El TIAR no es lo que crees

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Desde el pasado mes de mayo ha vuelto a la opinión pública un pacto olvidado de Las Américas, y es que la situación política de nuestro país, aparentemente estancada, lo amerita. Porque en esta ocasión la razón no reposa en el mismo lugar que las armas. El presidente de la Asamblea Nacional (AN) y presidente encargado de Venezuela, Juan Guaidó, ha decidido avanzar en su política exterior, esta vez con la vista puesta en la cohesión regional en contra del gobierno de Maduro.

Esto no significa que la decisión sea la más acertada, normalmente eso no puede saberse mientras se transita un terreno tan escarpado e inexplorado como el que está viviendo Venezuela en este momento. Es decir ¿cuántos ejemplos de estados-nación con dos órganos del poder legislativo, dos tribunales supremos, dos fiscales generales y dos presidentes podemos citar en la historia? El sector más radical de la oposición venezolana exige una intervención militar, como si eso fuese posible solo con un pronunciamiento unilateral o un mero procedimiento administrativo, esa es el ala que ve erróneamente en el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR) la salida rápida a esta situación.

Al mensaje le falta firmeza, aunque la primera discusión y aprobación se realizó el pasado 28 de mayo, incluido inesperadamente como una “urgencia parlamentaria” por la diputada Nora Bracho (UNT). La segunda y definitiva aprobación se logró ayer, 23 de julio, casi dos meses después, tras haber sido pospuesta como mínimo en tres ocasiones: la primera solicitada por el grupo de parlamentarios “16 de Julio” para el día 9 de julio, la segunda anunciada por el mismo Guaidó para el 11 de julio y la tercera el 15 de julio ¿esta demora sería signo de falta de consenso o algo más?

¿Qué es el TIAR?

El TIAR surge como parte de la política exterior estadounidense en un período que solemos llamar “panamericanismo”, en 1947, poco después de la Segunda Guerra Mundial, y cuando ya era evidente el enfrentamiento entre EE.UU. y la U.R.S.S. De hecho, algunos años después surgirían la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y su contraparte, el Pacto de Varsovia.

El TIAR no es un organismo multilateral con estructura propia, es un tratado militar de carácter defensivo que se apoya en la Organización de Estados Americanos (OEA). Fue reformado en 1975 y aplicado en veintisiete ocasiones diferentes, de entre las cuales Venezuela se ha visto directamente involucrada en tres: en 1959 cuando República Dominicana acusa a Venezuela y a Cuba de planificar una invasión a su territorio; en 1960 cuando Venezuela acusa a República Dominicana de intervenir en el atentado contra el presidente Rómulo Betancourt y, por último en 1963, cuando Venezuela denuncia el envío de armas por parte Cuba para subversivos, encontradas en Macama, Estado Falcón.

Son dos las grandes heridas al TIAR. La primera en 1964, cuando Panamá acusa a EE.UU. de haber invadido con fuerzas de la “zona del canal” al territorio panameño y, aunque la responsabilidad estadounidense era evidente, EE.UU. bloquea la aplicación del TIAR y aborda la controversia bilateralmente. En 1982, ante el enfrentamiento entre Argentina y el Reino Unido por las Malvinas, EE.UU. elige resguardar el acuerdo militar con sus aliados europeos, sin intervenir directamente en las hostilidades. Estos hechos ponen en evidencia que la aplicación del TIAR siempre pasa por el tamiz de la voluntad política de la potencia militar más importante de América.

Hay para todos

Es difícil que en un clima tan polarizado como el nuestro haya una opinión unánime sobre la pertinencia de este instrumento y la verdad es que, según se vea, hay para todos. Por una parte, el artículo 2 del TIAR invita a “someter toda controversia que surja entre ellas [las partes] a los métodos de solución pacífica y a tratar de resolverla entre sí” y el artículo 9 define agresión como “el ataque armado, no provocado” o “la invasión, por la fuerza armada de un Estado”, de allí que pareciera que Venezuela carezca de argumentos para solicitar su aplicación.

Sin embargo, el mismo pacto dicta en su artículo 6, que cualquier ataque no armado que atente, entre otras cosas, contra la soberanía y la independencia política, será puesto en manos de su órgano de consulta a fin de tomar las medidas que se consideren necesarias para la conservación de la paz y la seguridad en el continente. Mientras que los artículos 14 y 17 dejan ver que solo los países parte que hayan ratificado este acuerdo pueden participar de las decisiones y que cualquier decisión de este tipo requiere de las dos terceras partes para su aprobación. Es deber recordar, además, que Estados como México, Cuba, Nicaragua, Bolivia y Ecuador no participarían de esta votación por la razón antes señalada.

Propuesta tentadora

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El artículo 6 del TIAR fija el tipo de medidas que se pueden tomar en caso de la aplicación de este acuerdo, éstas van desde el retiro de embajadores, pasando por la interrupción de las relaciones económicas, hasta el empleo de la Fuerza Armada, un escenario que provoca el desvelo en buena parte de los venezolanos. No obstante, en el mejor de los casos, el gobierno interino de Guaidó, tendrá que demostrar que la presencia de Rusia, Irán y Cuba representan una invasión al territorio venezolano o al menos una amenaza a la seguridad del hemisferio, siendo ésta última la más viable.

Porque no hay que olvidar que la presencia de militares y demás funcionarios extranjeros en las instituciones públicas de nuestro país ha contado con la anuencia de funcionarios venezolanos y la aceptación en diferentes niveles de muchos órganos del poder público, por lo que cualquier argumento legal a este respecto no sería más que un mea culpa del Estado venezolano, para esto no basta solo decir que Nicolás Maduro es un usurpador.

Entonces, ¿para qué sirve este intento?

Tal y como hemos visto la incorporación de Venezuela al TIAR no nos acerca a la intervención militar como algunos creen. De hecho, esta incorporación parece disonante después de dos décadas de silencio latinoamericano con respecto a este acuerdo y tomando en cuenta que el Grupo de Lima recientemente declaró de forma enfática que no apoya una resolución militar al problema de Venezuela.

Sin embargo, esta incorporación es valiosa, no solo como muestra del retorno de nuestro país al sistema multilateral americano, como enfatizan algunos diplomáticos destacados, sino mas bien como una declaración política de Guaidó y el gobierno que él representa, a admitir el tutelaje de EE.UU. y de estar comprometido en el futuro a apoyar el fortalecimiento de esta posición en los foros multilaterales. Esto no solo acabaría con el epicentro socialista y antiestadounidense en Suramérica sino que en el mediano plazo significaría mayor estabilidad política en la región, una propuesta que EE.UU. no va a querer dejar pasar.

Siguiente paso

Aunque siempre es difícil proyectar escenarios que se cumplan, básicamente porque ésta materia de la que hablamos es muy dinámica y compleja, sí se pueden prever algunos movimientos de los actores políticos involucrados. Es probable que veamos una fuerte declaración por parte de los EE.UU. con respecto a esta reincorporación, en un tono amenazador similar al que observamos en los primeros meses del año, esto buscará demostrar el estado actual de las alianzas.

¿Cuántos Estados americanos votarían a favor de sanciones multilaterales? Aquí es donde el gobierno de Guaidó y el de Maduro buscarán estrechar alianzas regionales, con la diferencia de que ya no hay mucho petróleo que PDVSA pueda ofrecer al Caribe (donde se encuentra un buen número de países con derecho a voto y que saben aprovecharse de estas situaciones). Si el escenario se mostrara favorable al gobierno interino de Guaidó, la primera señal podría ser la tan anhelada reunión entre éste y Donald Trump. Un mensaje importante para los americanos y para el mundo.

Lo más probable es que estemos presenciando el fin de las negociaciones y el inicio de la etapa de sanciones, pero no unilaterales y personales como hemos visto hasta ahora. Estas sanciones regionales serían mucho más contundentes pues dejan aislado política y geográficamente a nuestro país. Un escenario duro para los venezolanos y sin retorno para Maduro.

Moisés Chocrón Fernández
Internacionalista y Oficial retirado de la Armada.
Twitter: @moiseschocronf

Moisés Chocron
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Moisés Chocron

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