Los pequeños no perciben ninguna clase de vitaminas, por lo que su salud está en riesgo. Foto: Marinelid Marcano
El Tigre.- La crítica situación económica que hay en el país se evidencia en las condiciones en las que se encuentran las familias en los sectores de los diferentes estados. En El Tigre, en el sur de Anzoátegui, hay palpables ejemplos de grupos familiares en estado de precariedad, concretamente por desnutrición en niños y adultos. Uno de estos grupos está en la calle San José del sector 5 de Marzo, en una humilde vivienda habitada por una pareja y cinco pequeños, de diez, ocho, seis, cuatro y dos años de edad, que presentan un cuadro de desnutrición.
El padre de los niños, Leonardo Sánchez (nombre usado por la fuente para ocultar su verdadera identidad por temor a represalias) contó que es exfuncionario de la Policía Municipal de El Tigre y que por denunciar un caso de estafa fue despedido. “Desde entonces no he podido conseguir empleo. A pesar de que me fui a Brasil y logré trabajar un tiempo, me tuve que regresar. Ahorita cuido a mis hijos mientras mi esposa trabaja en las cuadrillas de limpieza de la Alcaldía”, declaró.
El hombre, de 45 años, también tiene signos de desnutrición y aseguró qué hay días en que solo comen una vez, y hay otros en que no comen. “Siempre tratamos de que los niños, por lo menos, coman una vez, pero están muy flaquitos y no tenemos para darles suficientes alimentos y eso nos tiene mal”, afirmó.
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En la vivienda, que pertenece a la madre de Sánchez, no hay cocina ni nevera y lo poco que consiguen lo cocinan con leña. Tampoco cuentan con una buena iluminación en la casa, porque carecen de sócates y cables.
Los tres niños mayores casi no asisten a la escuela porque no tienen cuadernos ni lápices y porque tampoco tienen qué comer. A esa situación se le suma que el niño de ocho años y una niña de cuatro años tienen estrabismo, condición visual que nunca les ha sido atendida.
La carencia de ropa y hasta de higiene personal está presente en los niños. “No tenemos con qué comprar detergente o jabón para lavarles la ropa o lavarles el cabello. Ellos no tienen ni cama. Por lo menos el varón duerme en un chinchorrito, las tres niñas mayores se acomodan en una camita que está toda remendada y la pequeña duerme con mi esposa y conmigo en otra que ni colchón tiene”, contó Sánchez.
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El hombre asegura que tiene miedo de que le pase algo, pues después de su salida de la policía ha recibido amenazas, pero solo espera conseguir un empleo que le permita mantener a su familia.
También espera que lo ayuden con la atención médica para sus hijos que presentan retardo, tanto en el peso como en crecimiento. El padre de los pequeños relató su historia durante una Notichicha que realizó la ONG Aprender Haciendo en alianza con El Pitazo, en el sector 5 de Marzo, el segundo fin de semana de noviembre.
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