La corrupción mata. El robo del erario público, al igual que la ineficiencia e incapacidad de los gerentes que son pagados con los recursos del Estado, asesinan de una manera que no solemos percibir en la cotidianidad, pero que podemos observar si analizamos algunas muertes que suceden en nuestro país en accidentes de tránsito o en el hogar.
Veamos qué pasó en solo cinco días en la vía entre Portuguesa y Barinas. En dos accidentes, uno reportado por El Pitazo el 20 de febrero y el otro el 25 de febrero, el medio informó acerca de la muerte de nueve personas. En cada uno de los sucesos, las víctimas eran familiares.
En el primero de los casos hubo dos niños fallecidos por un choque y posterior incendio de los vehículos. En el segundo perecieron padre, madre e hija que viajaban para un reencuentro con el hijo mayor en Cúcuta, Colombia. Los identificaron porque las autoridades hallaron los pasaportes quemados. Todos proyectos de vidas hechos cenizas.
De primera mano el factor común fue un accidente de tránsito. Impacto con un objeto fijo y volcamiento. Pero la investigación de los acontecimientos permitió descubrir que en ambos automóviles llevaban bidones de gasolina.
¿Por qué en un país petrolero, con el complejo refinador más grande de América (Paraguaná) y cuatro otras refinerías en el occidente, centro y oriente del país, los conductores cargan bidones de gasolina? ¿Por qué desde 2018 Venezuela debe importar casi toda la gasolina para el mercado interno?
Las respuestas a estas preguntas se resumen en: corrupción, ineficiencia y falta de pericia técnica por parte de los presidentes y altos gerentes al frente de Pdvsa en los últimos 22 años, que permitieron que la primera empresa del país se convirtiera en el espectro que es hoy, situación que sin duda se ha agravado en la gestión de Nicolás Maduro.
Recuerdo aquellos días de la campaña presidencial de 1998. Frente al Centro Cívico de Cabimas estaba la tarima a la que llegó el candidato Hugo Chávez acompañado del entonces gobernador del Zulia, Francisco Arias Cárdenas. Ese día, ambos salieron junto a Esteban Pineda en la primera página del diario Panorama, medio para el cual trabajaba y donde conocíamos la inquina que se profesaban Arias Cárdenas y Pineda. Solo la intervención de Chávez, gracias a la simpatía que le tenía Pineda, hizo posible aquella breve tregua.
Más allá de las disputas regionales, ese día el centro de atención era un Chávez encaminado a su primera victoria electoral. Aquel Chávez que prometía acabar con los males del bipartidismo, en especial la corrupción. En una zona petrolera habló de la empresa, que recientemente, bajo la administración de Luis Giusti, había fusionado a Lagoven, Maraven y Corpoven. Para el candidato del MBR, Pdvsa era una caja negra.
En su gestión, la caja negra se convirtió en una gran caja chica para financiar proyectos políticos nacionales e internacionales. Desde el financiamiento ilegal de campañas para concejales y alcaldes, hasta el envío de suma de dinero a otros países para apoyar a sus aliados o financiar obras eléctricas por más de 2.000 millones en el Caribe y Bolivia. Todo con el único objetivo de fortalecer su poder. Por eso, solo la muerte pudo interrumpir el proyecto de permanecer en la presidencia de Venezuela.
Durante los 13 años del gobierno de Chávez, al menos dos proyectos ampliación de la producción petrolera se formularon en Pdvsa y se presentaron con nombres pomposos que se desinflaron con el tiempo. En uno de ellos, el Plan de Siembra Petrolera, se anunció que entre 2006 y 2012 se construirían tres refinerías: Cabruta, Caripito y Barinas. De ninguna de ellas hay aunque sea el rastro del movimiento de maquinarias.
En agosto de 2012, con Chávez en su última campaña, Rafael Ramírez como presidente de Pdvsa y Jesús Luongo, primo de Ramírez, en la vicepresidencia de Refinación, ocurrió la explosión de Amuay, que redujo la ya afectada producción de las refinerías. Entonces, de los 600.000 barriles diarios de combustible, Pdvsa adquiría en EE. UU. de 80.000 a 120.000 barriles diarios. La producción petrolera para ese momento era de 2,4 millones de barriles diarios.
Aunque un año después Ramírez dijo que ese accidente sucedió por un sabotaje, en la industria se supo que no se hicieron los mantenimientos en el momento adecuado y que en Bariven, dirigida entonces por Javier Alvarado, estaban retenidas órdenes de compras de repuestos para Amuay.
A partir de ese momento la disminución de la capacidad de refinación de Pdvsa, de 1,28 millones de barriles diarios de una veintena de productos, siguió cayendo al abismo. En 2018, era solo 30% de la capacidad instalada y en diciembre de 2019, 10%, con una producción petrolera de un millón de barriles diarios.
Claro está, el bloqueo afecta, porque ese 90% de los 600.000 barriles diarios no puede ser cubierto por refinerías de EE. UU., sino por la gasolina, diesel y Jet 1 que traen tanqueros enviados por Rosfnet o Repsol, por ejemplo. Pero esa con esa excusa persistente que usa el oficialismo en su comunicación, queda demostrado que el chavismo-madurismo, más que construir la soberanía petrolera, destruyó a una gran empresa y nos hizo dependientes de otros países, como por ejemplo España, que en su territorio no produce ni un barril petróleo.
Por eso, por la corrupción, ineficiencia y falta de pericia de los presidentes y altos gerentes de Pdvsa, familias venezolanas viajan con bidones llenos de gasolina en sus vehículos, para evitar quedarse varados por falta de combustible o tener que hacer largas colas en estaciones de servicios.
El riesgo, como lo demuestran los casos relatados en los primeros párrafos, es que en las carreteras queden vidas calcinadas, así como se han asfixiado sueños en los hogares venezolanos, por el uso de plantas eléctricas, en un país que invirtió al menos 40.000 millones entre 2009 y 2013 para evitar interrupciones del servicio eléctrico, como el que recordamos este 7 de marzo a un año del gran apagón nacional.
https://elpitazo.net/tag/apagon-2019-un-ano-oscuro/
No queda duda, la corrupción mata. Pero mientras unos mueren, en Europa, Norteamérica, Asia y países del Caribe, los corruptos y sus familiares disfrutan riquezas mal habidas, dejando a su paso lleno de lujos y excentricidades, vidas hechas cenizas.
César Batiz es periodista egresado de la Universidad del Zulia, especializado en Periodismo de Investigación. Director de El Pitazo. @CBatiz
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