Agua lunar para la exploración espacial

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Por: Paulino Betancourt

Cuando la NASA anunció la semana pasada que había hecho un “nuevo descubrimiento emocionante” sobre la Luna y luego nos dijo que se reservaría la información por cinco días ¡sí, cinco días! Fue una espera cruel e insoportable, pero finalmente el lunes llegó el desenlace de la historia. La NASA anunció lo que puede resumirse como: Ella (la Luna) está mojada (cubierta de agua).

Los científicos han reunido algunas de las pruebas más convincentes sobre la existencia de agua en la Luna. Durante mucho tiempo se supuso que la superficie estaba seca hasta que una sonda soviética recolectó agua en 1978, pero esa investigación fue publicada en una revista rusa desconocida para el mundo occidental. Fue en la década de 1990, cuando una nave espacial en órbita encontró indicios de hielo en cráteres grandes e inaccesibles cerca de los polos lunares. Pero fue a principios del siglo XXI, cuando comenzó a surgir una imagen de la Luna matizada de agua. Estudios cuidadosos de muestras lunares y observaciones de naves espaciales ayudaron a cambiar la noción de un desierto lunar. En 2009, los equipos a bordo de la nave espacial Chandrayaan-1 de la India registraron datos consistentes con la presencia de moléculas parecidas al agua. Las limitaciones técnicas hicieron que fuera imposible saber si era H2O (agua) o moléculas de hidroxilo (que constan de un átomo de oxígeno y un átomo de hidrógeno) en los minerales. Y en 2018, los científicos encontraron depósitos de hielo en los polos lunares. Ahora, han detectado una huella química que es inequívocamente de H2O, midiendo las longitudes de onda de la luz solar que se refleja en la superficie de la Luna. Dicho trabajo se publicó en la revista Nature Astronomy. Los datos fueron recopilados por el Observatorio Estratosférico de Astronomía Infrarroja (SOFIA), que se encuentra en un Boeing 747 modificado y lleva un telescopio reflector de 2,7 metros.


Durante mucho tiempo se supuso que la superficie estaba seca hasta que una sonda soviética recolectó agua en 1978, pero esa investigación fue publicada en una revista rusa desconocida para el mundo occidental. Fue en la década de 1990, cuando una nave espacial en órbita encontró indicios de hielo en cráteres grandes e inaccesibles cerca de los polos lunares

Paulino Betancourt

Tal como se menciona, si bien alguna vez se creyó que la luna estaba seca como un desierto, en las últimas décadas, los científicos han encontrado evidencia de H2O y hielo en la superficie de la Luna, limitada a las regiones más frías y sombrías. Se creía que las áreas iluminadas por el Sol, no podían ser capaces de contener agua. Sin una atmósfera espesa que la aislara de los rayos del Sol, el agua en la superficie lunar iluminada debería evaporarse y perderse en el espacio.

He aquí que la luna ha demostrado que puede mantener la humedad en otros lugares, incluso en sus regiones más soleadas ya sea conservada entre granos de polvo lunar o dentro de “perlas de vidrio”. El agua fue descubierta hacia el polo sur de la Luna, en el cráter Clavius (del tamaño del Estado Anzoátegui), en cantidades de alrededor de 100 a 400 partes por millón de H2O. La extracción será sencilla si el agua existe predominantemente en las superficies de los granos de polvo: solo se necesitará recoger el suelo lunar y someterlo a un calentamiento moderado. Sin embargo, si el agua está encerrada en el vidrio, el material debe fundirse para su recolección, un proceso que requiere mucha más energía.

La existencia de agua tiene implicaciones para futuras misiones lunares porque podría tratarse y usarse para beber, separado en hidrógeno, para su uso como combustible de cohetes y en oxígeno para respirar. Sin embargo, recolectarlo en cráteres oscuros con paredes empinadas a temperaturas de -230 °C, que es donde se supone que se encuentra la mayor parte del agua congelada, sería un trabajo peligroso. Si resulta que hay agua en las áreas iluminadas, entonces estas zonas podrían ser más numerosas y accesibles de lo que se suponía anteriormente.


La existencia de agua tiene implicaciones para futuras misiones lunares porque podría tratarse y usarse para beber, separado en hidrógeno, para su uso como combustible de cohetes y en oxígeno para respirar

Paulino Betancourt

Sin embargo, quedan preguntas. La única forma real de responderlas es ir a la luna y empezar a perforar. Puede que esto no esté muy lejos. La misión Artemis, que lleva el nombre de la hermana mitológica de Apolo, planea enviar a una mujer (la primera) y un hombre a la superficie lunar en 2024. Tiene un objetivo a largo plazo de establecer una presencia humana sostenible en la luna para finales de la década. Tan así que ya están trabajando para instalar 4G LTE en la Luna. La compañía finlandesa, Nokia, construirá la tecnología que se integrará en los módulos de aterrizaje lunares de la NASA y se usará para control remoto, así como para transmitir videos de alta definición. La NASA también anunció en junio que había contratado a una empresa privada para desplegar un vehículo, llamado VIPER, en el polo sur de la luna en 2023, que perforará en busca de agua debajo de la superficie. Por otro lado, los científicos británicos también están desarrollando un taladro robótico para tomar muestras de suelo lunar a profundidades de hasta un metro, como parte de una misión rusa programada para el 2025. Pero, ¿dónde deberían escavar? Las áreas con sombra permanente seguirían siendo la mejor opción porque el agua estaría más protegida de los rayos del Sol.

¿Qué pasa si tenemos un montón de países tratando de obtener agua en la misma área? A principios de octubre de este año, ocho países firmaron los Acuerdos de Artemis, un conjunto de tratados internacionales redactados por EE. UU. que rigen la exploración futura de la Luna y la explotación de sus recursos con fines comerciales. Los acuerdos unen las normas de comportamiento existentes, como el reconocimiento de que la exploración de la Luna debe realizarse con fines pacíficos, mantenerse la transparencia en las operaciones, prestarse ayuda mutua en caso de emergencia y sobre todo, continuar el intercambio de datos científicos. Se esperan otros signatarios, aunque China no puede firmar en este momento debido a las disputas comerciales y sanciones de los Estados Unidos de Norteamérica. Al final, la capacidad de extraer y utilizar el agua en la Luna, será fundamental para apoyar la exploración espacial segura y sostenible.


PAULINO BETANCOURT | @p_betanco

Investigador, profesor de la Universidad Central de Venezuela, miembro de la Academia Nacional de Ingeniería y Hábitat