Por: Marco Hernández
Los venezolanos nos encontramos atrapados en medio de la pandemia del COVID-19 que, según cifras oficiales, ya se ha cobrado 170 víctimas y casi 20 mil contagiados y el brutal deterioro económico y de servicios públicos propiciado por el nefasto gobierno de Maduro.
Es una tormenta perfecta que lleva al país a una catástrofe humanitaria que podría ser peor de no ser por el gremio de la salud, que se mantiene en sus centros de trabajo sin implementos de seguridad, lo que ha provocado la muerte de 38 médicos, seis enfermeros y un enfermero biomédico, según cifras de la ONG Médicos Unidos por Venezuela.
El coraje de los trabajadores de la salud, quienes pese al riesgo de perder sus vidas no han abandonado sus responsabilidades, es lo que le falta a los políticos de la oposición para encaminar una verdadera lucha que ponga fin a la tiranía de Maduro, que se ha convertido en un peligro para la existencia de los venezolanos.
Ante la pasividad de la oposición consulto a un destacado líder del Frente Amplio y me lanza una frase lapidaria: “Pasamos de la angustia a la desesperanza”. La gente que tiene el control y los recursos para luchar contra la dictadura, no termina de entender las acciones que deben implementarse para obtener los resultados esperados. A este ritmo pasarán dos años más para que puedan entender dónde estamos.
Pero no sólo en el Frente Amplio se siente esa angustia. El excandidato presidencial Henrique Capriles recientemente lanzó una fuerte advertencia: “Nunca habíamos estado en tanta inercia”. “Hay que tener los pies sobre la tierra”. “Tenemos que mover el tablero”. “Vamos a seguir con la perorata del gobierno ilegítimo, el gobierno encargado. Eso se acabó. Hay que reconstruir, destrancar el juego, pensar en la mayoría del país, ver cómo pueden expresarse”.
El coraje de los trabajadores de la salud, quienes pese al riesgo de perder sus vidas no han abandonado sus responsabilidades, es lo que le falta a los políticos de la oposición para encaminar una verdadera lucha que ponga fin a la tiranía de Maduro, que se ha convertido en un peligro para la existencia de los venezolanos.
Marco Hernández
Ambas posiciones reflejan con exactitud la tragedia que vive el país. En lo personal comparto plenamente las declaraciones de Capriles, ya que anteriores artículos me he referido a este tema. Hay que volver a las calles, no puede ser líder de la oposición quien también sea presidente y actúe como tal sin serlo en la realidad, porque entonces, quién va a construir el tejido social para pelear en la calle por nuestra democracia.
El tiempo del proyecto que se implementó con Juan Guaidó se encuentra estancado, y mientras la oposición se autoinmoviliza, Maduro avanza en su plan de afianzar su poder a través de fraudulentas elecciones, que ya ha convocado para el 6 de diciembre.
Con los sectores disidentes de los partidos llamados G4, Maduro negocia la participación de los mismos en las elecciones parlamentarias. Para su causa ya tiene comprometidos a la gobernadora del Táchira, Laidy Gómez; así como a los mandatarios de Mérida y Anzoátegui, Ramón Guevara y Antonio Barreto Sira. Igualmente se saca de bajo de la manga una alianza entre el PCV, PPT y otros movimientos populares, quienes conforman un Bloque Revolucionario de Izquierda para hacerle frente a los candidatos de Maduro.
La idea es que junto con los excandidatos presidencial Henry Falcón, Claudio Fermín y Javier Bertucci, darle una representatividad a las elecciones para opacar la no participación de la MUD.
Esto implica que la alianza opositora se encuentra en un gran dilema, ya que algunos como Capriles plantean que se debe dar la rebelión de las cédulas. Mientras que Juan Guaidó y sus aliados cierran la posibilidad de ir a unas elecciones con un CNE a la medida del gobierno o de retomar cualquier posibilidad de explorar una salida negociada.
De verdad que esto parece un guión repetido. El gobierno convoca a elecciones. La oposición se abstiene de participar y el régimen se proclama vencedor. De ahí que cualquier decisión que se tome en cuanto a la participación o no en las elecciones legislativas, tiene que ser producto de un amplio debate y acompañada de una estrategia de participación ciudadana para la toma del poder, porque el tiempo de la retórica terminó.
MARCO HERNÁNDEZ | @hmarcovalor
Periodista y fundador de la ONG Periodistas por la Verdad.