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lunes, 25 noviembre, 2024
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Enrique Aristeguieta Gramcko: “Es deber de la FAN intervenir en la restitución de la democracia”

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Caracas.- A sus casi 86 años, el abogado y miembro de la junta patriótica que luchó contra Marcos Pérez Jiménez, Enrique Aristeguieta Gramcko, solo tiene la expectativa de que Nicolás Maduro salga del poder “al riesgo que sea”. Al cumplirse 61 años de la caída de la dictadura, este 23 de enero, el dirigente político señala que hay suficiente fuerza popular y apoyo de la comunidad internacional para recuperar el orden democrático, solo hace falta el quiebre de la Fuerza Armada Nacional y más dureza en el parlamento para actuar contra la ilegalidad y apartar el oxígeno que intenta preservar el gobernante.

Desde que se instaló la Asamblea Nacional en 2015, Aristeguieta Gramcko ha sido muy demandante y crítico frente a sus decisiones, porque considera que los diputados actúan como si en Venezuela imperara el Estado de Derecho. Recuerda que cuando surgió esta junta patriótica para enfrentar a Pérez Jiménez, los dirigentes políticos arriesgaron la vida y su permanencia en el país.

Precisamente, este martes 22 de enero, la Asamblea Nacional conmemoró la caída del dictador. El dirigente acudió en calidad de invitado y, desde el palco del hemiciclo de sesiones, emplazó a los parlamentarios a asumir los peligros que implica encarar a “los que quieren aferrarse en el poder”.

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Ese ha sido el mayor acercamiento que ha tenido con la junta directiva de la AN, que se juramentó el pasado 5 de enero. A pesar de que Juan Guaidó le hizo saber, a través de otros dirigentes, que deseaba conversar con él y conocer su punto de vista, este encuentro no se ha materializado. Aristeguieta Gramcko tiene la hipótesis de que sus recomendaciones no pudieran servir a la oposición, debido a que está en desacuerdo en “convivir con el enemigo”.  

Tampoco comulga con la idea de sentarse a negociar con Maduro y sus funcionarios; ni siquiera lo pensó con Chávez: “nunca quise nada con esos resentidos, llenos de rencor y odio, que no tienen ningún gesto de grandeza”.

De las conversaciones que ha sostenido con otros dirigentes políticos de oposición, infiere que la Asamblea Nacional posee un plan muy bien estructurado para regresar a la constitucionalidad; no obstante, el reto está en lograr el propósito, que es la transición.

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Sobre Aristeguieta Gramcko pesa un procedimiento judicial por instigación al odio, luego de que el Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional irrumpiera en su residencia el 2 de febrero de 2018 y lo trasladara al Helicoide con el objetivo de “hacerle una entrevista”. En enero del año pasado, introdujo una demanda ante el TSJ en el exilio para solicitar la nulidad de las elecciones presidenciales de 2013 debido a que Maduro tenía nacionalidad colombiana. Hasta ahora, los funcionarios del Sebin no le han devuelto sus teléfonos celulares ni la cartera con su documentación y dinero en efectivo.

-Se cumplen 61 años del derrocamiento de Marcos Pérez Jiménez. ¿Usted siente un espíritu similar al del 23 de enero del 1958?

R: Yo he percibido un estallido de entusiasmo estos días, incluso superior al del 58, porque Venezuela es muy grande; en todos los estados ha habido movilización. El 23 de enero de aquel año, hubo movilización en Caracas y el interior se sumó después. En ese momento la Fuerza Armada Nacional no estaba monolíticamente unida a Pérez Jiménez y hasta el 9 de enero del 58, los venezolanos le tenían terror a Pedro Estrada, director de la Seguridad Nacional. Pero el 21 de enero, cuando se convocó a la huelga general, que fue a petición de los militares, la gente comenzó a perder el miedo. Es la primera vez en la historia de Venezuela que la gente toma las calles primero que los militares.

Esta vez yo veo que no hay miedo y que existe una gran esperanza, un gran entusiasmo, pero me dolería mucho que los ciudadanos se sintieran defraudados después. Si la oposición no llena las expectativas, traerá una desilusión. Yo quisiera que tuviera éxito.

-Además de los cabildos encabezados por la oposición, que ha contado con gran convocatoria, se produjo recientemente un alzamiento militar, específicamente por parte de la Guardia Nacional. ¿Se parece este escenario al del 57-58?

R: No lo creo. Se parece en algunas cosas. Era una dictadura, como ahora. Pérez Jiménez no se quería ir, se inventó un plebiscito y no fue sincero. Eso también ocurrió ahora. Lo que pasó este 22 de enero fue un conato de unos guardias aparentemente, pero no había ningún oficial allí. El golpe de enero del 58 se da con oficiales superiores, no fue la tropa. Fue una situación dirigida con una oficialidad comprometida.

No sé si en estos momentos hay un acercamiento entre la oposición y los militares. Y si lo supiera, no te lo diría.

– ¿Cuál debería ser el camino que debería tomar la oposición en este momento?

R: Yo creo que al gobierno hay que retarlo, hay que correr el riesgo de que se cometan más atropellos, una cosa que la Asamblea Nacional no ha querido hacer estos años. Arriesgarse a que los disuelvan, a que los metan presos, eso tiene un precio político interno y externo. El que está en política tiene que estar dispuesto a asumir sus riesgos. Tú no puedes enfrentar a un gobierno [como este] con los mismos métodos con los que se enfrenta a los gobiernos en democracia, porque se van a reír de ti. Se ha debido ser más duro, al riesgo que sea, sobre todo ahora que es un régimen tan malo, corrupto e inútil.

– ¿Cómo percibe al presidente de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó?

Los adecos frente a Pérez Jiménez tuvieron otra actitud; lo enfrentaron, incluso cuando estaban ellos solos y pagaron eso con cárceles, muertes, exiliados, pero al final Rómulo Betancourt fue el primer presidente de la democracia. Si hubiesen buscado una coexistencia con Pérez Jiménez, otro gallo hubiese cantado.

R: Yo creo que Guaidó es un engranaje de todo un movimiento. Yo creo en su buena fe, me parece una persona decente, genuina, y en parte el auge de su popularidad se debe a que es una cara nueva, fresca, y no lo pueden acusar de ningún desvío. A él le tocó, porque el destino es así, ser el presidente de la cámara, y Dios quiera que le termine saliendo todo bien.

– ¿Qué le pediría a Guaidó? ¿Debería juramentarse como presidente transitorio este 23 de enero?

R: Que asuma, es lo que la gente de Venezuela quiere; que corra el riesgo, que la dictadura cierre la Asamblea Nacional y aprese a los diputados. Ahorita tenemos a toda la comunidad internacional a nuestro favor. Los que están mal son ellos (el oficialismo) porque están divididos, peleados, llenos de recelos, con miedo, porque ponen un pie en Curazao y se los llevan presos.

¿Por qué Guaidó no se juramenta frente al pueblo, con un juez valiente? Para salvar el país hay que inventar lo que sea.

El padre Ugalde, a quien admiro mucho, dijo que si Guaidó asumía la presidencia sería un usurpador. Eso no es así, usurpador es Maduro.

– ¿Usted considera que la actuación de la Asamblea Nacional le permite cohabitar con Maduro?

R: Hay partidos de la MUD y del Frente Amplio que obviamente han estado colaborando y cohabitando con el régimen. Por supuesto, eso les da aliento. A este régimen hay que sacarlo como sea. Tratar de ser comprensivo con ellos lo que logra es envalentonarlos más.

A edades como la mía hay que ser realista. Yo no quisiera morirme con Maduro en el poder.

– ¿Usted ha tenido la oportunidad de leer los adelantos de un proyecto de ley de estatuto para la transición que plantea la Asamblea Nacional?

R: Mientras esta gente esté en el poder no se puede hacer nada porque lo van a impedir. Hay que salir de ellos primero para ir a elecciones después. Lo lógico es que las Fuerzas Armadas intervengan, es su deber. No solamente están para defender la patria frente a una agresión extranjera, que ha ocurrido y no han hecho nada. Tienen la obligación, en ejercicio de autoridad y con armas para ejercerla, de reponer la vigencia plena de la Constitución. Ellos están más obligados que tú y yo, que somos civiles.

– ¿Cómo interpreta los artículos 233 y 333 que invoca el parlamento para restituir el orden democrático?

R:  El artículo 333 debió aplicarse desde comenzaron los fraudes electorales. Allí se establece que, si la Constitución dejare de aplicarse por acto de fuerza o por otro medio no previsto en ella, todo ciudadano tiene el deber de trabajar en el establecimiento de su vigencia, y no dice cómo; si es convocando a elecciones. No, todo el mundo tiene que hacer lo imposible, lo que sea para salir de una dictadura, y eso es constitucional.

Ahora, más inconstitucional que la asunción de Guaidó a la presidencia, que lo ordena el 233, es que el parlamento pretenda asumir las competencias del Ejecutivo. Eso no tiene ni pies ni cabeza. Que me expliquen cómo se hace eso.

– ¿Por qué usted no cree en un proceso de diálogo o negociación?

R: Con el diablo no se dialoga.

– ¿Ni siquiera para que se vaya?

R: Es que no se va a ir. Lo que te ofrezca el diablo será mentira.  

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