Occidente

El zuliano Yeiber Murillo llega al fútbol europeo con anhelos y sacrificio

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Maracaibo.- Entre los sembradíos de tupidos árboles con plátano de un pueblo llamado El Chivo, en el estado Zulia, comenzó el anhelo de Yeiber Murillo Gamboa por convertirse en futbolista profesional. Su trabajo y constancia lo llevan a integrar las filas del Club Deportivo Badajoz, en España.

El chiquillo corría velozmente, quitaba el balón a sus compañeros y anotaba goles que arrancaban aplausos y miradas atónitas. Era uno de los más ágiles entre las promesas del fútbol de esa región agrícola, donde tienen un solo estadio para jugar partidos de balompié.

Desde los siete años, la destreza de Yeiber lo destacaron, tanto en las caimaneras de su barrio en el Puerto Santa Rosa como en el único campo de fútbol. A ello se sumaba el deseo de sus padres por verlo prosperar. Su carta de presentación fueron los torneos celebrados en municipios entre el piedemonte andino y el Sur del Lago.

Con cada anotación, Yeiber se daba a conocer. Su ataque era notable y eso agradaba a quienes presidían los clubes merideños. Las propuestas de inmediato tocaron a su puerta y no las rechazó.

Familiarizarse en el fútbol en Venezuela no fue fácil, en medio de la crisis económica y social. En primera instancia fue llamado a formar filas en la tercera división del Atlético Los Andes en Mérida, con cuya oncena, técnicos y entrenadores, recorrió el país.

En ese tránsito, a Yeiber le tocó ausentarse de su acto de bachillerato en el liceo Bernardo Villasmil, en el municipio Francisco Javier Pulgar, para cumplir con partidos de las nacionales. La experiencia en ese club le valió duros sacrificios, entre ellos, entrenar por semanas bajo el intenso frío y sin un pan en el estómago.

“Una experiencia bastante frustrante porque pasaba días con mis compañeros sin comer, pero los sueños jamás se dejan de lado en medio de las dificultades”, cuenta Yeiber a El Pitazo, vía telefónica, desde un apartamento en la ciudad de Luque, en Paraguay, a 25 minutos de recorrido de Asunción, capital del país suramericano.

Yeiber, hijo de Nazario Murillo y Luz Daris Gamboa, ambos colombianos, tuvo la posibilidad de ir a Tulua, en el Valle del Cauca en Colombia, a visitar unos tíos. En ese departamento se mostraron oportunidades para su crecimiento.

En 2016, Nelson Contreras, empresario colombiano, capta su talento y lo impulsa en sus inicios. Luego consigue un cupo en el Club de Deportes Tulua, un equipo aficionado donde durante un año entrenó tres veces al día y alternaba una hora de gimnasio. Allí lo ayudó el empresario Giordanelly Arbeláez.

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“Antes de irme a Colombia no tenía un solo peso y mi madre, que es docente, me dio sus ahorros para probar suerte en lo que tanto me apasiona”, narra Yeiber, quien es hijo de un labriego e integrante de un núcleo familiar, junto a tres hermanos.

Luego de un año de formación, regresó a su país natal y entre junio de 2017 y diciembre de 2018, Murillo Gamboa jugó en la segunda división del equipo Real Frontera en San Antonio del Táchira. Ya en el ámbito deportivo fue bautizado por Jhon Sandro Piedrahita como «Matamba», el mismo nombre de un cantante de reggae, de un poblado en Tanzania y una región en una provincia de Angola.

Sin ser conocido, según describe, obtiene un pase al equipo profesional Portuguesa Fútbol Club en la región Los Llanos, donde se fogueó durante el año 2019. Revela que allí su tránsito fue satisfactorio. Su posición en el campo siempre ha sido como delantero.

Al retornar a Colombia, su representante logra ubicarlo en el Sportivo Luqueño, en Paraguay. Con ese equipo pudo jugar en la copa Suramérica que organiza la Confederación Suramericana de Fútbol. El 6 de febrero de este año, un gol de cabeza en el estadio Cachamay contra Mineros de Guayana le valió la victoria en suelo criollo con el equipo que recién integraba.

Es desde este deportivo donde Murillo se destaca y luego de varios contactos, el 22 de agosto, da a conocer sobre su escogencia para el CD Badajoz, en España, en cuya plantilla jugará en la segunda división.

A ese país no ha logrado viajar porque espera la entrevista en la embajada española en Asunción, con miras a obtener la visa de trabajo. Comenta estar ansioso por mostrar su potencial en los estadios del viejo continente.

“He tomado este reto como una responsabilidad propia, forma parte de las decisiones de mi carrera. Me da miedo, sí, porque nunca he jugado fuera de América, pero ahora me enfocaré en jugar con mis compañeros y dar lo mejor. Mi otra meta es jugar en primera división en el balompié europeo”, comenta.

También remarca que su carrera ha sido rápida, porque debido a su edad no tuvo oportunidades de afrontar categorías inferiores. “Confío que todo saldrá bien y pondré mi empeño en esta nueva misión. Si Dios la colocó en el camino debe ser por un propósito”, dice «Matamba», de 22 años, y el orgullo de su familia en el estado Zulia y toda Venezuela.

Edwin Urdaneta
Publicado por
Edwin Urdaneta

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