El COVID-19 en la Fanb, un enemigo silencioso y reservado

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POLITEIA


Por: Nehomaris Sucre

Hace un siglo, bajo un clima de extrema miseria y opresión, un 16 octubre de 1918, encontrándose la tiranía de Juan Vicente Gómez en pleno apogeo, Venezuela se sumó a los países afectados por la pandemia de la mal llamada gripe española.

El primer caso se registró en un soldado en La Guaira y al terminar el día ya eran 40 los soldados infectados. Sorprendentemente, en apenas 24 horas el número se elevó a 500. A pesar de esto, los miembros del gobierno catalogaron la situación del batallón como un “simple catarro” y censuraron la información. Posteriormente, el virus se expandió de forma veloz por todo el territorio nacional dejando un saldo de 25.000 muertos.   

Hoy por hoy, una nueva peste nos azota y las condiciones de pobreza extrema y opresión se hacen presentes una vez más. En este sentido, pareciera tratarse de otra versión de la misma película o de un karma que estamos condenados a repetir mientras no superemos los elementos que generan la reproducción de estas circunstancias.

No obstante, existen aspectos en los que la realidad de principios del siglo XX difiere de esta. Una de esas particularidades es el hecho de que, en aquel entonces el tirano Gómez impulsaba un proceso de modernización de las fuerzas armadas, en tanto que en la actualidad pareciera que la institución castrense ha girado en dirección contraria, marchando en un camino de involución.

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Con la llegada del COVID-19, la Fanb no escapa de las condiciones que enfrenta el país en general y que le hacen susceptible a un elevado número de contagios y poca capacidad para enfrentar el virus. Elementos como deficiente alimentación, problemas en el suministro de agua, acceso restringido a productos de limpieza y escasez de medicamentos, empeoran el panorama en todos los sectores.

Indudablemente, las circunstancias actuales menoscaban el funcionamiento de la institución que desde las armas ha acompañado el posicionamiento de Maduro en el poder. Sin embargo, esta debilidad, a los fines del control estatal, es subsanada parcialmente con la restricción de algunas garantías constitucionales, que de acuerdo con el discurso del gobierno tienen la finalidad de evitar la propagación del virus en el país.


existen aspectos en los que la realidad de principios del siglo XX difiere de esta. Una de esas particularidades es el hecho de que, en aquel entonces el tirano Gómez impulsaba un proceso de modernización de las fuerzas armadas, en tanto que en la actualidad pareciera que la institución castrense ha girado en dirección contraria, marchando en un camino de involución

Nehomaris Sucre

En este escenario, el 11 de julio el ministro de la Defensa, Padrino López, dio las cifras de contagios de COVID-19 en la FANB, afirmando que se trataba, en aquel momento, de 160 efectivos que participaron en las brigadas casa por casa. Conociendo la velocidad de propagación del virus sería de interés tener información sobre los números actuales bajo condiciones de transparencia.

El día a día en los cuarteles trascurre en espacios compartidos (oficinas, aulas de clase, comedores, dormitorios, entre otros). A esto se le suma el deficiente acceso al servicio de agua potable que presentan algunas unidades militares, sobre todo en el interior del país. Esta situación hace inevitable tener dudas respecto al estado actual de la Fuerza Armada en medio del coronavirus.

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Cabe destacar que en cualquier sistema democrático, en el transcurso de una pandemia, los ciudadanos tendrían especial interés por conocer la situación de su fuerza armada respecto a la cantidad de contagios entre sus integrantes, pues son estos quienes defienden la soberanía de la nación. En Venezuela es distinto, ya que la imagen que tiene la sociedad sobre la Fanb es la de un cuerpo politizado a favor de quienes están en el poder.

Por otra parte, a la fecha van dos miembros del alto mando fallecidos al presentar síntomas de neumonía severa: el vicealmirante Luis Alberto Somaza Chacón y el general de brigada César Augusto Cerquoni Machez. Este hecho ha añadido alarma entre los militares.

Además, el reciente despliegue de 4.000 efectivos para vigilar las siete parroquias caraqueñas donde hay mayor cantidad de casos de coronavirus pudiera influir en un aumento de contagios en las unidades militares de la Gran Caracas a las que se encuentran adscritos estos uniformados.

En fin, mientras todo acontece, el ministro de la defensa mantiene un silencio a medias que puede estar incomodando a los uniformados en sus grados y jerarquías menores, pues son estos quienes se encuentran más vulnerables en la actualidad.

Después de todo, esperemos que en cien años la historia no se repita y las generaciones que nos sucedan no se enfrenten a alguna pandemia, en medio de condiciones de miseria y opresión. Por nosotros y por ellos, conquistaremos la libertad.


NEHOMARIS SUCRE | @Neho_Escribe

Venezolana, politóloga, militar retirada y amante de las letras.