Opinión

Carta abierta a Maradona

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Apreciado Maradona, sabes que muchos venezolanos empezamos a ser fanáticos del fútbol desde el Mundial de México 86, donde gracias a tu genialidad llevaste a la Argentina al título sin estar entre las favoritas. Memorable, histórica, para la eternidad, fue tu actuación, especialmente en el partido contra Inglaterra, en el que desarrollaste todo tu talento y tu picardía de chaval del barrio, que te inspiró a tocar un balón entre el arquero y un defensor con tu puño, lo que terminó siendo un golazo, que luego tú, con una habilidad sorprendente para la palabra, acuñaste la frase: “Fue la mano de Dios”. Después, para culminar tu obra maestra, concretaste el que ha sido considerado el mejor gol de la historia, cuando desde más allá de la media cancha, con el balón pegado a tu zurda mágica, dejaste regados a todos los que intentaron frenarte, y finalmente al propio arquero, para decretar el 2-0 que eliminaba a la poderosa Inglaterra, que terminó cayendo 2-1.

Desde ese momento te consagraste como ídolo del mundo, pero especialmente de Latinoamérica, dolida como estaba por la humillación de Inglaterra a la Argentina en la guerra de Las Malvinas. Sin saber mucho de fútbol, ese triunfo tuyo sobre los británicos lo tomamos como una venganza y como un símbolo de la fuerza que tiene un continente unido en una sola causa.

Pero tu grandeza no se quedó en ese partido ni en las canchas de fútbol. Rebelde, sin miedo a los poderes establecidos, alzaste tu voz a favor de los oprimidos. Te enfrentaste a la Fifa, cuando quien te disputaba el título como el mejor de la historia, Pelé, le servía de imagen a esta entidad que no dudó al momento de querer destruirte. Al final el tiempo te dio la razón y la olla de corrupción de la Fifa terminó destapándose y muchos de sus dirigentes aún están presos.

Por ello Maradona, Pibe de Oro, es que nos duele que hoy en día prestes tu imagen y toda tu grandeza para validar al gobierno más nefasto, más cruel, más ineficiente y corrupto del mundo, como lo es el de Nicolás Maduro.

No,, Maradona, no se trata de ideología, de izquierda o derecha, capitalismo y socialismo. Siempre hemos compartido tu humanismo, tu ideología. Tu acercamiento y amistad con Fidel Castro, con Néstor Kirchner y Cristina de Kirchner y hasta con Hugo Chávez. Porque no podría ser de otra manera, porque saliste de Villa Fiorito, que llamaban Villa Miseria. De ahí viene tu rebeldía, tu rabia que te ha llevado a ser el más grande de la historia.

Se trata Pibe, de que tu imagen, una de la más queridas en el mundo, valida a un hombre que en solo siete años convirtió el país más rico del continente en uno de los más pobres del mundo. ¿Te han contado, Pibe de oro, que más de cinco millones de venezolanos, y te hablo de los más pobres, han tenido que abandonar el país? Muchos de ellos atraviesan a pie las fronteras del sur, simplemente porque en Venezuela corren el riesgo de morirse de hambre. ¿No te han dicho que 28 personas, en su mayoría niños, han muerto por comer yuca amarga? Deberías saber que recientemente fallecieron 12 niños devorados por las llamas en un corte de una siembra de caña, y todo por estar cazando conejos para poder comer algo.

No, Maradona, Nicolás Maduro no es ningún socialista, no es ningún paladín de la lucha antiimperialista. ¿Es socialista un gobernante que deja a los más pobres sin salud, educación, sin medio para sobrevivir en una de las peores crisis humanitarias que recuerda la historia?

¿Es socialista un hombre que, a costa del sufrimiento de un país, permitió que a uno de sus socios, Raúl Gorrín, le confiscaran 4.772 millones de dólares en los Estados Unidos en propiedades y cuentas bancarias congeladas, producto del saqueo a las arcas de la nación? Al extesorero durante los gobiernos de Chávez, Alejandro Andrade, cuando el país colapsaba, le confiscaron 250 millones de dólares. Samark López, otro de sus compinches, posee una fortuna de 270 millones de dólares. Te pudiera contar más historias de corrupción, pero son tantas que necesitaría escribir un libro. Hermano, no son las sanciones, ni la lucha imperialista las que han conducido a mi país a una tragedia: es la voracidad de una clase política que en nombre del pueblo y del socialismo se pasean con su riqueza por todo el mundo sin ningún tipo de reparos.

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Pibe de oro, tu eres otra cosa. No estás hecho de ese barro. Recuerdo una vez que saliste junto con Chávez a los pasillos de Miraflores, y ante una jauría de periodistas, el presidente anunció la venida al país de su nuevo mejor amigo Alvaro Uribe, y advirtió que no iba a tolerar protestas contra su invitado. Tú lo miraste y le dijiste: “No entiendo Chávez, ¿este tipo no es de derecha? ¿El que quiere destruir a Venezuela?” Chávez te miró sorprendido, y dijo: “Bueno Maradona, el pragmatismo”.

Maradona, acuérdate de ese momento. Esa palabra pragmatismo no va contigo. Tú eres frontal en tu lucha contra la injusticia. Frontal cuando defiendes tu verdad. Por eso no eres del agrado de los poderosos. Cuando Andoni Goikoetxea te partió la pierna durante un partido contra el Athletic de Bilbao, al volver a la cancha después de un largo tiempo y te lo encontraste fuiste por la revancha. Así eres tú; por eso eres el ídolo de los del barrio, de los descamisados, como diría Evita Perón.

Amigo Maradona, no dejes que Maduro y su cúpula pervertida, que ha llenado de miseria al país, siga socavando tu imagen, tu legado, cada vez que apareces en los medios de comunicación abrazando a un hombre que ha acabado con el sueño de toda una generación.

Es una lástima que no aceptaste dirigir a la vinotinto, porque entonces hubieras tenido que permanecer más tiempo en Venezuela y con tus propios ojos verías el sufrimiento de millones de venezolanos que hoy día viven con más amarguras que tú y tus amigos cuando crecieron en Villa Miseria.

Cuando Maduro te vuelva a invitar para levantar su alicaída imagen, piensa en Evita y Juan Domingo Perón, piensa en los millones de venezolanos que han sido obligados a irse del país y que hoy conforman los cinturones de miseria en las naciones que los han acogido. Cuando lo hagas te quitaras la venda ideológica que Maduro quiere imponerle al mundo; entonces comprenderás que ese señor ni es socialista ni capitalista ni centrista ni ultra derecha ni radicalista, sino un pobre hombre que por su codicia de dinero y poder destruyó el país más hermoso del mundo.

Marcos Hernández es periodista y fundador de la ONG Periodistas por la Verdad@hmarcovalor, Mh4200855@gmail.com

Marco Hernández
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