba un cuadro en el que había pintado sobre carreteras y montañas a personas caminando, haciendo con ello referencia a los migrantes venezolanos que llegan a pie a diferentes países.
En Tienditas
A lo largo del camino se ve a los aficionados caminar, y ya a un kilómetro del ingreso al puente, donde no se permite el acceso, los vendedores informales se hicieron dueños de la vía.
Ventas de franelas, gorras, lentes, sillas, palos de selfie, pasteles, agua, refrescos, sombreros, pinchos y mangos, entre otro tipo de alimentos y bebidas se observan a lo largo y ancho de la carretera, convertida en un camino de hormigas por la cantidad de personas que se dirigen al concierto.
María Sánchez es de Mérida. Viajó con su familia la noche anterior para vender franelas a 10.000 pesos. Tiene de varios colores, con el mapa de Venezuela bordado. Llevó 60 para comercializar y estaba segura de que a pesar de la competencia las vendería.
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Los selfies y vídeos no faltan en el camino. Los venezolanos, identificados con sus gorras, banderas o franelas, aprovechaban el espacio y la cobertura para ir haciendo fotos para sus redes sociales y familiares.
Pero no todos iban por farándula: María Uzcategui se apostó a las afueras del portón de ingreso con una foto de su esposo, quien desde hace un año sufre una cardiopatía por la que requiere ser operado fuera de Venezuela, pero para ello requiere una visa especial. Viajó 30 horas desde el estado Bolívar, pero su objetivo no fue asistir al concierto, sino pedir ayuda internacional para salvar a su pareja.
Campamento
A kilometro y medio de Tienditas, un grupo de voluntarios venezolanos grita: «Aquí está el campamento donde nos quedaremos para el paso de la ayuda humanitaria. Al salir del concierto no regresen a Venezuela«.
Se trata de un espacio amplio, de grama, protegido por unas rejas, que estaría habilitado para unas 10,000 personas.