Petróleo, minería y corrupción es una trilogía de larga tradición. Allí se resume buena parte de la acción económica del gobierno chavista. Bajo el legado del “comandante eterno” se afianzó y continúa con Maduro. Así se puso en evidencia con las investigaciones en torno de Alex Saab, extraditado a Estados Unidos.
Además, todo indica que la economía venezolana sigue afianzando el extractivismo. La corrupción ha sido una fuente que sirve para su afianzamiento y comercialización. Luego, estos negocios se convierten en una madeja cuya complejidad ha contado con el aguijón de las sanciones impuestas por Estados Unidos y Europa contra la dictadura. Luego, “legitiman” —al menos ante los suyos— negocios turbios que, con cierta objetividad, se imponen dadas las limitaciones para el comercio y las finanzas a las que conducen las medidas coercitivas.
También se aprovechan para sacar jugosos beneficios muchos particulares. En eso andaba el colombiano. Seguramente impulsado por cuestiones bastante ajenas a la solidaridad humana. Si no, veamos el castillo que sus socios compraron en Italia, quién sabe con qué fin benéfico. Es que la región de la Toscana no es escenario para esos asuntos, pero sí para gozar de un refugio a todo dar.
Petróleo y minería
A raíz de que la producción petrolera y sus precios cayeron de manera vertiginosa desde 2013, la estrategia del Gobierno asumió la profundización de la minería como alternativa. A la caída de la producción del crudo la acompañó la de los derivados. Gasolina y aceites, así como catalizadores y otros productos, cayeron de manera vertiginosa. Cuestión que nada tiene que ver con sanción alguna.
Se suma que el costo de producción del crudo venezolano se ha incrementado. Es que, en general, la industria petrolera ha perdido buena parte de su capacidad generadora de excedentes. La declinación irreversible de los yacimientos de crudos convencionales hace lo propio. De allí el incremento de los costos.
Luego, el desplazamiento natural hacia la extracción de crudos más pesados aumenta la producción de estos últimos. Pero por tratarse de un petróleo pesado, disminuye su rentabilidad. Esa es la perspectiva. De incrementarse la producción de crudos livianos habría que realizar inversiones que, a la postre, lo harían muy costoso. Una encrucijada difícil de sortear. Por ello no contamos con una producción que permita un mayor aprovechamiento de los altos precios actuales y en perspectivas inmediatas debido a que se abandonaron los campos de crudos convencionales.
Además, el estancamiento de la producción y el hecho de que la cesta se base en un crudo mezclado de 16 grados API nos condenan a vender crudo a bajos precios; por lo tanto, apenas se obtienen ganancias marginales. De esta manera, sobreviene la caída de los ingresos del Estado por concepto de petróleo de manera drástica. Menos producción y caída de los precios hacen un dueto que traen la más profunda crisis en un siglo.
La falta de mantenimiento de la industria —tanto como la ocurrida en el sector eléctrico, unida a la corrupción para tales efectos— profundizó la merma de la capacidad de producción de la industria en su conjunto. Todo queda evidenciado en la crisis de la producción de gasolina, hasta ahora no conjurada.
En medio de la crisis, que afecta al sistema eléctrico de la industria, busca Pdvsa una mayor simbiosis con el sector eléctrico nacional, tratando de conseguir algún beneficio. Todo lo cual crea mayores problemas en ambos espacios debido al descalabro del sistema eléctrico por los mismos motivos. Los recursos para el mantenimiento para ambos sectores son distraídos por los corruptos.
Parte del legado de Chávez es este descalabro. El despido de alrededor de 20.000 trabajadores petroleros no fue poca cosa. A la larga representó una merma de su capacidad productiva y una caída en el mantenimiento de la planta. Luego, en 2018 —con el severo golpe a las condiciones de vida de buena parte de los trabajadores al eliminarse los sueldos y salarios con las medidas tomadas— nuevamente se resintió la industria petrolera. Es que trabajar con ingresos que no permiten ni siquiera condiciones mínimas de reproducción conducen a que mucho personal se retire de la industria, migre a otros países o nuevas áreas de trabajo.
Todas estas circunstancias fueron acompañadas, de manera progresiva, por las sanciones de Estados Unidos y Europa contra la dictadura. De allí se afianza la perspectiva minera sobre bases cada vez más sólidas.
La minería ilegal
En la búsqueda de otros ingresos, la minería ilegal resultaba la más idónea y correspondiente con las demandas de los chinos y rusos, y la más apegada a la cultura corrupta sembrada por el chavismo. El difunto había dejado las pistas. En 2012 les entregó a los chinos la elaboración del mapa geológico. Abre la página del Arco Minero del Orinoco. Sienta las bases para el nuevo saqueo. Maduro es un obsecuente ejecutor de sus ideas, como en casi todo.
Rodolfo Sanz —quien pasó por el Ministerio de Minas, presidente de la Corporación Venezolana de Guayana, entre otros cargos— se convirtió en el teórico, más bien apologeta, de esta orientación. Con el verbo cargado de una que otra cita marxista para el engaño, brindó las pinceladas de lo que se vive hoy. Dijo Sanz el 20 septiembre de 2016: “En agosto del año 2012, el comandante Hugo Chávez Frías presentó ante el país su visión de configurar el arco del Orinoco como un gran eje de transformación económica en las áreas agrícola, industrial, pesquera, minera, petrolera, petroquímica y energética nacional, exponiendo que al norte del río Orinoco se encuentra la Faja Petrolífera del Orinoco, y al sur la Faja Industrial Minera de Guayana”.
Luego, el 24 de febrero de 2016, Maduro creó la Zona de Desarrollo Estratégico Nacional Arco Minero del Orinoco (AMO), a través del decreto presidencial número 2248. Al estilo chino fue el hecho. La definieron como parte esencial del motor minero, uno de los 15 motores de la estrategia lanzada en enero de 2016.
La minería, a su vez, se encaminó a burlar el cerco montado por los imperialismos estadounidense y europeo. De allí que, junto a mecanismos que permitieron sortear legalmente el asunto, la corrupción ha permitido la obtención de beneficios importantes mediante el contrabando.
Quienes han investigado el asunto calculan que entre 80 y 90 % de la producción aurífera se hace en forma clandestina. Su comercio se ubica en un porcentaje similar. Con base en reportajes de medios nacionales e internacionales, que dejan en evidencia que entre 70 y 90 % del oro que se extrae sale del territorio de manera ilegal, resulta creíble que estas operaciones involucran a funcionarios del alto Gobierno y familiares cercanos al entorno dictatorial.
Cuentan, además, quienes se dedican a la colocación final del producto, con la cadena de funcionarios que permite presentar buena parte del oro, diamantes y coltán como provenientes de Colombia para comerciarlo en mercados diversos, excluida Suiza como destino, aunque allí consiguen algunos de los contactos para limpiar el oro que viene de Venezuela, pero con certificado de origen distinto. Una parte bien puede quedar en el país que más refina oro en el mundo. Además, a los suizos no les importan mucho los orígenes del vil metal.
En 2018, según la consultora privada Ecoanalítica, el contrabando de oro alcanzó los 2.711 millones de dólares. Monto que se ha de haber incrementado significativamente dado que es a partir de esa fecha cuando las sanciones llevaron a la dictadura a buscar nuevos caminos para la colocación del producto.
En general, se calcula que el contrabando de metales y minerales en Venezuela mueve alrededor de 21.000 millones de dólares al año, según cálculos de los investigadores de instituciones internacionales, que aunque no muy confiables, algunas se apoyan en fuentes no conocidas para realizar tales aproximaciones. Si alguna idea podemos hacernos al respecto es sobre la base del ingreso de dólares a la economía, que han facilitado su dolarización informal. No hay manera de ubicar un monto siquiera aproximado de lo que sale como contrabando de oro, coltán y diamantes. Menos aún resulta el caso del rodio, cuya producción es secreto de Estado.
La corrupción se generaliza y la dictadura la legitima
Durante el chavismo, la corrupción ha sido apuntalada. Como cultura se ha generalizado todavía muchísimo más en relación con el período bipartidista. Está más extendida y subsiste sin mayores problemas con el discurso “socialista” de quienes la practican de la manera más desvergonzada. En eso los grandes corruptos del régimen son sus grandes dirigentes. Son quienes han logrado hilvanar un discurso que sigue engañando a un porcentaje de la población cada vez menor, muy pequeño. Mayor eco parecen encontrar fuera de las fronteras. En general, siguen recibiendo la ayuda, para ese engaño, de los anticomunistas que no dejan de parlotear.
El País de España, luego de una investigación de rigor, señala: “… en Andorra, altos cargos chavistas movieron más de 2.000 millones de euros”. Por su parte “de acuerdo con denuncias hechas en 2016 por Jorge Giordani, quien fue miembro del gabinete de manera casi ininterrumpida durante 14 años —primero con Chávez y luego con Maduro—, se habían perdido unos USD 300.000 millones, cuyo uso no aparecía bien respaldado en las cuentas públicas”. Estos montos que escandalizan por el grado de corrupción alcanzado.
Es casi una norma que quien pasa por un cargo público “donde hay” —como se decía durante el bipartidismo— salga mejorado significativamente en sus condiciones de vida. Recordamos una oferta que le hicieran a un militar de baja graduación que solicitó la baja de la fuerza, quien, luego de concedida, se dispuso a viajar a Europa. En el ínterin, un compañero de grado le ofreció un cargo en el puerto de La Guaira. El asunto no era el sueldo, sino que el paquete significaba que en seis meses podía irse a Europa con las alforjas bien cargadas por los servicios prestados. Le narró, quien le ofreció el cargo, los chanchullos con los cuales el objetivo era fácil de alcanzar.
Aun sin robar, hay espacios en la administración pública que permiten elevados ingresos, cobrando por los servicios prestados. No se distrae nada del erario, sino que se carga en el usuario. Esta es una de las formas de privatización que se realizan en Venezuela.
La corrupción, sobre todo en la larga era petrolera, ha sido un mecanismo de acumulación y concentración de capitales. De eso no puede haber dudas. Si no, veamos las escalas alcanzadas por los corruptos. Algo de lo robado lo han usado en montar empresas. Desde los menos a los más, muchos de ellos terminan por capitalizar al menos parte de lo que distraen del erario para sus bolsillos. De allí provienen inversiones en algunas áreas. Como no les atrae mucho el riesgo en la manufactura, buena parte se destina a importación y especulación.
También en la producción y colocación de oro y otros minerales, las cadenas chavistas de la corrupción están presentes. Es lo que permite la magnitud alcanzada por el complejo y degradante proceso. Nada novedoso es afirmar que, junto a la explotación del oro de manera ilegal, encontramos la esclavitud primitiva, incluso de niños, la prostitución, la degradación humana en su máxima expresión. El pranato minero, bajo la figura degradadora de sindicato, ejerce el control de la producción en amplios espacios. Un sector del ELN y de los disidentes de las Farc juegan en otros espacios un papel importante en la producción y contrabando del producto obtenido.
Esos grupos guerrilleros controlan varias de las principales rutas de transporte para esos efectos, así como de los procesos de trabajo. Todo esto bajo la connivencia con el Gobierno, como se refleja en audios de asambleas realizadas por la guerrilla y los indígenas de la zona. Es que las denuncias y las investigaciones acerca del proceso extractivo son bastante profusas y algo se cuela, lo que ha permitido rigurosidad en el análisis.
En estos negocios internacionales jugó un papel clave Alex Saab. Cabe reivindicar la investigación que al respecto realizó Armando.info. La evidencia de la relación del banquero suizo Jorge Würms, de forma directa o indirecta, con las empresas del colombiano, según documentación hallada en los Pandora Papers, puede indicar que no solamente se trata de limpieza, sino de comercio de oro a través de Suiza. Parte de ese mineral bien puede quedarse para ser refinado en ese país, toda vez que se certifica como proveniente de Colombia.
Resulta generalizada la participación de personeros gubernamentales en el contrabando de minerales, sobre todo oro, diamantes y coltán, como lo evidencia Iniciativa Global, organización independiente con sede en Ginebra, en varias de sus investigaciones publicadas. Esta institución afirma también que son varios los altos funcionarios del sistema financiero suizo y de otros países quienes contribuyen con estos negocios.
Similar a lo que acontece en el mundo de la droga, el negocio del contrabando a esta escala requiere de la participación de gente inescrupulosa. Sumemos que el carácter clandestino o semiclandestino de su mercado, al agregarle un plus, brinda beneficios a quienes se incorporan a la red. Los compradores de los productos del contrabando, dada la urgencia de la dictadura chavista de obtener recursos, compran más barato lo que se oferta. A su vez, el proveedor vende más caro lo que demanda cuando se coloca, por ejemplo, oro a cambio de alimentos, como los que provienen de Turquía. Entretanto, los intermediarios se hacen de jugosos beneficios. En estos intercambios para nada impera la solidaridad, sino los principios del mercado capitalista.
Por otra parte, no ha sido tarea fácil para el chavismo hacerse de héroes. Cuesta pensar que Alex Saab lo sea. Resulta realmente vulgar y fuera de toda lógica semejante maniobra de la dictadura. Desde hace rato se han venido denunciando las tropelías del personaje en cuestión. Recordemos lo del preparado hecho pasar por leche que venía de México. Esta es una entre otras denuncias en las cuales siempre aparecía involucrado nuestro “héroe”.
Siembra duda, en este espectáculo, que hayan sido los gringos quienes pusieron tras las rejas al delincuente en cuestión. Es que, así como cualquier hecho se puede creer de la dictadura, sucede igual con los estadounidenses. Lo que pasa por lo de la tortura en Cabo Verde. Sea cierto o no, es creíble. Pero héroe…, ¡no es!
Carlos Hermoso es economista y doctor en ciencias sociales, profesor asociado de la Universidad Central de Venezuela. Dirigente político. @HermosoCarlosD
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