Opinión

El primer vuelo en tierras alienígenas

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Por: Paulino Betancourt

Marte es un lugar pésimo para intentar pilotar un helicóptero. Por un lado, está la temperatura: unos paralizantes -90°C, lo suficientemente frío como para hacer que casi cualquier maquinaria se congele y deje de funcionar. También está la distancia, Marte se encuentra actualmente a 287 millones de kilómetros de la Tierra, lo que significa que las señales de radio, incluso moviéndose a la velocidad de la luz, tardan casi 16 minutos en viajar en un solo sentido entre los dos planetas. Y luego se tiene la tenue atmósfera marciana, equivalente al 1% de la atmósfera terrestre, lo que dificulta enormemente que el helicóptero genere sustentación y vuele.

Pero volar un helicóptero en Marte es precisamente lo que hizo la NASA, cuando el pequeño dron Ingenuity despegó del suelo en el cráter Jezero a las 3:34 am de Venezuela (poco después del mediodía, hora de Marte), flotando a una altitud de 3 m durante 40 segundos, para luego volver a tocar suavemente el suelo y levantar una columna de polvo rojo. Esta hazaña ocurre casi 110 años después de que Frank Boland lograra el primer vuelo sobre Venezuela, en los predios del Hipódromo El Paraíso, con un biplano de madera y tela.

El modesto vuelo en Marte fue realizado por una máquina igualmente sencilla. El Ingenuity mide solo 49 cm de alto y pesa 1,8 kg (0,38 kg en Marte), lo suficientemente pequeño y liviano como para haber pasado todo el viaje entre la Tierra y Marte escondido dentro del vientre del vehículo Perseverance. Desde el principio, la maniobra de extracción fue minuciosa. Desenrollar el helicóptero del vehículo y bajarlo a la superficie fue un trabajo de seis días y varios pasos que implicó activar un dispositivo para sacar unos tornillos, disparar un pirotécnico para cortar cables, girarlo para que extendiera sus cuatro patas y, finalmente, dejarlo caer desde 13 cm al suelo. El peso ligero de la máquina combinado con la gravedad relativamente más baja de Marte, solo el 38% de la Tierra, hizo que la caída no causara ningún desperfecto.

Pero las humildes dimensiones del Ingenuity no se comparecen con su compleja ingeniería y su precio de 80 millones de dólares. El helicóptero tiene su propia computadora a bordo, calefacción, sistema de guía, cámaras y altímetro láser. Las palas de las hélices de 1,2 m giran a una vertiginosa velocidad de 2.537 revoluciones por minuto, o cinco veces la velocidad de las aspas de los helicópteros terrestres, que es necesaria para ganar sustentación en el delgado aire marciano. Las imágenes y el video del vuelo fueron capturadas por dos cámaras a bordo del Ingenuity y otra a bordo del Perseverance, que antes del vuelo había retrocedido a una distancia segura de 65 metros (¡Por si acaso!). Un micrófono a bordo del Perseverance también intentó capturar el audio del motor del helicóptero.


Pero volar un helicóptero en Marte es precisamente lo que hizo la NASA, cuando el pequeño dron Ingenuity despegó del suelo en el cráter Jezero a las 3:34 am de Venezuela (poco después del mediodía, hora de Marte), flotando a una altitud de 3 m durante 40 segundos, para luego volver a tocar suavemente el suelo y levantar una columna de polvo rojo

Paulino Betancourt

Para nosotros, mirando de lejos, parecía como si el helicóptero robot eligiera hacer un vuelo marciano o estirar sus apéndices metálicos. Debido a los retrasos en la comunicación entre la Tierra y Marte, los ingenieros no pueden controlar el helicóptero con un joystick, por lo que Ingenuity toma algunas decisiones por sí solo, analiza los datos en tiempo real de sus sensores y ajusta el rumbo para que no se desvíe de su trayectoria de vuelo previamente programada. Y cuando los robots muestran comportamientos tan autónomos, nuestros cerebros sociales reaccionan con empatía. ¡Qué pequeño robot tan inteligente!

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Este breve vuelo no será el último, tiene programado realizar otros cuatro en el transcurso del próximo mes, todos desde el mismo sitio. La altitud y la distancia de cada vuelo serán cada vez mayores y las maniobras aéreas, más complejas. La NASA también está trabajando en la misión Dragonfly para enviar drones a Titán, una luna de Saturno con una atmósfera espesa, donde llueve metano en lugar de agua. Los científicos e ingenieros, siempre mirando hacia adelante, dicen que las futuras generaciones de drones podrían explorar lugares difíciles de alcanzar y llevar cargas durante las misiones con astronautas.

Pero ese futuro aún está a muchos años de distancia. Por ahora, los robots son nuestros mejores exploradores, en Marte y más allá. Con su ayuda, hemos paseado, perforado y contemplado el planeta rojo. Hemos volado a través de los anillos de Saturno, recolectamos un trozo de asteroide y descubrimos una llanura en forma de corazón en la superficie de Plutón. Incluso nos hemos lanzado a las atmósferas de otros planetas. Los robots han sido nuestros ojos y oídos y, ahora, nuestras alas.


El helicóptero tiene su propia computadora a bordo, calefacción, sistema de guía, cámaras y altímetro láser. Las palas de las hélices de 1,2 m giran a una vertiginosa velocidad de 2.537 revoluciones por minuto, o cinco veces la velocidad de las aspas de los helicópteros terrestres, que es necesaria para ganar sustentación en el delgado aire marciano

Paulino Betancourt

En una época tan compleja por la pandemia del coronavirus, sucesos como el atasco del barco Ever Given, la devastadora explosión en el Líbano y tantos otros eventos, la historia del pequeño helicóptero de Marte es reconfortante, mientras vemos la hermosa extensión color caramelo de Marte. Al igual que el primer vuelo de Frank Boland sobre Caracas, es simplemente una misión de demostración: probar si algún día los aviones marcianos se puedan utilizar como exploradores avanzados para vehículos de transporte y como un medio para realizar investigaciones en laderas y afloramientos, que de otro modo estarían fuera de nuestro alcance.

Cuando se acabe el tiempo de Ingenuity, Perseverance se alejará para hacer su propio trabajo, en busca de signos de vida fosilizada incrustados en el paisaje escarpado. El Ingenuity permanecerá donde está, calentándose bajo la luz del Sol que atraviesa los cielos marcianos.


PAULINO BETANCOURT | @p_betanco

Investigador, profesor de la Universidad Central de Venezuela, miembro de la Academia Nacional de Ingeniería y Hábitat.

Paulino Betancourt
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Paulino Betancourt

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