En Coro, estado Falcón, la escasez de alimentos y la inestabilidad económica durante la pandemia de COVID-19 promovió la compra al mayoreo productos como el arroz, la harina de maíz, la pasta, el azúcar y hasta el aceite. Pero el alza constante del precio del dólar en el país -y referencia para la adecuación de precios por los comerciantes- imposibilita mantener la despensa medianamente llena en época decembrina.
La apatía navideña se ve en la calle. Los corianos se pasean por los comercios y supermercados buscando precios que se adecuen a sus bolsillos, como lo manifestó Gustavo Sandoval, para quien es más importante ver que se come a diario que celebrar la navidad.
Cuando se le terminaron los productos que había en su despensa, adquiridos hace dos meses cuando compró alimentos por bultos para que pudieran durar hasta ser consumidos en su totalidad y rendir un poco más la quincena.
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Siendo empleado público, Gustavo recibe los bonos que otorga el gobierno de Nicolás Maduro, pero aseguró que no alcanzan, a pesar de haber aumentado los montos, por lo que este diciembre dependerá de lo que puedan enviarle familiares radicados en el exterior para completar la despensa y que eso dure hasta el mes de febrero.
En el terreno de la economía ya hay un efecto palpable: al dispararse el dólar el precio de los alimentos básicos también lo hace, por lo que comprar huevos, queso, harina de maíz y hasta arroz es cuesta arriba para muchas familias falconianas.
Sin dejar de ver el otro lado de la moneda, los comerciantes señalaron que las ventas durante los últimos tres meses han bajado en comparación con la misma temporada el año pasado, y eso esperan poder revertirlo en un 30% en los últimos 15 días de diciembre.
Como el dólar se ha convertido en la unidad de cuenta de la economía, en poco tiempo el alza de su cotización se traduce en el incremento del precio de una amplia gama de productos básicos y servicios que incluyen gastos médicos, reparaciones de vehículos y del hogar.
Supermercados, farmacias, panaderías, fruterías, expendios de medicinas y alimentos disponen de la venta al mayor, pero las colas mermaron y en los locales donde sus encargados acostumbraban a vender sus productos por bultos, la facturación ya no es la misma.
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Franklin Sierra, quien acostumbraba a comprar en el mercado viejo los alimentos por bulto, expresó: “no hay acaparamiento por parte de los comerciantes porque las ventas no son las mismas que en meses anteriores, y la inversión es el doble que hace unos dos meses”.
Vanessa Flores, señaló en su cuenta twitter que comprar en los mercados municipales ya no es rentable, debido a que los precios son los mismos que se encuentran en un supermercado. Lo que más le sorprendió fue el aumento del precio de las carnes blancas y rojas, cuyo kilo oscila, según mencionó, en cerca de los cinco millones de bolívares.
Los negocios siguen manteniendo las medidas sanitarias, por lo que se evidenciaron colas en las afueras de los establecimientos para no permitir más de diez personas en su interior y así acatar las indicaciones de las autoridades en salud en Falcón.
El desabastecimiento que se pensó podría generarse hace tres meses con la compra al mayoreo de productos alimenticios no ocurrió, debido a que muchos comerciantes no reciben los mismos pedidos aun cuando tampoco han repuesto en su totalidad los inventarios con el alza diaria del dólar.
