Caracas.- Los ricos son más ricos y los pobres son más pobres. Una frase que socialmente se usa mucho y que, en el caso de Venezuela, cada vez es más palpable.
Durante el foro “Prospectivas Venezuela 2021”, organizado por la Ucab, el miércoles 21 de julio, el director del Observatorio de Violencia, Roberto Briceño-León, presentó la prospectiva social en la que resaltó cómo se ha incrementado la desigualdad en el país generando, además, un fenómeno importante: la microdesigualdad.
Estas microdesigualdades ocurren dentro de cada sector y afectan fuertemente la vida cotidiana de todos impactando en lo que Briceño-León llama “solidaridad social” y el comportamiento político.
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Recuerda el sociólogo que Venezuela era uno de los países menos desiguales de América Latina, pero en los últimos años ha habido un incremento notable de la pobreza.
En seis años, según refleja la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (Encuesta Encovi), la pobreza se incrementó en 41 %, llevando a la población al 94 % de pobreza.
Briceño-León califica la situación actual de “dramática” puesto que, aunque se pueda percibir una mejoría en algunos sectores, representada, sobre todo, porque no hay escasez de muchos productos, la realidad es que la brecha entre quienes tienen y pueden con los que no, es cada vez más amplia.
Destacó cinco factores para entender estas desigualdades en medio de la percepción de mejoría:
- -La creciente dolarización del país.
- -El “abismo” entre trabajadores privados que pueden ganar 100 dólares al mes y los públicos que estarían ganando 8 dólares al mes.
- -La dolarización de las remuneraciones, que el año pasado se ubicaba en 17 %, percibía dólares en 2020 y este año, casi la mitad lo percibe o se lo calculan en dólares.
- -Las remesas.
- -Los cambios demográficos: jóvenes están migrando, por lo que la estructura de producción familiar cambia.
“Todo esto genera desigualdad en los extremos y se refleja también dentro de cada grupo. Los más ricos duplican en sus ingresos al que le sigue y triplica al siguiente dentro de su grupo”, explica Briceño-León.
El fenómeno también se traslada a la clase media. En un mismo edificio no todos comen igual, no todos pueden arreglar un carro o algún desperfecto en el hogar.
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Incluso, agrega, se extrapola a los servicios públicos como el agua, el gas o la electricidad. “En el caso de la clase media, aunque esa situación de microdesigualdad no los lleva a una pobreza estructural, sí puede significar una pobreza coyuntural muy marcada que conlleve a desenlaces delicados”, dijo.
También resaltó que en las clases pobres, la reducción de ingresos desde 2014 ha generado sus microdesigualdades, como por ejemplo entre quienes son trabajadores públicos, privados o independientes. Incluso, con quienes reciben bolsas Clap o remesas.
Finalmente, Briceño-León señala que este escenario ha provocado un cambio de expectativas en cuanto a la percepción del Estado paternalista y abre camino al fortalecimiento de la sociedad civil asumiendo sus responsabilidades.
