Clarines.- Los gritos de tres niños alarmaron a los habitantes del sector Caramiche, zona oeste del estado Anzoátegui. Una serpiente cascabel se les atravesó en el camino y pedían a los vecinos que los auxiliaran. Sentían temor de ser atacados.
Es la primera vez que en esta comunidad encuentran una culebra de esta especie, que es considerada como una de las especies más peligrosas en el mundo: su veneno destruye los glóbulos rojos de la sangre, entra a los vasos sanguíneos para afectar al tejido corporal y a la circulación, detalla el portal web faunia.es.
Los habitantes del sector Caramiche aseguraron a El Pitazo este 29 de septiembre que antes era común conseguirse en el camino a las traga venados, pero no cascabeles, que de acuerdo con el portal Historia Natural, es una de las tres serpientes más venenosas en Venezuela: la tigra mariposa y las mapanare, son las otras dos.
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Freddy Guachacuto es uno de los moradores de esta población y contó que el hecho ocurrió la noche de este martes 28 de septiembre, en la calle principal del sector. Los niños regresaban a sus casas cuando se toparon con el animal, que en el caso del oriente venezolano es más común observar al sur de Monagas y Anzoátegui.
“La cascabel estaba en el medio de la vía y los niños venían con un representante de buscar la bombona de gas que le habían vendido en el consejo comunal. Se sintieron indefensos. Las maracas de la cascabel se escuchaban. Mi papá salió con un palo y la mató, luego la lanzaron al canal”, refirió Guachacuto.
Su vecina Lisbeth Moreno considera que la oscuridad del sector facilita la aparición de este tipo de reptiles. Resulta que durante este año 2021, los vecinos han solicitado en reiteradas oportunidades, a las autoridades de la zona, la sustitución de los bombillos que se han quemado en los postes de alumbrado público.
“Estamos rodeados de lagunas y maleza, no podemos esperar menos de esta oscuridad. Los animales van recuperando terreno en medio de la oscuridad. Necesitamos desmalezamiento, alumbrado y fumigación”, recalcó el ama de casa.
Los habitantes de esta comunidad, en la que hay unas 180 familias, se sienten en el olvido y temen a que algún reptil ataque a los niños o adultos mayores de la comunidad, pues la oscuridad les impide ver la vía que transitan.