San Felipe.- Bajas ventas reportan comerciantes del sector textil y cuero desde que se inició la cuarentena social radical a mediados del mes de abril, cuando el Gobierno del estado Yaracuy giró la orden de solo permitir trabajar a comerciantes dedicados a la venta de víveres y medicamentos.
Encargado de zapaterías y de ropa que conversaron este 10 de agosto con el equipo reporteril de El Pitazo reconocieron estar casi en banca rota debido a que las escasas ventas que tienen en los pocos días al mes en que se les permite laborar no les alcanza ni para pagar los servicios básicos del local comercial.
«Hemos implementado descuentos de 10, 20 y hasta 50% en toda la mercancía con el objetivo de estimular al cliente a comprar, pero los resultados no han sido satisfactorios, pues los comercios siguen vacíos», dijo el encargado de un zapatería ubicada en la avenida Libertador, quien prefirió no ser identificado.
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El comerciante destacó que varias han sido las reuniones que se han celebrado con autoridades regionales para conseguir una solución a la grave crisis económica que atraviesan los sectores no priorizados. Hasta la fecha no han llegado a ningún acuerdo.
Varias han sido las zapaterías y textilerías que han implementado la venta de alimentos no procesados dentro de sus establecimientos para tener ingresos que les permitan pagar el sueldo a empleados y el alquiler del local. Estos comerciantes corren el riesgo de ser multados administrativamente por autoridades municipales, pues la patente tramitada ante la Alcaldía del municipio San Felipe no es para vender alimentos, sino calzados.
Otros comerciantes han optado por cambiar de patente para incursionar en la venta de alimentos. En el área comercial de la capital del estado Yaracuy se puede apreciar cómo han desaparecido farmacias, zapaterías y ventas de ropas para niños, caballeros y damas. Ahora en esos espacios se expende alimentos procesados y sin procesar.
En un sondeo efectuado entre consumidores, El Pitazo pudo conocer que las familias del municipio San Felipe invierten en alimentos los ingresos que entran a su hogar.
La consumidora Rafaela Colmenárez dijo: «Invierto mi sueldo en equiparme con comida porque no sé a donde va a parar la pandemia por el COVID-19«. Por su parte, Camila Giménez, de la urbanización Prados del Norte, destacó: «Somos una familia numerosa, y para nosotros es prioridad comprar alimentos porque los pocos artículos que trae la caja Clap no alcanzan para una semana».
Opinión similar ofreció Ángel Castillo, de la comunidad San Antonio, al detallar: «El sueldo que gana el venezolano no alcanza para comprar ropa ni calzado; por eso el yaracuyano solo compra comida»
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