Desde que reapareció la difteria en abril de 2016, las autoridades del Ministerio de Salud han omitido la obligación de informar sobre el aumento de casos. Transcurrido un año, la información epidemiológica es un “secreto de Estado” y los datos divulgados hasta el momento han sido conocidos por publicaciones de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), incluso el Ministerio de Salud Pública de Cuba.
La enfermedad, causada por la bacteria Corynebacterium diphtheriae, comenzó a propagarse desde el estado Bolívar que, actualmente, es la entidad que registra más casos sospechosos. Las autoridades sanitarias, tanto nacionales como locales, en principio, negaron la existencia de la enfermedad y, al paso de las semanas, informaron sobre la incidencia de personas infectadas. Aún, para ese entonces, el Ministerio de Salud mantenía bajo llave los boletines epidemiológicos.
Tras siete meses de registrase los primeros casos y fallecimientos por difteria, la Organización Panamericana de la Salud publicó una alerta el 16 de diciembre de 2016 en la que confirmó que en el país se diagnosticaron con la enfermedad apenas 20 personas. Días antes de la divulgación de este boletín, la Sociedad Venezolana de Salud Pública y la Red Defendamos la Epidemiología Nacional había indicado que el número de afectados acumulaba hasta noviembre de 2016 a más de 300 casos, según las cifras oficiales no publicadas que obtuvieron por fuentes del despacho de Salud.
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