Margarita.- Para los habitantes de la ciudad de Porlamar, en la isla de Margarita, cada día la calidad de vida se va desmejorando debido a las constantes fallas en la prestación de los servicios públicos. Quienes viven en Ciudad Cartón, dentro de esta jurisdicción, manifiestan que su cotidianidad ha cambiado en los últimos meses producto de la lucha que a diario tienen que enfrentar para poder contar con gas y agua.
Según Isec Natera, habitante de esta localidad, es triste ver cómo los hombres, mujeres y niños dejaron la tranquilidad de su hogar para tomar casi a diario las calles y protestar con sus bombonas, ya que no cuentan con el despacho o la venta de los cilindros como en años anteriores.
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«Aquí ya no hay tiempo para estudiar, trabajar ni descansar, pues sin luz, sin agua y sin gas no se puede vivir y por eso nos unimos y cerramos las calles, ya que es la única forma de que las autoridades se compadezcan de ver lo que estamos sufriendo”, aseguró.
Con respecto al suministro de agua, también esta población padece la carencia del servicio. “A veces pasamos hasta dos meses sin agua, y cuando llega no viene con claridad sino sucia; entonces tampoco tenemos garantía de poderla consumir, porque tememos enfermarnos”, dijo Natera.
Por su parte, Febrina González lamenta que a sus 80 años esté pasando trabajo cuando debería descansar. “ Yo no pensaba que durante mi vejez me iba a tocar vivir una crisis como esta y mucho menos ver a mis nietos sufrir por la falta de alimentos y el alto costo de la vida. Por eso aplaudo de pie lo que ustedes como jóvenes están realizando en las comunidades para mostrar toda la realidad e informar de manera oportuna”, manifestó al referirse a la ONG Juventud Insular, tras culminar una proyección de las noticias más importantes en Venezuela y así romper con la censura que actualmente existe en los medios tradicionales.
Igualmente, Eucaris Fernández coincidió en la importancia de la participación ciudadana para exigir el respeto a los Derechos Humanos y a las autoridades nacionales la garantía de una calidad de vida con buenos servicios.
“Considero que estas jornadas de Juventud Insular nos dan herramientas claras de cómo exigir nuestros derechos constitucionales y humanos, que cada día están siendo violados bajo el silencio de una sociedad que quizás por desconocimiento y temor no exige lo que le corresponde”, indicó.