Barquisimeto.- En el suroeste de Barquisimeto, más de 50.000 habitantes pasan el confinamiento sin servicios básicos. Entre marzo y agosto, las comunidades La Carucieña, El Garabatal, Lomas de León, Brisas del Turbio, Alí Primera y Antonio Ricaurte recibieron agua por tuberías durante dos semanas. Vecinos aseguran que el suministro fue restablecido cada ocho días debido a las protestas que encabezaron a las puertas de la Hidrológica del estado Lara (Hidrolara).
“En 150 días de cuarentena solo hemos tenido 15 días con agua. Algunos sectores pasamos 81 días sin agua. Después de ejercer presión a Hidrolara, nos mandan agua por tubería los domingos, pero desde julio no nos llega ni una gota”, relató el dirigente social y habitante de La Carucieña, Alcides Pérez, quien atribuye las fallas del suministro en el suroeste de Barquisimeto a la salida de servicio de tres de los cinco motores de la Estación de Pozos Titicare. El pozo número 5, encargado de abastecer los sectores más afectados, no tiene motor y los habitantes desconocen cuándo instalarán uno nuevo.
“En Hidrolara no hay políticas de mantenimiento ni repuestos y por eso tardan tanto en poner operativa la estación”, agregó Pérez, líder de una urbanización que registra cortes eléctricos de seis y ocho horas diarias y cumple siete meses sin gas doméstico. Según el vicepresidente del Colegio de Ingenieros y Arquitectos del estado Lara, Julio César Gutiérrez, las instalaciones podrían 121 litros de agua por segundo que no llegan a la red de distribución por el daño de equipos.
Pérez advirtió que en la tubería matriz de la Estación de Pozos Titicare hay 300 tomas clandestinas que afectan el caudal. “Hidrolara no ha eliminado estas conexiones y tiene conocimiento de esta situación porque la información se levantó en un trabajo conjunto con las comunidades”, sostuvo.
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Agricultores del caserío Titicare, donde se encuentra la batería de pozos, denunciaron que las instalaciones están desmanteladas aunque a mediados de 2018 la Gobernación de Lara ordenó la militarización del lugar por el aumento de robos.
“Los malhechores se llevaban los cables de corriente, los transformadores y los componentes de los equipos que llevan agua. Desde que nosotros estamos aquí resguardando la estación no se han robado nada, pero los equipos no están funcionando”, declaró el productor Carlos Lucena durante un recorrido por la estación el 12 de agosto.
Desde 2018, la directiva de Hidrolara reconoce que el suroeste de Barquisimeto es uno de los sectores con más fallas en el servicio de agua a causa de las tomas clandestinas y la indebida manipulación de las válvulas.
“El problema del agua se agudizó hace dos años. En medio de la desesperación la gente está rompiendo las veredas y pone bombas en las tuberías. En una toma ponen una manguera larga y hacen colas para llenar un tobito de agua”, agregó Pérez.
En la cuarentena, las familias de La Carucieña y El Garabatal pagan Bs. 200.000 por una pipa y Bs. 1.000.000 por un tanque de 1.000 litros de agua. Para los vecinos el gasto es insostenible.
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