Barquisimeto.- En menos de 48 horas se han registrado dos hurtos en el Decanato de Ciencias Económicas y Empresariales (Dcee) de la Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado (Ucla), ubicado en el centro de Barquisimeto, la capital del estado Lara. La madrugada de este lunes, 17 de enero, delincuentes sustrajeron los equipos que contenían todos los registros académicos de las carreras más demandadas de la institución.
“Allí está el conocimiento acumulado de 85 promociones de contadores públicos, 84 de administración y cinco de economía. No sabemos todavía si mantenemos esa información porque los dueños de lo ajeno sustrajeron las computadoras del departamento de control de estudios. Al no evaluarse el daño o la información de la cual pueda disponer el decanato, no sabemos qué va a pasar”, advirtió el doctor Fernando Sosa, decano de Ciencias Económicas y Empresariales de la Ucla.
El Dcee tiene la matrícula más grande de los siete decanatos de la institución: 2.000 de los 8.000 estudiantes inscritos cursan estudios en esta sede.
“Las personas que perpetran estos actos delictivos no saben el daño que nos están ocasionando. Si esa data se pierde, la universidad no pierde un bien material sino la formación de nuestros estudiantes. Esos monitores y CPU no tienen ningún valor económico porque son equipos obsoletos. La información es la que nos interesa”, reiteró.
Continuidad académica en riesgo
El 15 de enero, dos días antes del hurto de los equipos de control de estudios, hubo otra incursión delictiva en el laboratorio de estudios a distancia del mismo decanato. Los vándalos destrozaron expedientes, tumbaron una pared y se llevaron las computadoras, alertó el Observatorio de Universidades (OBU).
José Monasterios, consejero universitario del Dcee, señaló que estas acciones delictivas ponen en riesgo la continuidad académica en las escuelas de administración, contaduría pública y economía. “Más de 400 estudiantes no han logrado culminar su proceso de inscripción puesto que estos delincuentes acabaron con los espacios de servicio comunitario y los equipos del sistema de educación a distancia”, dijo.
El decano emplazó a los cuerpos de seguridad a garantizar patrullaje y mayor presencia en el lugar. “Si hasta el momento no se han registrado más daños es por la colaboración que hemos tenido de nuestro personal que se ha quedado ciertas noches y se pudieron evitar más robos, pero esos trabajadores se cansan y necesitamos en verdad personal de vigilancia entrenado y formado para repeler este tipo de acciones”, manifestó Sosa.
En el último hurto, la Policía de Lara tardó dos horas en responder al llamado de emergencia que hizo el vigilante de guardia, denunció Monasterios. “Exigimos más celeridad a los organismos de seguridad. Nosotros como estudiantes hemos asumido roles que no nos corresponden, pero ha sido por amor a la institución y estamos buscando soluciones para que la universidad pueda mantenerse”, precisó.
Inseguridad en aumento
Para el sociólogo Carlos Meléndez, director del OBU lo ocurrido en el Decanato de Ciencias Económicas de la Ucla es una de las representaciones más palpables de la inseguridad multidimensional en las universidades públicas.
«En 2021 nosotros contabilizamos 85 hechos delictivos en tan solo ocho universidades del país. En pandemia, el Observatorio de Derechos Humanos de la Universidad de los Andes reportó 169 robos en 14 instituciones. Pero este es el grupo de universidades autónomas y experimentales que informan sobre algunos de los hechos delictivos. El gran problema es que la mayoría de las universidades públicas están controladas por el Gobierno y estas no dicen lo que ocurre dentro de sus recintos», explicó Meléndez a El Pitazo.
El déficit presupuestario imposibilita a las universidades públicas a contratar servicios de vigilancia privada para resguardar su patrimonio y derivó en el aumento de hurtos y robos en las academias, prosiguió.
En la Encuesta de Condiciones del Observatorio de Universidades (Enobu) del año 2021, 6 de cada 10 profesores consultados reportó el hurto y robo de computadoras y aires acondicionados en su lugar de trabajo. Las consecuencias de estas perdidas recaen sobre la formación y el desarrollo de los estudiantes y afecta el acceso a la educación y el derecho al trabajo del personal docente, obrero y administrativo, subrayó el entrevistado. Los laboratorios se quedan sin equipos o implementos y las aulas y departamentos terminan clausurados por los hechos vandálicos, generando pérdidas al patrimonio y desarrollo del país, concluyó.