Este año habrá cierta recuperación de la producción petrolera del país. Se aproxima al millón, si confiamos en la información difundida. Es el resultado de las limitaciones de la industria, cimentadas en años de erosión de la planta desde el despido de alrededor de 20.000 trabajadores por parte de Hugo Chávez en 2002. A esto se suma el deterioro causado por lustros de falta de mantenimiento. De allí que la recuperación, en el mejor de los casos, pudiese llegar a 1,2 millones de barriles diarios. El destino: principalmente China.
Para el 2 de diciembre de 2002, fecha de inicio del paro opositor, Venezuela era el quinto productor de crudo del mundo: alcanzaba 3,2 millones de barriles diarios y exportaba 2,5 millones. Las posibilidades de incrementar la producción van unidas al aumento de los precios del crudo, el cual está provocado por la mayor demanda a partir de la recuperación económica mundial. Destaca la que se produce en China, destino por antonomasia del crudo venezolano.
La producción
En primer lugar, el incremento de la producción está asociado a la del crudo liviano para mezclar con el petróleo extrapesado de la faja del Orinoco, hasta alcanzar el grado API que permite su venta en el mercado internacional. Como no se produce suficiente, pesan los obstáculos para importar diluyentes, cuya falta es el problema principal. Se trata de un crudo muy liviano que se produce cada vez menos en Venezuela. La importación de crudos livianos desde Estados Unidos viene ayudando al incremento de la producción, cuestión que para muchos resulta paradójica por lo del bloqueo y las sanciones…
La importación de nafta desde Irán ha sido fundamental para subir la producción de crudo extrapesado de la faja. Esto ha favorecido las exportaciones hasta alcanzar 711.000 barriles diarios en octubre de 2021. Pese a todo, ha habido altibajos por problemas de calidad del crudo diluido. Lo que más pesa es el costo de producción del barril de la faja, pues debido a la utilización de diluyentes, su costo de producción alcanza 40 dólares. De allí las pocas posibilidades de expansión en vista de su bajo rendimiento.
Esta circunstancia también incide en la producción de gasolina para atender la demanda interna. Actualmente las refinerías producen 110.000 barriles diarios de combustible. Cifra que no alcanza para cubrir la demanda del mercado interno, de 3,6 millones de vehículos. Sin poder alcanzar ni de lejos los 1,3 millones de barriles que se pudieran procesar, ya que la recuperación de las refinerías requiere de una gran inversión, por encima de los 15.000 millones de dólares.
Producción y precios
El incremento de la demanda mundial pudiese permitir la superación de los niveles de producción alcanzados en 2019. Por ello la leve recuperación de la producción venezolana encontrará fácil colocación. La producción mundial pudiese superar los 100 millones de barriles diarios a partir del primer trimestre de este año y 102 en el cuarto trimestre. Inciden las medidas tomadas por la Opep-plus desde 2020.
A su vez, las contradicciones entre países demandantes y oferentes del crudo han llevado a medidas de lado y lado que solo permitirán un incremento moderado. Además de las acciones de la Opep-plus, también los países consumidores tomaron medidas. Destaca el evento sin precedentes que reunió a Estados Unidos, China, Japón, Corea del Sur y Reino Unido para acordar liberar, de manera concertada, sus reservas estratégicas de crudo de 80 millones de barriles. Con ello lograron incidir en el comportamiento de los precios, con lo cual respondieron a la Opep-plus, que no atendió la petición de Estados Unidos para que, en su reunión del 2 de diciembre, aumentara su nivel de reposición mensual de barriles, por encima del acuerdo de 400.000 barriles pautado para julio de 2021.
En cualquier caso, la Opep-plus no luce muy interesada en llevar el precio del crudo muy elevado, dado que puede conducir a una reducción del crecimiento económico. Los altos precios del crudo en el marco de una nueva oleada de la pandemia pueden afectar negativamente el mercado y, en el mediano plazo, puede llevar a fuertes vaivenes de precios. Luego, las expectativas de mayores precios del petróleo en 2022 —a cifras por encima de 100 dólares, auspiciadas por la banca de inversión— no han sido secundadas por la Opep.
El incremento de la producción y los precios permitirán un mayor aporte del sector al presupuesto de ingresos. De acuerdo con informaciones gubernamentales, el petróleo representará 61 % del presupuesto del ejercicio fiscal en curso. De mantenerse la producción alcanzada para 2022, los ingresos por la colocación del crudo podrían aportar 20.000 millones de dólares al fisco. Con lo que se daría continuidad al rentismo petrolero y también a la ausencia de desarrollo nacional.
Habría que calcular cuánto de la producción se destina al pago de deuda para determinar el aporte real a la economía. Además, el precio de colocación del crudo venezolano, pesado y extrapesado diluido, se realiza en medio de fluctuaciones debido a la diversidad en su calidad.
El presupuesto de gastos, sin embargo, no puede ser cubierto con estos ingresos por concepto de crudo. Por ello la dictadura afianza la minería como complemento para mantener el relativo equilibrio alcanzado, por supuesto, mediando la eliminación del salario de los empleados públicos y las prestaciones sociales de todos los trabajadores, además de la insignificancia de unas pensiones que apuran la muerte de millones de seres humanos.
La minería sería un ingreso no contemplado en el presupuesto de ingresos. ¿Cómo hace la dictadura para obtener esos ingresos? Es difícil establecerlo. Las investigaciones hechas, entre otros, por Armando.info, dan cuenta de esta realidad. La triangulación con Suiza, Turquía y algún otro país —con su fraudulenta certificación de “origen colombiano”— resulta una maraña nada fácil de evidenciar. Pero todo indica que esto es lo que permite obtener una liquidez en dólares suficientes como para afianzar la dolarización de facto. Este ingreso se convierte en un auxiliar de las divisas con que nutre el Banco Central de Venezuela a la banca, para sustentar la circulación de dólares y estabilizar el precio de la divisa.
En 2022 se continuará con el leve crecimiento económico ya asomado el año pasado, pero igualmente sin mayor desarrollo. La economía venezolana —dependiente de la oligarquía financiera y de la orientación imperialista— apenas podrá alcanzar un pequeño crecimiento del PIB mientras logra abatir la hiperinflación.
No olvidemos que en 8 años el PIB cayó cerca de 80 %. Pero no alcanzará un desarrollo que permita borrar los nexos de sojuzgamiento y el papel jugado en la división internacional del trabajo, que limita a nuestra economía a especializarse en ser proveedor de materias primas que demandan las naciones imperialistas. En nuestro caso, principalmente lo que China demanda para su industria, en materia petrolera y materias primas, como coltán y tierras raras. Aunque a los estadounidenses y europeos les dan también lo suyo.
La liberación nacional sigue siendo una aspiración para Venezuela. Condición principalísima para superar el atraso y el freno del desarrollo de las fuerzas productivas.
Carlos Hermoso es economista y doctor en ciencias sociales, profesor asociado de la Universidad Central de Venezuela. Dirigente político. @HermosoCarlosD
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