Por: Luisa Pernalete
No sé qué dicen ustedes, pero este año escolar parece que no acaba de arrancar del todo, en todo caso, va lento, muy lento este inicio. Se supone que debió comenzar el 16 de septiembre, pero todavía está lejos de tener vigor. Mientras tanto, me voy a atrever a dar unos consejos a las familias, a los alumnos, a los educadores e incluso a las autoridades.
Empiecen los padres por recoger sus aprendizajes del año pasado. ¿Qué aprendieron de sus hijos? Vayan uno por uno. ¿Qué aprendieron como acompañantes de la educación de sus hijos? ¿Cómo se sienten ante este nuevo período escolar? ¿Hay miedos? ¿Hay angustia? Pongan nombre a sus emociones y sentimientos, y hagan esas mismas preguntas a sus hijos, ¿Qué aprendieron el año pasado? Algo así como un repaso rápido, sin presión, pero el repaso es importante para que lo importante permanezca. Si hay niños pequeños, de esos que están todavía aprendiendo a leer y escribir, pongan letreros con palabras clave en las diferentes partes del hogar… pizarra activa pues. Pregunten también a ellos qué esperan del nuevo año, esas mismas preguntas que se hicieron a ustedes, háganlas a ellos, ¿Tienen miedos? ¿Echan de menos a los compañeros? Escúchenles.
Conviene, además de las expectativas de cada uno, que hablen de los compromisos, en qué quieren mejorar, qué errores no quieren repetir; hagan la nueva rutina, consensuada: hora para levantarse, en cuáles tareas del hogar cooperarán, quién ayudará a quién. Ayuda mirar más allá, entonces hagan un ejercicio de imaginación de cómo esperan terminar el año que se inicia. Si son pequeños, que cierren sus ojos y lo imaginen como si fuera la televisión, si son más grandes, pueden hacer una carta a su maestro o profesor guía con su resumen de ese año. De paso, refuerza la competencia de comprensión lectora y de escritura.
Si ya han comenzado las actividades en el plantel donde estudian, recuerde además de la rutina que deben construir, lo importante que es reconocer lo bueno que hagan. Felicite a sus hijos por cualquier cosa buena que hagan, verá que responderán con más acciones buenas. El estímulo positivo suele ser mucho más efectivo que el estímulo negativo.
Luisa Pernalete
No se olvide lo útil que son los ejercicios de relajamiento y los de risoterapia para la concentración y para el buen ambiente de trabajo y estudio. Un poco de ejercicio físico, ejercicios de gimnasia cerebral, respiración profunda y la risa y uso del buen humor. Suelo recomendar reír frente al espejo y/o hacer parejas y sonreír de manera ficticia, verá cómo en unos segundos todos estarán sonriendo o riendo a carcajadas. Funciona, creanlo.
Dígales también que usted confía en ellos, que esto va a pasar, que esta cuarentena no será eterna, que entre todos pueden contribuir a hacer del estudio una aventura y no un fastidio.
Si tiene buena relación con los padres de los compañeros, ayuda hacer un grupo de WhatsApp, si fuese posible, pero no para preguntar dónde venden la harina menos cara, sino para cooperar unos con otros.
Doy el mismo consejo de recoger los aprendizajes. Parte de lo positivo y de ahí a los vacíos que quisieras llenar. Aprovecha que hay actividades de formación para los docentes. El Centro de Formación e Investigación “Padre Joaquín”, de Fe y Alegría, tiene todos los viernes foros gratuitos, con herramientas para los docentes. La Escuela de Piscología de la UCAB, Cecodap y El Pitazo, también ofrecen frecuentemente espacios de formación, por dar ejemplos. Y en las redes sociales, te recomiendo @EducaciónGUAO, suele dar consejos muy útiles. No se les olvide reconocer los sentimientos en este inicio. Pónganle nombre, no los repriman, pero si adminístrenlos adecuadamente.
Si ya comenzaron, hagan el ejercicio de imaginar cómo quieren terminar este año, ¿qué tal una carta a los alumnos como si fuera el último día de clases? Y pregúntense después qué deben poner de su parte para que este año sea enriquecedor para ustedes y para los alumnos.
Si trabajan en escuelas públicas o subvencionadas, como las de Fe y Alegría, entiendo que les preocupe el tema del salario. Les entiendo, con esos salarios “miserables” como los ha calificado el Director Nacional de Fe y Alegría no se puede vivir, ni siquiera se puede comer o pagar transporte público. La verdad es que no son dignos de la profesión de docente, bueno, en realidad no son dignos para ningún venezolano. Sabemos que hay mucho educador haciendo un trabajo de héroes. No dejen de luchar por el salario justo que se merecen y recuerden lo que decía José Martí: la mejor manera de decir es haciendo.
A las autoridades, a esas que les corresponde garantizar el Derecho a la Educación de calidad a todos los niños, niñas, adolescentes y jóvenes de este país –Artículos 102 y 103 de la CRBV-, esas que son las que diseñan las políticas públicas y administran los dineros públicos, que recuerden que los derechos de los NNA son Prioridad Absoluta, según nuestras leyes vigentes – Artículo 78 de la CRVB y 7 según la LOPNNA– y por eso hay que garantizar unas inversiones suficientes para hacer realidad este derecho, y ello supone un salario decente para los docentes. No se pide más que lo que reza el Artículo 91 de la Constitución: “todo trabajador o trabajadora tiene derecho a un salario suficiente que le permita vivir con dignidad y cubrir para sí y su familia las necesidades básicas materiales, sociales e intelectuales”. Cómo verán, no estamos inventando nada. Recuerden que sin maestros no hay escuelas. Sin maestros no hay educación ni presencial, ni a distancia.
Luisa Pernalete
También nos gustaría conocer de parte de las autoridades, una especie de “hoja de ruta” o planificación a corto, mediano y largo plazo, que indique que los problemas que interfieren en el Derecho a la Educación se van a ir solucionando. Que los reconocen y saben que deben resolverlos. Los servicios, el agua, la electricidad… por poner algunos ejemplos. Sabiendo, además, que lo que se decida no puede ser improvisado y debe tener siempre por delante el “Interés superior del niño”, o sea, no se puede tomar ninguna decisión que le perjudique. También está en nuestras leyes.
Finalmente, todos sabemos que no es fácil resolver los problemas en un país que está inmersa en una Emergencia Humanitaria Compleja, y sobre esa emergencia se montó esta pandemia, pero por eso hay que establecer prioridades… Nelson Mandela, a quien le correspondió dirigir a su país en un tiempo muy difícil, dijo sobre la educación lo siguiente: “La educación es el gran motor del desarrollo personal» y en otra ocasión dijo: “La educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo”.
LUISA PERNALETE | @luisaconpaz
Educadora en zonas populares por más de 40 años. Utiliza el sentido del humor como herramienta pedagógica.
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