Día Internacional de la Niña, más que necesario

164

Por: Angeyeimar Gil

Una amiga periodista me consultó sobre el Día de la Niña y la posibilidad de hacer una nota desde una perspectiva positiva, en la que se mostrara logros de niñas, a pesar de las limitaciones que se les presentan. Quedé pensando y creo que llegué a la misma conclusión a la que llegaron en las Naciones Unidas para declarar el 11 de octubre día internacional de la niña a partir de 2011. Son demasiadas las malas noticias y las condiciones sociales que hacen a las niñas y adolescentes mujeres una población vulnerable. Resulta indispensable y urgente que las personas con responsabilidades políticas atiendan, actúen y frenen tanta injusticia. 

Según los datos de la ONU, la pandemia por el COVID-19 empujará a la pobreza a 47 millones de niñas en todo el mundo. En Venezuela, la pobreza ya está presente en casi el 90% de la población, pero la emergencia humanitaria compleja y las consecuencias de la pandemia definitivamente han intensificado las formas de violencia hacia las niñas y las adolescentes en el país. De tal manera que es muy difícil lograr que la noticia sobre el objetivo de una niña que ha superado las limitaciones reales que el sistema impone, pueda abrumar la cantidad de noticias que a diario nos muestra cómo sufren las niñas venezolanas y lo difícil que es vivir en sus zapatos. Se impone lo negativo por fuerza.

Abuso Sexual, Niñas como mercancía y Femicidios

No queda duda que el abuso sexual va en aumento como consecuencia de las medidas de confinamiento. Cada mes son más las noticias que aparecen en los medios de comunicación sobre este tipo de violencia. Las niñas y las adolescentes están más expuestas a sus agresores y es urgente una atención eficiente y efectiva para frenarlo. Los daños emocionales que genera el abuso sexual son realmente delicados y profundos y la acción no puede quedarse en la rehabilitación posterior a la violencia. Deben implementarse medidas de prevención. Hablamos de situaciones grotescas que dan cuenta del deterioro social y moral en que se encuentra el país. Un padre que abusa sexualmente de todas sus hijas frente a la mirada inerte de la madre es una situación que se repitió en dos oportunidades en el mes de septiembre, según conocimos por medios de comunicación. Tíos, abuelos, hermanos, padrastros se constituyen en los principales victimarios. Embarazos adolescentes productos de abusos sexuales en un país sin aborto legal, público y seguro. Frente a esto… ¿Cómo se defiende una niña que está en cuarentena, dónde está la comunidad, la familia extendida, el sistema de protección? Las niñas están desamparadas.


Según los datos de la ONU, la pandemia por el COVID-19 empujará a la pobreza a 47 millones de niñas en todo el mundo. En Venezuela, la pobreza ya está presente en casi el 90% de la población, pero la emergencia humanitaria compleja y las consecuencias de la pandemia definitivamente han intensificado las formas de violencia hacia las niñas y las adolescentes en el país

Angeyeimar Gil

La explotación sexual, la trata de personas y la pornografía infantil también aumentaron en número de situaciones y en cantidad de víctimas en los últimos meses. Desde redes organizadas, hasta situaciones propiciadas por familiares aparecen noticias. Madres y padres como responsables de la explotación sexual de sus hijas como negocio. El hambre y la miseria, resuelta circunstancialmente sobre la base de denigrar la dignidad humana de una niña indefensa. Una niña de 9 años convertida en mercancía para el placer sexual es una de las peores formas de violencia, ejercida no solo por el agresor sexual sino por las personas que deben proteger y cuidar a la niña, esto sucedió en nuestro país el pasado mes de septiembre como un hecho social individual. Pero el número de bandas desarticuladas de trata de personas, explotación sexual y pornografía infantil, son realmente alarmantes. 

La violencia basada en género y los femicidios, también son situaciones que enfrentan las niñas y las adolescentes en el país. En septiembre Wilmeydis Yeismar Olivares (17), Raquel Araque Pita (17), Peberling Natalith González Ramírez (16) y Franchezka Saray Colina Gómez (14) murieron a manos de hombres. Otras niñas murieron a manos de madres, padres, familiares por violencia familiar. La violencia se les presenta en todas sus formas. Inclusive de manera institucional, como pudimos conocer a través del informe del alto comisionado para las Naciones Unidas, sobre las actuaciones policiales en el marco de las protestas sociales y en los operativos de las Faes en los sectores populares. Niñas y adolescentes manoseadas, violentadas, ofendidas por funcionarios públicos. Violencia en todas sus formas y a todos los niveles.


Las niñas y las adolescentes están más expuestas a sus agresores y es urgente una atención eficiente y efectiva para frenarlo. Los daños emocionales que genera el abuso sexual son realmente delicados y profundos y la acción no puede quedarse en la rehabilitación posterior a la violencia. Deben implementarse medidas de prevención

Angeyeimar Gil

La lista de situaciones de violaciones a los derechos de las niñas y de las adolescentes puede ser interminable: educación, alimentación, identidad, salud, recreación, protección, salud sexual y reproductiva, seguridad. Esta grave realidad, unida a la incapacidad del sistema de protección de restituir y proteger los derechos de las niñas y las adolescentes, nos deja en un callejón sin salida.

Todos estos derechos vulnerados hace mucho más grande la brecha que diferencia las posibilidades de éxito y desarrollo de los niños y adolescentes hombres en relación con los de las niñas y adolescentes mujeres. Convierte los 17 objetivos de desarrollo sostenible en inalcanzables, porque la igualdad de género y la libertad y autonomía de las mujeres forma parte indispensable de cada uno de ellos. En Venezuela la deuda es muy grande. 

Hay una alternativa

Vivir una infancia y adolescencia problematizada, conflictiva, llena de situaciones que vulneran, afectan y maltratan, influye determinantemente en las mujeres que serán en el futuro. La atención posterior a la situación de violencia es necesaria para sanar y avanzar. Pero la mejor alternativa es la erradicación de todo tipo de violencia. Una niñez saludable, sana, libre y armoniosa son indispensables para construir sociedades democráticas y para el desarrollo, pero esto supone disposición política, planificación e inversión. No se decreta que las niñas sean felices, debe ser una construcción, debe materializarse en sus vidas, y deben ellas saberse y sentirse protegidas para que comience el cambio. 

El Estado debe asumir la realidad para poder hacerle frente a los problemas. El primer paso es conocer la magnitud del problema, que no dependamos de los datos secundarios o de lo que aparece en los medios de comunicación, que nunca será la totalidad. Nos alarma lo que vemos en los medios, pero la realidad es mucho más de lo que las noticias muestran. Debería haber una alarma nacional. El segundo paso es reconocer la responsabilidad política y social y luego, pero urgente, la búsqueda de soluciones, planificación de políticas públicas e inversión. 

De allí la importancia del 11 de octubre como un día para la sensibilización y planificación de políticas públicas que le hagan frente a una sociedad que cosifica a la mujer en toda su línea de vida, que disminuya la brecha y que ofrezca oportunidades reales para el crecimiento, desarrollo y progreso de las niñas y las adolescentes. Que sea una realidad la decisión de ser lo que quieran ser sin más limitaciones que las que ellas mismas se establezcan. 

Esto puede parecer ilógico si partimos de la realidad política venezolana, de la inconstitucionalidad y de la arbitrariedad con la que se manejan las decisiones políticas, pero esos son los pasos que debemos seguir para incidir positivamente en la vida de las niñas y las adolescentes. Es decir, si necesitamos como país un cambio de gobierno previo, para lograr esos tres pasos, entonces debemos asumirlo como una tarea urgente e impostergable, porque de nosotros depende que no sigan afectándose las vidas individuales de tantas niñas y adolescentes. De nosotros, la sociedad, depende que podamos ofrecerle a las niñas y a las adolescentes un país en el que dejen de ser víctimas constantemente, en el que puedan ser niñas y adolescentes realmente sanas. Con mujeres libres, autónomas e incluidas, el mundo será un mejor lugar, no cabe duda.


ANGEYEIMAR GIL | @angeyeimar_gil

Docente de la Escuela de Trabajo Social de la UCV. Trabaja como investigadora en la Red por los Derechos Humanos de los Niños, Niñas y Adolescentes (Redhnna)