Coro.- Habitantes de la población de Curimagua, en la sierra de Falcón, se han visto forzados por la escasez de agua a ubicar pozos de agua dulce en el Cerro Galicia, donde colocan largas mangueras que elaboran manualmente, para poder acércalas hasta la carretera y llenar bidones y tobos con agua dulce para cubrir algunas de sus principales necesidades.
Así lo informó el presidente de la Fundación Restauración de Falcón, Edgard Sánchez, quien resaltó que todos los días se hacen largas colas en Curimagua para tener un poco de agua, lo que ha mermado la calidad de vida de sus pobladores.
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Sánchez refirió que muchas veces los pobladores de caseríos como Pueblo Nuevo, Curimagua, La Providencia y Trapichito pasan días sin poder abastecerse de los escasos pozos, debido a que gente sin oficio se da a la tarea de cortar las mangueras por maldad, lo que genera la incertidumbre entre madres y padres que a diario cargan agua para que sus hijos puedan asistir a clases.
En correspondencia con la falta de agua está el hecho, según expresó Edgard Sánchez, de que más de la mitad de la matrícula escolar en Curimagua no está asistiendo a clases, debido a que los niños o bien están ayudando a sus padres a buscar agua en los pozos, o bien en las escuelas se suspenden las clases por la crisis hídrica, que podría originar una grave situación de insalubridad.
Curimagua tiene el acuífero más grande de Latinoamérica, con ríos subterráneos que atraviesan el pueblo, por lo que para Sánchez resulta ilógico que en la zona que más agua tiene de la sierra de Falcón no tenga agua para el consumo humano. Esto, en su opinión, demuestra el abandono del gobierno municipal, que además le ha dado la espalda a buscar soluciones reales a problemas como la falta de energía eléctrica, telecomunicaciones e internet. Estos beneficios podrían acercarlos más a la civilización que tienen a 25 minutos.
“Un solo punto de venta hay en toda Curimagua; es donde todos los habitantes compran y es tres veces más caro que en la misma Coro”, apuntó Sánchez.
Esto, en consecuencia, ha provocado que muchos habitantes de Curimagua emigren a la ciudad de Coro, donde la situación, aunque tampoco es muy prospera, al menos es más llevadera que en la sierra falconiana.
La Fundación Restauración de Falcón ha acompañado la lucha del pueblo de Curimagua, pero no ha podido detener la migración por culpa de la situación de agua potable que existe y que mantiene al ambulatorio y las escuelas cerradas.
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La decepción que sienten sus pobladores aumenta cada vez más al no ver ninguna solución. Tampoco las autoridades le dan fecha a la comunidad de cuándo van a resolver este serio problema.
El agua potable en las escuelas es vital para las condiciones higiénicas que determinan el desarrollo de los estudiantes en ambientes saludables. Cuando no hay agua, los niños y niñas aguantan sed. Deben llevar su botellita de agua, pero no lo hacen siempre, porque tampoco en sus hogares disponen de ella.
“Sin agua en las escuelas no se puede garantizar que las aulas de clases y baños se mantengan con medidas sanitarias necesarias, y además está la escasez de gas doméstico, que conlleva a que el personal deba preparar fogones y cocinar los alimentos para los estudiantes en leña”, sentenció el presidente de la fundación.
Desde su óptica las diferencias políticas no tienen nada que ver en la lucha por el agua, y sus constantes denuncias no son a favor de una cúpula política, sino por el bienestar de las familias de la Sierra Falconiana, en la búsqueda de una solución pronta a este problema.
Con respecto a la falta de gas doméstico, Sánchez señaló que las escuelas en Curimagua cocinan en leña los alimentos de los estudiantes que asisten. Informó que en noviembre de 2019 se pagó la recarga de los cilindros de gas, que hasta la fecha no han sido llenados, por lo que las cocineras elaboran los alimentos a punta de leña en fogones improvisados con piedras, para no paralizar el servicio del Programa de Alimentación Escolar.
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