Pocos meses antes de que comenzara la pandemia, nuestro equipo de El Pitazo en la calle había logrado poner en práctica, exitosamente, uno de nuestros canales preferidos de interacción con la audiencia: los encuentros cara a cara, en las comunidades, para conversar sobre los problemas de la gente y encontrarles soluciones. Esas reuniones comunitarias con expertos fueron bautizadas como Un café con El Pitazo.
Empezaron a llamarnos de todas partes del país para organizarlos. Luego, ocurrió lo que sabemos: la COVID-19; el confinamiento y la escasez de gasolina. Nuestro equipo de El Pitazo en la Calle afrontó, entonces, uno de sus mayores retos: continuar llevando Un Café con El Pitazo a las comunidades, pero cumpliendo con la recomendación del distanciamiento físico.
¿Cómo logramos realizar unos encuentros que llegaron a los 24 estados de Venezuela? ¿Qué hicimos para cruzar las fronteras de Latinoamérica y conectar con personas de Europa? ¿Cómo fue posible reunir a más de 5200 personas? Cuando inició la cuarentena en Venezuela, en El Pitazo nos planteamos dos opciones: parar en seco las actividades de El Pitazo en la Calle o buscar alternativas para unos encuentros que, hasta el momento, habían sido presenciales. La pandemia lo cambió todo.
Rena Camacho, gerente de El Pitazo en la calle, cuenta que cuando anunciaron el primer caso de COVID-19 en el país, ella y su equipo estaban impartiendo un taller de periodismo móvil para infociudadanos en Petare. Ese viernes, 13 de marzo de 2020, uno de los anuncios por parte del Gobierno fue la prohibición de reuniones. La nueva medida generó incertidumbre.
“Pasé ese fin de semana pensando: ¿Qué vamos a hacer ahora?”, recuerda Rena, quien desde hace un año asumió la gerencia de El Pitazo en la Calle, trabajo que implicaba el contacto directo con la gente: reunir personas, realizar talleres, conversatorios y encuentros en escuelas, salones, casas o en las calles de diferentes comunidades de Caracas y de varios estados de Venezuela.
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En un contexto social de crisis y desinformación, con la pandemia como una nueva amenaza, los foros y talleres cobraron mayor valor, porque facilitan el aprendizaje, abordan temas sociales y ayudan al ciudadano a construir soluciones y certezas en medio de la incertidumbre. Por eso, nuestra decisión fue continuar, pero el confinamiento no era el único problema.
Para seguir con las actividades era necesario plantear una solución innovadora, que fuera de fácil acceso para las personas con mayores problemas de conexión y que permitiera reunir a los interesados en un espacio seguro.
Rena explica que estudiaron las plataformas con las que mejor se relacionaban con los grupos y trataron de ponerse en los zapatos de la gente que ya habían conocido gracias a los talleres y conversatorios. “Todas las personas a las que habíamos alcanzado, hasta el momento, usaban WhatsApp”, dice Camacho. Fue así como llegó el momento eureka.
Aprovechar la herramienta de mensajería que ya conocían y la experiencia de interacción previa con los infociudadanos le permitió al equipo plantear la solución: Whatsapp sería la nueva plataforma para realizar los conversatorios de Un café con El Pitazo. A partir de allí, se diseñó el primer forochat. Sería un proyecto piloto, pero no iba a descuidarse ningún detalle. Tardaron un mes en organizar el primer encuentro virtual.
Para el momento en que el encuentro tomaba forma, el Ministerio de Educación realizó unos anuncios relacionados con la educación a distancia y eso produjo incertidumbre. Entonces, se tomaron en cuenta dos opciones de temas: la economía después de la pandemia y la educación a distancia, en cuarentena. Ambas temáticas se sometieron a votación en las redes sociales de El Pitazo. El público votó por el de la educación a distancia.
Para terminar de concretar la primera edición de los forochats, el equipo contactó con la profesora Luisa Pernalete, experta en educación, para que fuera ella quien ofreciera sus valiosos conocimientos sobre el tema.
La promoción del primer forochat comenzó el 14 de abril y, en dos horas, se llenaron los 256 cupos para participar. El éxito del proyecto piloto fue tan rotundo que hubo que organizar un segundo encuentro con la profesora Pernalete.
Los comentarios de agradecimiento y la gran cantidad de dudas respondidas por los expertos en los eventos son, también, prueba de lo relevante que es este experimento para nuetra comunidad de lectores.
Hasta la primera quincena de agosto se han realizado 26 forochats, para los cuales se han habilitado 10 grupos de WhatsApp, que se mantienen activos. A medida que van quedando cupos libres, se realizan nuevos forochats en estos mismos grupos con la finalidad de mantener activos a los integrantes.
Para la elección de los temas se hace una consulta a los 10 grupos de Whatsapp ya creados en los forochats. De esa forma se abordan temas cercanos a la realidad de los venezolanos.
Imagenes: Preguntas de los participantes en el forochat sobre trata de personas:
Pedro Reyes, quien forma parte del equipo de El Pitazo en la Calle, detalla que han tenido participantes de los 24 estados de Venezuela y, también, personas de otros países, principalmente Chile, Argentina y Perú. “También hemos registrado personas de Colombia, Ecuador, Francia, Canadá, Estados Unidos y España”.
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Raisa Urribarri, periodista, investigadora y profesora emérita de la Universidad de Los Andes, participó en el último forochat, realizado el viernes 14 de agosto, sobre los bloqueos digitales y la censura.
Sobre el encuentro, dijo: “La actividad promovida por El Pitazo, que puso en relación a expertos en tecnología y a periodistas, me pareció de suma utilidad. Sabemos que el auge de los medios digitales en Venezuela se produjo por la asfixia provocada por el gobierno al sistema tradicional de medios, pero así como Internet ha servido como una válvula de escape de la censura, asimismo el gobierno ha intensificado su control de ese entorno”, afirma Raisa.
Angela Charles, lectora de El Pitazo, cuenta que participar en los foros digitales “es como tener un servicio VIP para conocer el quehacer de especialistas en temas variados”. Mientras Sorelis Gómez, otra lectora, comenta desde el municipio Ribero, estado Sucre, que gracias a su participación en distintos forochats, ha podido sobrellevar y manejar con fluidez el confinamiento con su hijo, que padece de síndrome de Asperger. Explicó que uno de los encuentros virtuales más provechosos para ella fue el foro en el que se dieron una serie de recomendaciones para manejar el estrés y la ansiedad en el núcleo familiar.
César Batiz, director de El Pitazo, agrega que con la experiencia de los forochats, el equipo de El Pitazo en la Calle entendió la necesidad de no parar. Destacó que esto de buscar una alternativa ante la adversidad es un ejemplo de cómo la innovación, que forma parte del ADN de este medio de comunicación digital, es una respuesta efectiva en contextos difíciles.
“Esta iniciativa nos ha permitido tener un alcance mayor y amplía enormemente las posibilidades de ayudar a la gente que está en la frontera o en lugares remotos, a los que de forma presencial, difícilmente, hubiésemos podido llegar”, concluyó.
Quienes hacen posible El Pitazo en la Calle se sienten orgullosos de haber logrado tanto en medio de una situación tan adversa y tienen como objetivo llegar a muchos más lugares de forma presencial, cuando termine la pandemia. Así, las comunidades más vulnerables tendrán la oportunidad de aprender de expertos y buscar soluciones.
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