Clarines.- Habitantes de 18 comunidades ubicadas en la población de Clarines, al oeste del estado Anzoátegui, cuentan al equipo de El Pitazo la odisea que han vivido durante dos meses para poder recargar sus cilindros de gas doméstico.
A tempranas horas de la mañana de este miércoles 22 de julio, decenas de personas salieron de sus hogares y fueron hasta los galpones donde distribuyen los cilindros, pero al finalizar la tarde solo unos pocos pudieron lograr el objetivo.
Desde finales de mayo las oportunidades para adquirir gas doméstico en el municipio Bruzual comenzaron a acortarse y a dar paso a la reventa del combustible, que actualmente vendedores informales han comenzado a comercializar en Bs. 400.000, mientras que en los distribuidores este se adquiere en Bs. 140.000.
Aura Martínez es una lugareña que recorre con regularidad las calles del pueblo con dos bombonas al hombro para adquirir el cilindro a precio regulado, y asegura que la mayoría de las veces regresa a sus casas con las manos vacías.
HABITANTES DE CLARINES AMANECEN EN COLAS PARA COMPRAR BOMBONAS DE GAS
“Este jueves (23 de julio) hice tres colas y no pude comprar gas porque los pocos cilindros que vendieron los distribuyeron a las personas que supuestamente se habían anotado en una lista que llevaban en la casa del Psuv. Madrugué, pero regresé en la tarde con los cilindros vacíos”, contó.
Se ha hecho frecuente ver a decenas de personas madrugar en colas para intentar comprar el gas; sin embargo, esto no es garantía a la hora del despacho, pues según cuentan, han dado prioridad a los revendedores porque aparentemente pagan un poco más por el producto.
Algunos, como Antonio León, han optado por improvisar fogones en el patio de sus residencias y de esa manera garantizar la preparación diaria de alimentos, pero el humo se ha convertido en enemigo para quienes sufren de afecciones respiratorias.
Los habitantes de 18 comunidades en la zona oeste del estado Anzoátegui claman a las autoridades por una explicación al respecto y supervisión en los galpones donde se distribuyen los cilindros. Aseguran que en dos meses los revendedores se han apoderado de las recargas sin importar que personas de la tercera edad también amanezcan en cola para intentar recargar.
