CIENCIA Y LETRAS
Por: Paulino Betancourt
Los cirujanos “conectaron” con éxito un riñón de cerdo a un paciente humano y observaron el funcionamiento normal del órgano durante 54 horas. Si bien estos procedimientos se han realizado en primates, esta es la primera vez que se trasplanta un riñón de cerdo a un ser humano. Pero, ¿por qué riñones de cerdos?
El procedimiento anunciado en una conferencia de prensa el 21 de octubre, marca un hito hacia el objetivo de expandir significativamente el suministro de órganos que salvan vidas. Si bien los detalles del procedimiento aún no han sido revisados por pares ni publicados en una revista, es un paso importante.
Este tipo de investigación es una esperanza para millones de personas en el mundo que esperan por un trasplante de riñón. Según lo estimado por la ONTV, en Venezuela los pacientes llevan cuatros años desde que se suspendió el programa de trasplantes, dejándose de hacer más de 900, de los cuales 16% eran para niños y adolescentes.
Dado que existe un límite en la cantidad de órganos de donantes fallecidos que son viables y muy pocas donaciones de personas vivas, los científicos han buscado durante mucho tiempo resolver esta escasez mediante el uso de órganos de animales, un campo conocido como xenotrasplante.
¿Por qué riñones de cerdo?
Los cerdos se han convertido en el objetivo principal de esta investigación, ya que sus órganos son anatómicamente similares a los órganos humanos y los animales pueden criarse de una manera muy controlada.
Pero el simple hecho de trasplantar el órgano de otra especie a una persona hace que el sistema inmunológico se rebele ante la presencia de un objeto extraño. Cuando los investigadores probaron tales experimentos con monos a mediados del siglo XX, los científicos descubrieron que el órgano trasplantado se deterioraba rápidamente. Se podía ver que los órganos fallaban a los pocos días porque había una reacción inmediata. Esa reacción, llamada rechazo hiperagudo, es el primer obstáculo importante para que se adhiera un xenotrasplante.
En las últimas décadas, la ingeniería genética ha superado algunos de estos desafíos. Los científicos descubrieron que la respuesta inmune agresiva que se observa después de un xenotrasplante de cerdo, es estimulada por anticuerpos que detectan una molécula de azúcar específica llamada alfa-gal. Esta es la misma molécula del azúcar responsable de algunas reacciones alérgicas a la carne roja.
A principios de la década pasada, los científicos idearon formas de desactivar el gen del cerdo responsable de este azúcar. Estudios posteriores han demostraron que los riñones y otros órganos de cerdos con este gen desactivado pueden trasplantarse con éxito a primates. Pero hasta ahora, una prueba de este tipo de trasplante no se había realizado con éxito en personas.
Sin embargo, realizar la primera operación de este tipo en una persona viva plantea muchas cuestiones éticas. A finales de septiembre, la familia de una mujer con muerte cerebral dio su consentimiento para la operación. Durante dos horas, los médicos colocaron cuidadosamente el riñón de un cerdo modificado genéticamente para que careciera del azúcar alfa-gal.
El riñón se mantuvo fuera del cuerpo para que el equipo pudiera evaluar su función en tiempo real. También se administraron fármacos que inhibieron el sistema inmunológico. En cuestión de minutos, el riñón comenzó a producir grandes cantidades de orina y mostró otros signos de funcionamiento normal. El equipo siguió de cerca su actividad durante 54 horas y no vieron signos de rechazo. Transcurrido este tiempo dejaron de monitorearlo, según la orientación del comité de ética.
El primer reto
Sobrevivir durante 54 horas es un primer paso crucial. Pero, antes de que los órganos de cerdos puedan generalizarse en humanos, los investigadores tendrán que demostrar que los órganos pueden sobrevivir a los ataques de otros jugadores del sistema inmunológico y durar meses o años en el cuerpo humano.
Por ejemplo, con el tiempo las células T, un tipo de glóbulo blanco, pueden llegar a reconocer el órgano trasplantado como extraño y atacarlo. Los medicamentos inmunosupresores podrían ayudar a mitigar este tipo de respuesta, aunque los efectos secundarios de dichos medicamentos, como la susceptibilidad a las enfermedades infecciosas, pueden ser un problema grave.
Si bien los investigadores continúan haciendo todo lo posible por mejorar las posibilidades de vida de los pacientes, aún se necesita que todos tomemos la decisión de donar nuestros órganos y dejemos saber a la familia esta importante decisión. ¡Tenemos la posibilidad de salvar muchas vidas!
PAULINO BETANCOURT | @p_betanco
Investigador, profesor de la Universidad Central de Venezuela, miembro de la Academia Nacional de Ingeniería y Hábitat
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