Enfermeras, maestros y trabajadores de otros sectores se congregaron este 1° de mayo no para celebrar el Día del Trabajador sino para exigir mejoras salariales y vacunas contra el COVID-19.
A diferencia de varios años atrás, éste 1° de mayo de 2021 no hubo una protesta masiva. La pandemia, la migración y el desgaste natural son algunas de las causas, según consideraron algunos de los asistentes a la sede del Programa de las Naciones Unidad (PNUD), en Caracas.
Victor Márquez, presidente de la Asociación de Profesores de la Universidad Central de Venezuela, abogó por la unidad de los trabajares. “Todos somos necesarios y es indispensable la diversidad porque tenemos un objetivo común: salvar a la clase trabajadora”, indicó.
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Márquez recordó que la Constitución establece que la educación y la salud son esenciales y “éste gobierno pretende acabarlos. No lo vamos a permitir”. Aseguró que seguirán presionando hasta lograr un cambio de gobierno por vías electorales.
Por su parte, José Vicente Rivero, secretario general del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Asamblea Nacional aseguró que este sábado los trabajadores salieron en 18 estados del país a reclamar sus derechos laborales.
Rivero recordó las terribles condiciones laborales en las que se encuentran los trabajadores Venezuela, algo que incluso reconoce la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Por su parte, Ana Rosario Contreras, presidenta del Colegio de Enfermeras del Distrito Capital, exigió que el plan de vacunación sea transparente. Recordó que 522 trabajadores de la salud han sacrificado su vida en un sistema de salud colapsado. “Nos unimos porque una voz es fuerte y todas juntas son poderosas para generar un cambio”, dijo.
Fedecámaras Portuguesa exige este #1May vacunas para todos los trabajadores
Resaltó la “preocupante” migración de trabajadores de la salud porque teme que se llegue a un punto en el que no haya personal para atender la gran cantidad de pacientes a raíz de la pandemia. Rechaza además lo que califica de “realidad virtual” con cifras que no se corresponden y supuestas inauguraciones de centros de salud.
Puso como ejemplo la inauguración de una Unidad de Cuidados Intensivos en la clínica popular de El Paraíso, un centro que no forma parte de los centros que atienden COVID-19, mientras la clínica popular de Caricuao atiende más de 20 pacientes diarios y no cuenta con servicio de agua y tienen más de un mes sin recibir equipos de bioseguridad.
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Para ella, este 1° de mayo los trabajadores deberían estar todos en la calle, sin embargo, cree que muchos están desesperanzados tras 22 años de violaciones a sus derechos. Hace un llamado a la clase trabajadora y les recuerda que la opción no es quedarse callados.
Descalzas como medida de protesta
Un grupo de mujeres decidió salir este 1° de mayo descalzas como símbolo de protestas ante los bajos salarios que perciben los trabajadores. Una de ellas, Leyda Brito, de 64 años, ama de casa y activista política, rechazó que el gobierno pretenda que los trabajadores se conformen con unos bonos y las llamadas bolsas Clap. A su juicio, es indispensable un cambio político.
Maria Arocha tiene 40 años y es comerciante en el estado Portuguesa. Decidió trasladarse a Caracas a protestar, también descalza, por las dificultades que viven los habitantes de la entidad. Señala que la falta de gasoil vulnera la estabilidad laboral de cientos de trabajadores.
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Por su parte Irma Madrid tiene 61 años de los cuales, 21 ha ejercido la enfermería en dos centros de salud de la capital. Su salario equivale a 8 dólares mensuales, es decir 4 dólares en cada una de las instituciones en las que trabaja. “Mi despensa sigue vacía y mis deudas en aumento”, se lamenta al tiempo que cuenta que es hipertensa por lo que gran parte de esos 8 dólares mensuales se van en medicamentos.
A Indira la ayudan sus dos hijos, algo que agradece pero además decidió buscar trabajo atendiendo a pacientes como enfermera privada. Prestar este servicio le ayuda a obtener más recursos. Mientras espera su jubilación en el sector público, confiesa sentirse triste ante su realidad.
Esta no fue la única concentración. Un grupo de maestros también se reunieron en la sede la Organización de Estados Americanos, también en Caracas, mientras otro grupo de trabajadores reclamó en el centro de Caracas. En el Hospital José Gregorio Hernández, conocido como Magallanes de Catia, médicos, enfermeros y obreros participaron en una misa.