Por: Marco Hernández
A más de dos años del encarcelamiento del mayor general Miguel Rodríguez Torres por parte del régimen de Nicolás Maduro, sus seguidores por intermedio de la red de social twiter han venido rescatando las propuestas que expuso ante los venezolanos para sacar al país de la crisis social, política y económica que en el año 2014 ya comenzaba a causar estrago en la población.
De la figura de Rodríguez Torres, en el ejercicio de sus funciones públicas como director del Sebin (2009-2014) y ministro de Relaciones de Interiores, Justicia y Paz (2013- 2014), sólo queda la imagen distorsionada por parte de los grandes medios del hombre que reprimió las protestas del 2014 o el creador de las celdas que llevan por nombre la “tumba”.
Apenas recibido ministro, el país se vio estremecido por el asesinato de la actriz Mónica Spear y su pareja Thomas Henry Berry, reflejo de una sociedad en decadencia que tenía el no grato primer lugar de la tasa más alta de homicidios con 58 por cada 100.000 habitantes.
En las investigaciones de ese suceso detuvieron a dos menores de edad, y me llamó la atención su discurso ante la Conferencia Episcopal. Cuando se pedía la pena de muerte para los involucrados Rodríguez Torres y dijo: “Hoy piden la pena de muerte. Pero yo preguntó, dónde estaba el cura de la iglesia cuando esos niños andaban en las calles. Dónde estaban los funcionarios del área social de gobierno, dónde estaban los líderes políticos. Qué fácil es pedir la muerte de otra persona, aunque sea un niño de 14 años”.
Me llamó la posición de ese ministro, cuando lo usual era que se montara en la ola de la indignación ciudadana y reforzara la imagen de un hombre duro para combatir el crimen.
Pero luego cuando me uní a su equipo de trabajo, comprendí que Rodríguez Torres no se dejaba llevar por el marketing político, sino que sus decisiones y acciones estaban dirigidas por los canones de la eficacia y el respeto a los demás.
En ese marco de su gestión se desarrolló la consigna: La seguridad, un desafío de todos. Entendió Rodríguez Torres que ese grave problema no lo podía resolver un ministerio de un gobierno, sino que tendría que involucrar a todos los sectores de la sociedad, y que se debía dejar a un lado el sesgo político a un lado. Aunque parezca contradictorio con su posición de respeto a los derechos humanos, en un acto público señaló: «Ningún funcionario hoy está autorizado ni reciben órdenes de violar los derechos humanos de nadie». Creó el Plan Patria Segura, que involucra a los componentes militares en las labores de seguridad ciudadana.
Marco Hernández
Pero el plan que consistía en llenar todos los espacios propicios para el delito con la presencia de funcionarios, para con ello intimidar a la delincuencia, comenzó a dar su fruto y en poco tiempo la tasa de homicidio descendió a un 37% y la meta era llevarla a un 10%.
Comprendió Rodríguez Torres que esa meta no se podía lograr sino se despolitizaba el país y se dejaban a un lado las posiciones radicales. Por ello, desde el 3 de enero recorrimos todo el país y se reunió con cada uno de los gobernadores y alcaldes de la oposición para tratar el tema de la seguridad. Su itinerario concluyó el 18 de enero del 2014 con un encuentro con Henrique Capriles.
No obstante, todo el esfuerzo se vino abajo cuando el 12 de febrero de ese año se desencadenó una protesta estudiantil liderizada por Leopoldo López, que se extendió hasta el mes de junio y que tuvo un saldo de 42 muertos.
La gran prensa responsabilizó a Rodríguez Torres, sin tomar en cuenta que gran parte de esos fallecidos fueron personas inocentes que murieron en el marco de una violencia desmedida que llevó a convertir ciudades enteras como Maracaibo y San Cristóbal en campos de guerra. El conflicto terminó con el desmantelamiento del campamento de los estudiantes con 243 jóvenes detenidos sin ningún herido.
Por su política de paz la Fundación Periodismo Necesario le entregó el 28 de junio el galardón de Comunicador del Año por informar de forma oportuna y veraz sobre los hechos violentos.
Paradójicamente los éxitos de Torres en el MIJP, por la credibilidad y el fervor que generaba en las bases chavistas, empresarios y líderes religiosos determinaron su fin y su encarcelamiento. El G2 cubano que siempre desconfió del exitoso ministro, alertó a Maduro que la creciente popularidad del mayor general activo y su ascendencia en el estamento, era un peligro para su proyecto político, sobre todo porque se habían presentado desacuerdos con la información dada por Maduro y la de Rodríguez Torres ante las muertes de Eliézer Otaiza y Robert Serra.
De esa manera el G2 cubano se puso en marcha: Pase a retiro de Rodríguez Torres. Falso positivo de la muerte del líder del colectivo 5 de Marzo, José Odreman, se responsabilizó a Rodríguez y a los pocos días se anuncia su destitución.
Pero Miguel Rodríguez Torres no pasa a retiro. Consciente que el país se encaminaba a un desastre en manos de Maduro y Diosdado Cabello, aprovecha su creciente popularidad y los señala directamente ante la opinión pública. Rechaza volver al gobierno con el cargo de ministro de Minas que le ofrecieron. Le comentamos que aumentara su presencia en los medios, pero nos dijo: Diosdado me grabó una conversación con la CIA, que mantuve por orden de Chávez. A lo cual se decidió que los intereses del país estaban por ese chantaje.
Entonces se crea el Movimiento Desafío de Todos. Rodríguez Torres aumenta su presencia mediática. Participa en foros con líderes de la oposición como Henrique Capriles y Julio Borges. Se le aconsejó que saliera del país, pero su compromiso con los venezolanos eran muy fuertes. Quizás confió que la amistad con Padrino López y otros líderes militares era un muro de contención para Maduro. Pero no fue así, fue detenido el 13 de marzo del 2018 sin ningún cargo específico.
Pese a tener más de dos años presos y que su voz ha sido silenciada, aún retumban sus palabras en el auditorio de la Universidad Católica Andrés Bello: Venezuela está sumida en una profunda crisis espiritual porque la fuerza que motoriza las cosas es el resentimiento, el odio, la venganza, y ningún edificio que se construya sobre esas bases puede tener éxito.
MARCO HERNÁNDEZ | @hmarcovalor
Es periodista y fundador de la ONG Periodistas por la Verdad
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