El sueldo del profesor universitario

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Por: Carlos Hermoso

Casi no existe.

Aquello que señala Engels, en sus palabras ante la tumba de Marx: “Así como Darwin descubrió la ley del desarrollo de la naturaleza orgánica, Marx descubrió la ley del desarrollo de la historia humana: el hecho, tan sencillo, pero oculto bajo la maleza ideológica, de que el hombre necesita, en primer lugar, comer, beber, tener un techo y vestirse antes de poder hacer política, ciencia, arte, religión, etc….”, nos cabe al pelo. Violentarla supone un freno al desarrollo humano. En las condiciones de la sociedad actual, quienes vivimos del trabajo, si no contamos con ingresos en forma de sueldos y salarios, no tenemos ni para comer. Menos para dedicarnos al estudio, las ciencias, las artes…

A eso ha conducido la tiranía al pueblo venezolano. Llevó el salario mínimo de unos 350 dólares en 1999 a 2,4 dólares de hoy. Ya en 2013 era de 147. Maduro, siguiendo el legado de su maestro lo pulverizó. De allí que es un asunto general. El salario mínimo, el ingreso de buena parte de los trabajadores no permite ningunas posibilidades de sobrevivencia. Con la política de los Clap y los bonos de hasta 3 dólares convierten a la gente en dependientes de la estructura política gubernamental. Brinda algo para una subsistencia miserable. Algunos partidos chavistas comienzan a darse cuenta de algo tan ostensible. No sabemos cómo no haberlo visto antes. Sería la maleza ideológica de la que hablara Marx.

Pero la condena cuenta con diversos grados. El salario, en la esfera de la producción de bienes, en la empresa capitalista, privada o del Estado, la cosa no llega a ser tan dramática. De allí que eso del salario mínimo cuenta para los empresarios para calcular las prestaciones sociales, con eso la burlan, pero no para el emolumento que le brindan al trabajador. Así, en tendencia, es más lo que le pagan al trabajador. De lo contrario, ¿cómo puede contar con él para explotarlo? El obrero debe estar apto para producir. Al menos alimentado. Poder transportarse para cumplir con la jornada. En eso, no hay mayor diferencia con la esclavitud antigua.


A eso ha conducido la tiranía al pueblo venezolano. Llevó el salario mínimo de unos 350 dólares en 1999 a 2,4 dólares de hoy. Ya en 2013 era de 147. Maduro, siguiendo el legado de su maestro lo pulverizó. De allí que es un asunto general. El salario mínimo, el ingreso de buena parte de los trabajadores no permite ningunas posibilidades de sobrevivencia

Carlos Hermoso

Para el trabajador del aparato de Estado la cosa sí se hace más dramática. La dictadura los condenó al hambre. Allí sí impera eso del salario mínimo, no solamente para el cálculo de las prestaciones sociales. En ese sector entran los profesores universitarios. Aunque con los universitarios la cosa se afinca un tanto más.

Por su parte, el asunto de las primas de responsabilidad y la manera como fue manejado el asunto permitió que el gobierno diese un buen zarpazo en su camino de empobrecer al docente y a todos los universitarios hasta la inopia absoluta. Rebajó el sueldo aún más. Buena maniobra. Perversa. Eso lo caracteriza.

Si bien, las prebendas despiertan resentimientos, hay que ver las consecuencias de ponerlos por encima de los intereses generales de la universidad y de los universitarios. De igual manera, quien recibe prebendas, debe ser el primero en luchar por la elevación del salario de todos los profesores. Tanto las autoridades como los dirigentes gremiales, debieron ser vanguardia en desarrollar, siempre, una estrategia con tal objetivo. Aquella idea de que primero había que salir del gobierno y luego atender las demandas de los profesores, fue un error. Claro, aun con una política correcta para atender este asunto no necesariamente se hubiesen alcanzado los objetivos en materia salarial. Pero sí se hubiese mantenido al menos el espíritu de lucha de los universitarios. El asunto siempre fue, y lo sigue siendo, enfrentar al gobierno por su política económica, por su entrega del país a intereses foráneos, por la corrupción que acabó con buena parte de las riquezas, del erario público y Pdvsa. También contra su política salarial de hambre.

Ahora bien, la manera como fueron otorgadas las primas de responsabilidad no es un asunto alcanzado producto de una acción unilateral. Las autoridades no tienen esa facultad. Además, que un rector devengue 200 o 300 dólares no es como para afirmar que forma parte de la oligarquía. En cualquier parte, ese es un sueldo indecente para las máximas autoridades de las universidades, o de los vicerrectores, decanos y demás personal que cumple con cargos de responsabilidad.

Es distinto el asunto para los dirigentes gremiales. Allí la cosa sí es unilateral y de decisión de los integrantes de las juntas directivas. De hacerse de prebendas, es con el uso de los dineros de los agremiados. Consulta con las bases o no mediante, no son dineros del Estado. De hacerse, más si es sin consulta, se rompe con el principio, según el cual los dirigentes gremiales luchan por los intereses de todos los trabajadores y, de tener que hacerse sacrificios, ellos deben ser los primeros en asumirlos. Buen ejemplo histórico nos brinda Elena Poniatowska en su novela El tren pasa primero, biografía ficcionada de la vida del dirigente ferrocarrilero Demetrio Vallejo.


Además, que un rector devengue 200 o 300 dólares no es como para afirmar que forma parte de la oligarquía. En cualquier parte, ese es un sueldo indecente para las máximas autoridades de las universidades, o de los vicerrectores, decanos y demás personal que cumple con cargos de responsabilidad

Carlos Hermoso

En medio de esta circunstancia, como en todo este largo período, seguimos entrampados. Si levantamos la crítica contra las autoridades y quienes dirigen el gremio, arrimamos la brasa hacia el lado del gobierno. Si nos callamos se siente la condición de complicidad. Así, algunas cosas hay que decir, en función de que el debate fluya y se alcancen mejores caminos para la lucha.

El salario mínimo

Uno de los grandes descubrimientos de las relaciones capitalistas de producción es el del salario mínimo. Lo realiza en su forma básica y genérica, Adam Smith. Lo desarrolla aún más David Ricardo y le da un fundamento definitivamente científico, Carlos Marx. Pero no es el caso que nos ocupa. En Venezuela, lo decretado por Maduro, años ha, nada tiene que ver con el salario mínimo. Se inicia con la crisis como salario de hambre, hasta devenir en un factor que apalanca la desaparición de las prestaciones sociales.

Pero no todos los trabajadores improductivos cuentan con esa condición. Los trabajadores por cuenta propia, aquellos que no producen plusvalía, logran estar en mucho mejores condiciones que el trabajador improductivo del aparato de Estado y de los obreros de la empresa.

La dolarización ha conducido a que el precio de la fuerza de trabajo tienda a incrementarse. Allí opera de manera objetiva su condición de mercancía. Claro su valor de uso, el valor de cambio varía de un lugar a otro, de una época histórica a otra. El conjunto de mercancías, bienes y servicios, que le permiten reproducirse junto a los suyos, en promedio, determina su valor de cambio. De allí la tendencia en la que se ubica su precio. Esos bienes y servicios, en buena medida dolarizados, determinan la tendencia al incremento de su precio de la cual se hace el trabajador por cuenta propia y el que, en menor medida, le otorga la empresa que reproduce el capital.

Con todo, los obreros venezolanos son de los peor pagados de la economía mundial. Pero los de la administración pública, sobre todo los educadores, llevan la primacía del orbe, sin duda alguna.

De allí las grandes diferencias salariales. De allí que más vale actuar por cuenta propia que ser empleado de empresa. Aunque eso no limita las condiciones para la concentración de capitales, dada la inmensa masa de trabajadores desempleados. Lo que la limita son otras determinaciones. La baratura de la fuerza de trabajo se convierte en una ventaja comparativa. La ayuda.

Esos son los asuntos que deben atender los universitarios. La rigurosidad en el análisis, antes que nada. En vez de propiciarse las prebendas o el resentimiento de quienes no las reciben, hay que analizar las cosas con la rigurosidad del caso. Eso debe ser lo propio de los universitarios.

Las universidades y su futuro

Hay cuestiones propias de la política, que han incidido en el cerco del gobierno contra las universidades. Nunca las casas de estudio superior del país, públicas y privadas, se identificaron con el chavismo. Tanto es así, que los chavistas tuvieron que hacerse de sus propias universidades. Lo que no significa que quienes la integran estén identificados con el gobierno.

En medio de las luchas de los venezolanos contra el régimen, que contaban con las universidades como epicentro de las protestas, uno de los renombrados intelectuales chavistas, que los hay, en uno de sus eventos, planteó una idea, que el gobierno ha tomado a pie juntillas: quitarles los recursos a las universidades por ser focos de subversión contra la “revolución”. De allí, la ofensiva no cesa. Y no va a cesar.

A pesar de que la universidad encuentra razón de ser en la medida en que hay desarrollo de las fuerzas productivas, las de Venezuela deben insistir en la condición según la cual la búsqueda de la verdad es su razón de ser. De allí nació. Se abrió paso en medio de la oscurana patrística. Cómo no hacerlo frente a la chavista.


En medio de las luchas de los venezolanos contra el régimen, que contaban con las universidades como epicentro de las protestas, uno de los renombrados intelectuales chavistas, que los hay, en uno de sus eventos, planteó una idea, que el gobierno ha tomado a pie juntillas: quitarles los recursos a las universidades por ser focos de subversión contra la “revolución”

Carlos Hermoso

Claro, sin desarrollo de las fuerzas productivas, cerrada buena parte del parque industrial, la economía en camino al afianzamiento del extractivismo, las universidades tienen poco qué hacer en materia científico tecnológica. Qué decir con las humanidades y las ciencias sociales. Poco le importa al chavismo la cultura que no sea la que les sirve para engañar. Sumemos que la planta profesoral camino al exilio unos, dedicados a labores fuera de las instituciones, otros, merman la capacidad de los principales centros de estudios del país. La pobreza, a su vez, ha conducido a que la matrícula estudiantil haya caída por debajo de un 50%. Hay escuelas en las que ha descendido a 80%.

Por lo que está en riesgo todo el sistema educativo. Desaparecido el salario, sumado a la pobreza y el hambre de los estudiantes, en medio de los efectos de la pandemia, las posibilidades de realización del hecho educacional, resulta prácticamente imposible. 

Pero, precisamente por esta tragedia, las universidades deben reivindicar el espíritu crítico y accionar contra el oprobio más grande que ha vivido Venezuela, en cerca de un siglo, creando, a su vez, la más elevada conciencia. Deben ser ejemplo en una sociedad en la que quienes dirigen muestran con el mayor desparpajo su condición genuflexa frente a los amos de los que se hicieron para mantenerse en el poder, mientras usufructúan o roban los dineros públicos para vivir a sus anchas.

Son muchas las iniciativas que se pueden adelantar desde la universidad. Sus distintas dependencias, bien pueden realizar actividades a través de la red. La denuncia nacional e internacional es tarea de todos los universitarios. Pero, haciéndolo colectivamente, pude ser más eficaz el asunto.


CARLOS HERMOSO CONDE | @HermosoCarlosD

Economista y Doctor en ciencias sociales. Profesor de la Universidad Central de Venezuela. Dirigente político