Maturín.- La anarquía sigue siendo la principal característica del transporte público en Maturín. La denuncia es de los usuarios que van hacia el centro, norte, este y oeste de la capital de Monagas. Hacen un conteo y coinciden con que el precio del pasaje ha aumentado seis veces este año.
Vanesa García sacó la cuenta, es pasajera frecuente de la ruta 14, que va hacia Los Cortijos, parroquia Las Cocuizas. Recuerda que a principios de año «los transportistas comenzaron cobrando 1 bolívar soberano, después 5, 10, 20, 50 y ahora 100″.
Todos los ajustes han ocurrido sin que la Alcaldía de Maturín le ponga un freno, asegura. Cada aumento le descuadra su presupuesto semanal.
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La joven estudia en la Universidad de Oriente (UDO), campus Los Guaritos, y no goza de tarifa preferencial, porque desde mediados de 2018 los autobuseros dejaron de aceptarla.
«Esto es una cadena y los más afectados somos los que estamos a pie», menciona. Pedro Quiroz, pasajero de la ruta 26, afirma que el aumento de 70 bolívares soberanos no se respeta.
«Aquí los choferes se burlaron de eso así como lo hacen de los supuestos fiscales de la alcaldía, quienes una vez salieron a verificar el precio del pasaje y no hicieron nada cuando supieron cuánto estaban cobrando», refiere.
Los continuos incrementos han hecho que muchos decidan salir de casa cuando es estrictamente necesario, como Yusmari Ramírez. Tiene dos hijos y este lunes, 18 de febrero, salió de La Cruz hasta el centro porque debía hacer una diligencia. Para ella no es rentable salir todos los días hasta el centro cuando en su comunidad tiene todo cerca.
Hacia La Cruz hay transportistas que cobran hasta 200 bolívares soberanos. «Allá tenemos abastos chinos y hasta un hospital. Entonces, es preferible caminar allá mismo o pagar un pasaje corto si se va a comprar comida. Me sale mucho más caro venir al centro», explica esta ama de casa.
Liliana Martínez, vendedora de naranjas, opina igual; de hecho, camina a diario desde su casa hasta la avenida Bicentenario para instalar su puesto. No está tan lejos, es en Alto Guri a unas 10 cuadras hasta la intersección de las avenidas Libertador, Bella Vista y Bicentenario, donde está su puesto ambulante.
Caminar es su primera opción incluso cuando debe ir al mercado de Los Bloques los fines de semana; sale a las seis de la mañana y llega a las siete. «Yo solo pago un pasaje cuando es necesario», dice.
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