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Un Casanova que se hizo el willy

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ENTRE VOS Y YO

Marlene Nava Oquendo

A primera vista lucía sociable, de ademanes amistosos. Pero luego descubres que es el mismo personaje que una mañana se presentó, forrado de negro, comandando una cuadrilla de unos 15 motorizados armados y amenazantes para evitar reuniones «molestas» mientras Maracaibo se desbordaba sobre la avenida 5 de Julio en apoyo a Guaidó.

Y quizás porque tiene mucho de cierto aquello de que en el país de los ciegos el tuerto es rey, en agosto de este año Willy Casanova no tuvo contendores en la lucha interna del Psuv para alzarse, una vez más, con la candidatura (replay) a la Alcaldía de Maracaibo con un 90% de los votos.

“¿Noventa por ciento? ¡Dame razón!”. Los maracuchos no dábamos crédito. Y es que William Jackson, tras cuatro años de gestión a punto de cumplirse, solo ha dejado un mostrario de colores en todo el centro de Maracaibo, despoblado y sin alma, con las santamarías dramáticamente desmayadas sobre los pisos sin huellas; unas cuantas luminarias en ciertas plazas y la destrucción de lugares íntimamente ligados a la ciudad y su esencia, como la plaza Sucre, que escoltó por más de 100 años el Hospital Central Doctor Urquinaona.

Gremios, vecindades, urbanizaciones y grupos comunitarios se quejan del caos que abraza su cotidianidad. Y de hecho, su campaña electoral transcurre en medio de apagones que superan las seis horas al día, fallas en el servicio de agua potable, fluctuaciones eléctricas y acumulación de basura. Ah, y la crisis hospitalaria.

Este drama le es ajeno. Y como si se dirigiera a otro público, el 22 de febrero de este año, por ejemplo, aseguraba que Maracaibo tenía 95% de efectividad eléctrica, mientras que sus habitantes veían morir a diario neveras, televisores, computadoras tras las sobrecargas que sobreviven a los constantes apagones.

Los flancos de su gestión de gobierno habían sido definidos desde el inicio: la basura, el agua, la seguridad y el transporte “como los problemas para atender en la inmediatez”, según sus palabras. Así concebido, su ejercicio se inició con la creación de una empresa mixta llamada Recimara, que además de recolectar la basura, estaba destinada a reciclarla para su venta. Según sus cuentas, el monto de la inversión inicial fue de más de dos millones de dólares en la adecuación de espacios para la recicladora.

Además, reseña la adquisición “de 32 equipos para la limpieza y recolección de los desechos sólidos en Maracaibo, entre ellos: 13 camiones compactadores, cinco camiones Minimatic, tres gandolas y 12 motos recolectoras de basura”, ahora en manos ajenas y de uso familiar. Se desconoce el destino de esta empresa y de tales inversiones. Pero la basura invade la ciudad. Y con ella toda clase de alimañas, como ciempiés, cucarachas y ratas.

Otra “acción contundente”, en palabras oficiales, fue la llamada intervención del centro de Maracaibo y su casco histórico. Entonces se retiraron más de 3.500 tarantines y se prohibió estacionar en las adyacencias. Y como parte de un llamado plan de recuperación, se lanzaron colores a diestra y siniestra sin orden ni concierto sobre todo tipo y estilo de edificación, patrimoniales todas ellas. La idea era buscar la inversión privada para trastocar las edificaciones patrimoniales y covertirlas “en lugares recreativos, restaurantes, tiendas y cafés”. El resultado fue la diáspora del alma de Maracaibo.

Finalmente, pues, para muestra basta un botón: el 23 de octubre de 2019 Casanova anunció la incorporación de nuevas unidades al transporte público de la ciudad, pero los maracuchos seguimos a pie. Problema que se acrecienta con la escasez y tráfico de la gasolina.

La guinda es su aseveración: «Hemos llevado el gas a 58.858 familias por primera vez” (al pie de la letra), mientras la red ya establecida no funciona y las familias siguen carreteando leña. Lo que sí avanza en Maracaibo es el cobro de las tarifas del gas doméstico, del servicio de recolección de basura y pronto del agua.

Político y funcionario. Así define Wikipedia la profesión de Casanova, convertido en alcalde desde las elecciones del 10 de diciembre de 2017. Y esa definición se ajusta totalmente a la realidad. Willy Casanova se ha dedicado la vida entera a la actividad de sembrar el comunismo por los cuatro costados, empezando por su alma. Desde los 15 años inició sus andanzas por las ideologías de izquierda, cuando sus amaneceres transcurrían en un distante sector popular de Maracaibo, Miraflores. Por los lados de El Marite, en el noroeste de la ciudad.

Abandonó un día sus recién iniciados estudios de Economía en la Universidad del Zulia y, aunque hizo algunos pequeños cursos de carreras que nunca ejerció, como el de prensista litográfico en el Ince, se lanzó en cuerpo y alma al estudio de la doctrina castro-comunista. Algunos de sus estudios en este campo fueron:

Dirección y organización del trabajo, en la Escuela de Cuadros de la Unión de Jóvenes Comunistas de Cuba, La Habana, 2005.

Diplomado en formación de luchadores sociales, en el Ministerio de Planificación y Desarrollo, en 2003.

Diplomado en formación de trabajadores sociales, en la Universidad de La Habana, en 2003.

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Y bajo ese prisma ha venido ejerciendo infinidad de cargos en la administración pública central desde los tiempos de Chávez, cuando era una joven promesa del socialismo del siglo XXI. No en balde fue el creador en el Zulia del Frente Francisco de Miranda, que forma realmente la soldadesca estratégica de la cruzada chavista.

Ha actuado como constituyentista y vicepresidente de la Comisión para el Fortalecimiento de la Democracia Participativa, las Comunas y los Consejos Comunales, como viceministro de Economía Comunal, como presidente (E) del Fondo de Desarrollo Microfinanciero (Fondemi) y como presidente de la Fundación para el Desarrollo y Promoción del Poder Comunal (Fundacomunal). También ha sido delegado y coordinador en otros tantos ministerios, misiones y comisiones variopintas.

Además, fue delegado por el Distrito Capital al Congreso Extraordinario del Partido Socialista Unido de Venezuela (Psuv) y delegado por el Zulia al III Congreso. Finalmente, en 2015 fue candidato por el circuito 8 a las elecciones de la Asamblea Nacional.

A Willy Casanova lo mueve una férrea lealtad a los postulados de Fidel Castro y Hugo Chávez. Por ellos lucha. Quizás por esto para los maracuchos ha sido un fiasco. Dijo traer en las alforjas un programa de gobierno llamado Maracaibo tienen un plan, con 11 puntos de atención urgente: transporte, vialidad, seguridad y convivencia ciudadana, aseo público y turismo, entre ellos.

Ahora lleva su campaña bajo la bandera del lema Sus grandes logros. A cuyos postulados el humor maracucho añade su irónico reclamo:

Ahora a encender la cocina con alegría —dice la propaganda. Y la pluma anónima añade:

… y con leña.

Todos a disfrutar de la ciudad.

… en penumbra.

Juntos transitamos hacia un futuro próspero.

—… a pie.

A última hora inventó cómo atender la fugas de agua potable restantes tras el restablecimiento del servicio, que se había suspendido. Activó Cuadrillas Comunitarias de Aguas con el apoyo de 5 camiones 350 y una inversión de 300.000 dólares. Pero seguimos con sed.

Paralelamente, algunas de sus acciones fueron altamente rechazadas por el colectivo marabino. Por ejemplo, el cierre de la librería Puerto de Libros en la Vereda del Lago —que ocasionó malestar en al comunidad cultural de la ciudad—, los desalojos forzosos de mercados populares y la destitución ilegal del cronista de la ciudad, Julio Portillo Fuenmayor, ahora fallecido.

El cronista, por cierto, levantó su voz para denunciar en carta pública al burgomaestre: “No he podido callar sobre la grave situación que atraviesa Maracaibo y el Zulia todo, por falta permanente de electricidad, agua, gas, transporte efectivo, inseguridad, aseo urbano, efectivo monetario y por otras calamidades que a Usted le constan y sobre las cuales ha permanecido increíblemente callado como Alcalde, en vez de verlo reclamarle al gobierno nacional el que dotara de plantas potabilizadoras a Puerto La Cruz, isla de Margarita, Punto Fijo y La Guaira y olvidara a Maracaibo”.

En un reciente artículo titulado De simulacro en simulacro, el periodista Ronald Rodríguez describe, de manera sobresaliente, la percepción que tiene Maracaibo de su burgomaestre: “… Para el común de los marabinos que padece la falta de agua por tubería, la escasez de gasolina, el precario servicio eléctrico que tenemos, la falta de recolección de la basura, los últimos cuatro años Willy lo que ha estado es simulando ser alcalde”.



MARLENE NAVA OQUENDO | @marlenava

Individuo de Número de la Academia de la Historia del Estado Zulia. Fue secretaria de Cultura de la región, profesora de LUZ y ha realizado un denso trabajo en pro del rescate de la cultura e historia mínima de la ciudad.

El Pitazo no se hace responsable ni suscribe necesariamente las opiniones expresadas en este artículo.

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