LOS PITAZOS DEL DIRECTOR
Por: César Batiz
Pensar que los sectores de la oposición lograrían más de dos gobernaciones en la elección del 21 de noviembre con una abstención de casi 60% o más, era un análisis desproporcionado. Al final fueron tres gobiernos regionales (2 MUD y 1 Alianza Democrática), además de 59 alcaldías para la MUD y 37 para la Alianza Democrática. Mientras que el Psuv se quedó con un total de 20 gobernaciones y 205 gobiernos municipales.
Así se confirmó lo esperado. Un mapa mayoritariamente rojo, pues el oficialismo preparó con detalles la receta para alcanzar la victoria, pese a la impopularidad de Nicolás Maduro y al descenso del apoyo del Psuv, que se refleja en una caída de más de 600.000 votos al comparar las parlamentarias del 6D de 2020 con el proceso del domingo (4.331.388, en 2020, contra 3.722.656, en 2021, según cifras del colega Eugenio Martínez).
Los elementos empleados en la receta del Psuv, forman parte del menú de los regímenes autoritarios:
A ello puede agregarse un ingrediente comunicacional: difundir acusaciones falsas o exageradas a través de las redes sociales o medios de comunicación, para descalificar al contrincante frente a su base de posibles electores.
Unidad de propósito y acción
Ese es el recetario del Psuv. Pero ante ello, las oposiciones y sobre todo la MUD, como grupo dominante y que ha liderado los procesos que más angustias han creado en el oficialismo, debió prepararse y actuar para revertir los efectos perniciosos de la acción de su rival político.
Frente a la promoción de la división, buscar con suficiente tiempo acuerdos que beneficien a todas las partes. Lo mejor para estos casos es una fórmula ya conocida. La realización de primarias. Pero miembros de la MUD dicen que no tenían tiempo, ni recursos económicos para convocar a ese evento.
Al no resolver las divisiones ocurren casos como los que observamos en al menos 11 gobernaciones. Si las fuerzas opositoras hubieran ido unidas, 14 gobernadores o gobernadoras de los 23 serían de oposición. Los casos más emblemáticos, por una diferencia de menos de 3%, son: Apure, Táchira y Barinas, ésta última aún por definirse al momento de redactar este artículo.
Pero también destacan entre las 11 gobernaciones como las de Amazonas, Monagas, Falcón, Lara y Mérida, donde la distancia entre el primero y segundo es mayor, pero que si se sumaran los votos de todos los candidatos que dicen ser opositores superarían al del Psuv. No incluyo en este grupo a Miranda, porque necesita un punto aparte.
Quien me lee puede decir que ese “hubiesen ido unido” es hipotético, porque de seguro el oficialismo habría hecho uso de otras estrategias para revertir el triunfo opositor. Es posible que sí, pero en ese caso el aparato político del Psuv quizás se habría ensuciado más las manos en un proceso que quisieron mostrar al mundo pulcro y en paz, aunque no podemos olvidar los dos muertos en Zulia, el adulto y la niña asesinados el domingo 21 de noviembre.
Para enfrentar los elementos motivadores de la abstención era necesario no solo ir unidos. También se requería un comando de campaña unificado, con mensajes claves estructurados para luego bajarlos a cada estado, municipio y parroquia. Claro, de seguro, al final dirán desde la MUD que todo se remite a un asunto de recursos económicos.
El temor de posibles financistas a represalias de parte del gobierno de Maduro, tal vez cortó el flujo de dinero para los candidatos de la manito. ¿O tal vez sería un tema de falta de creatividad y de trabajo con las bases con más tiempo que el dedicado durante la pre y campaña para este proceso electoral? ¿Por qué líderes políticos como Manuel Rosales, Alberto Galíndez y Morel Rodríguez sí lo lograron? ¿Por qué David Uzcátegui con todos los recursos no ganó?
Líderes con una gestión
Para explicar los motivos de la victoria de Rosales, Galíndez y Rodríguez necesitaría escribir más, por eso, antes de hablar de la derrota de Uzcátegui, sobre los ganadores puntualizo estas características en común:
Sobre el porqué perdió Uzcátegui, diré que:
El aspirante a la gobernación mirandina y sus aliados en Fuerza Vecinal culpan a Carlos Ocariz porque no quiso ir a primarias. Creo que con todos los recursos que tuvo Uzcátegui, de seguro movilizaba la suficiente cantidad de electores para garantizar su victoria en esas primarias.
Ocariz se retiró 10 días antes de la elección. Uzcátegui sostuvo que estaba por delante del candidato de la MUD en las encuestas. Incluso, al medir Héctor Rodríguez contra el postulado por Fuerza Vecinal, éste último tenía la ventaja.
Pero esa ventaja se recortó en los últimos días, sin duda, por responsabilidades compartidas que apagaron el entusiasmo de los electores, pero sobre todo porque Uzcátegui no supo o no quiso concretar la victoria. Por ejemplo, no hizo un público reclamo para que el CNE le sumara los votos emitidos en la tarjeta de la MUD. Más bien la descalificó.
Miembros del Frente Vecinal dicen que la gobernación la perdieron en Sucre. La diferencia entre Rodríguez y Uzcátegui en ese municipio fue de más de 35.000 votos, a favor del Psuv, con una abstención de 67%.
Mientras que al sumar los votos en Baruta, Chacao y El Hatillo, la ventaja entre Uzcátegui y Rodríguez fue de casi 37.000 votos, con ventaja para Fuerza Vecinal. La abstención en esas tres localidades, dominadas por alcaldes aliados de Uzcátegui, llegó a un promedio de 72%, muy por encima del 58% nacional, pese a la costosa campaña que Fuerza Vecinal realizó en los tres municipios.
Significa que no abonaron la cantidad suficiente de votos que necesitaba Uzcátegui. Algo le falló a los alcaldes de los tres municipios. Antes de buscar culpas en otros, deberían revisarse.
CÉSAR BATIZ | @CBatiz
Periodista egresado de la Universidad del Zulia, especializado en Periodismo de Investigación. Director de El Pitazo.
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