Valencia.- Luego de 87 días de travesía, el sueño del viajero Douglas Amabilis Pérez Salpurido, quien partió en bicicleta desde Perú rumbo a Venezuela, se materializó este martes 15 de septiembre, cuando finalmente se reencontró con su madre, Candy Salpurido.
A través de un contacto telefónico, Pérez contó a El Pitazo que llegó a bordo de un autobús, junto a su perro Pío, en horas de la mañana del martes, al estado Carabobo, específicamente al refugio para migrantes ubicado en la Villa Olímpica.
Luego del respectivo chequeo continuó rumbo a Tocuyito, municipio Libertador, en donde se encontró con su madre a quien no veía desde hace tres años. “Al fin con mi madre”, fue el mensaje enviado por Pérez a las 6:28 pm, junto a una foto de él y su progenitora, vía Whatsapp. Pérez manifestó estar feliz y agradecido con quienes, de una u otra manera, le ayudaron a cumplir su objetivo.
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Como es de recordar, Pérez partió desde Perú a bordo de una bicicleta, junto a su perro Pío, el pasado 20 de junio, y pisó suelo venezolano el 22 de agosto, tras pasar dos noches en Cúcuta y recorrer alrededor de 4.000 kilómetros.
Cumplió cuarentena en Táchira, específicamente en una escuela de Ureña de nombre Maximiliano Sambrano Duque, la cual está a cargo de la Policía Nacional y, finalmente, la madrugada de este martes 15 de septiembre partió en autobús rumbo a Carabobo, pues las autoridades no le permitieron hacer el recorrido en bicicleta por el territorio nacional por medidas de bioseguridad.
Afortunadamente, aunque las autoridades al principio le habían dicho que solo podía abordar el autobús con 40 kilos de carga, y él llevaba un total de 113 kilos, incluyendo la bicicleta, logró finalmente traerse todo su equipaje.
Pérez informó que pasará unos días con su madre y, posteriormente, continuará rumbo a su pueblo Chirgua, en el municipio Bejuma. “Seguramente reanudaré mi recorrido en bicicleta”, adelantó el viajero al equipo de El Pitazo.
Douglas se convirtió en sinónimo de perseverancia. Se fijó como meta volver a su país pedaleando para ver nuevamente a su madre y, sin importar lo arriesgado de su recorrido, no dudó que lo lograría. No le fue fácil, pero con ayuda de quienes él denominó “sus ángeles en el camino”, finalmente logró que su historia tuviera un final feliz.
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