Coro.- Párrocos de varias iglesias de Coro, estado Falcón, junto a jóvenes de movimientos seglares, atienden en tiempos de pandemia por COVID-19 a 80 niños que acuden a un comedor infantil en la población de Caujarao, sector rural a las afueras de la capital falconiana.
Este comedor, que en abril cumplió dos años de funcionamiento, está a cargo de la Sociedad de Vida Apostólica, presidida por el presbítero Gilberto García, párroco de la iglesia San Judas Tadeo, de la urbanización Monseñor Iturriza en Coro, el cual recibe el apoyo de los jóvenes del Movimiento Cristo Joven, quienes hacen su labor de apostolado bajo la palabra de Jesús que dice «todo lo que hagas a los niños, a mí me lo hacen».
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El comedor de Caujarao funciona en una casa de familia. Allí prestan el servicio de elaboración y distribución de los alimentos, con el objetivo brindar atención a 80 niños, durante los días viernes y sábado.
Comentaron a El Pitazo que desde los últimos meses del año 2019 han enfrentado problemas con el suministro de gas doméstico, lo que les dificulta cumplir con la entrega diaria de los alimentos preparados.
A pesar de ello, el padre Gilberto declaró que en las dificultades es cuando la voluntad de Dios se manifiesta y pese a que muchas veces es cuesta arriba la atención, siempre de alguna manera se solventa la alimentación de los más pequeños.
Más que alimentos
La misión de este grupo de apostolado va más allá de los alimentos. Han organizado jornadas médicas, de vacunación, recreación, planes vacacionales, catequesis y formación de valores. También han realizado fiestas por el día del Niño y Navidad, entre otras, con el único propósito de servir a quien más lo necesita.
El padre Gilberto García, coordinador del área del comedor de Caujarao, en conjunto con el voluntariado y colaboradores de los sectores Alicate, Rómulo Gallegos, Malecón y El Llano, han logrado establecer en dos años algunas tareas especificas para lograr fondos que son utilizados para la compra de útiles escolares y ropa para los niños.
El párroco agradeció de manera sincera a quienes han colaborado para mantener a flote este comedor durante dos años, en especial a quienes han ofrecido de manera desinteresada su tiempo y sus servicios para estos niños que no tienen atención medica, alimentaria ni educativa.
La solidaridad ayuda a unir fuerzas y progresar como seres humanos, cualidad que se complementa con compromiso y amor de hombres y mujeres que hacen realidad esta obra social en el comedor de Caujarao, que nació de la necesidad de alimentar a 30 niños, pero que gracias a la mística ya suma la atención a 80 pequeños.
La Sociedad de Vida Apostólica continuará su labor a pesar de las dificultades, por esta razón, el padre Gilberto García extendió la invitación para que se sumen más voluntarios y aliados, para brindar calidad de vida y felicidad a quien lo necesite.
