Aglomeración de personas es lo que se aprecia en pequeños, medianos y grandes comercios de San Felipe en Yaracuy | Foto: Johana Prieto Andrade.
San Felipe. Incumplimiento de las normas establecidas para la prevención del COVID-19 es lo que se puede apreciar en los distintos locales comerciales en la capital del estado Yaracuy.
La mayoría de los sanfelipeños hacen caso omiso a las diferentes recomendaciones que tanto gobernantes como comunicadores sociales hacen diariamente por la radio, canales televisivos locales y a través de perifoneos.
En un recorrido hecho por el equipo reporteril de El Pitazo por pequeños, medianos y grandes comercios ubicados en el municipio San Felipe, se pudo apreciar aglomeración de personas que en su mayoría usaban incorrectamente el tapabocas, es decir, lo portaban en la frente, cuello, manos o bolsillos.
Personas que fueron entrevistadas este 15 de junio manifestaron que no se acostumbran a usar el tapabocas.
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Tal fue el caso de la familia Suárez Inojoza, quienes señalaron sentir asfixia al usar el implemento de protección contra la enfermedad pandémica.
«En el hogar implementamos el lavado de manos diariamente después de toser, estornudar, comer, tocar cualquier área que pueda ser canal de contagio pero no nos terminamos de acostumbrar a cargar un ‘bozal’ en la boca y nariz», dijo Claudia de Suárez.
Otros entrevistados alegaron no usar el tapabocas por que consideran que el mismo le resta personalidad.
La habitante del sector Higuerón, en San Felipe, Cristina Osorio, dijo: «Ese trapo en la carta me hace ver fea».
Aunque la joven de 25 años reconoció que en cinco oportunidades fue detenida por funcionarios de Poliyaracuy y de la Guardia Nacional por el nulo uso del tapabocas, manifestó negarse a ponérselo.
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Igual pensamiento tiene la residente Vanessa Montana, quien nos aseguró que solo se pone el tapabocas cuando ve que se acerca un efectivo de seguridad ciudadana.
En conversación con encargados de locales comerciales que hacen vida en la avenida Libertador, se supo que existen usuarios que ignoran las normas internas aplicadas en los comercios para cumplir con las normas de resguardo de la salud.
Miguel Eduardo Blanco, encargado de un abasto, explicó: «Diariamente le pedimos al cliente que respete el distanciamiento de metro y medio entre personas, incluso se colocó una serie de marcas con pintura en aceras y dentro del local para que el consumidor sepa el lugar que le corresponde y, con todo y eso, no lo respetan».
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