Barquisimeto.- El gas es un servicio ausente en seis edificios de la urbanización Antonio José de Sucre de Barquisimeto, en el estado Lara, donde residen cerca de 500 familias. 81 apartamentos del sector pasaron 21 días del mes de agosto sin luz tras la explosión de dos transformadores sobrecargados por el uso de cocinas eléctricas.
“He cocinado hasta en el cuarto porque se me dañaron los tomacorrientes y tengo la brekera remendada desde que dependo de la hornilla eléctrica. Estamos en una situación complicada, en un apartamento es imposible hacer un fogón o instalar una bombona”, comentó un afectado que reservó su identidad. En su apartamento hay cortocircuitos con frecuencia y la mayoría de los enchufes se quemaron.
La recarga de los cilindros de gas puede demorar seis o doce semanas aunque los pagos a Gas Lara, empresa propiedad de la gobernación a cargo de los despachos, están al día, denunciaron vecinos de los bloques 22, 23 y 24 consultados por El Pitazo el 31 de agosto.
“Ahora nos vemos sometidos a una práctica que consiste en el surtido de gas solo para seis días y después nos dejan un mes sin el servicio”, explicó Mirna Fréitez, habitante de la urbanización Sucre. A la par, señaló que el proceso de facturación del servicio desmejoró durante la cuarentena y pese a las deficiencias, Gas Lara aumenta las tarifas cada dos meses. Ahora pagan Bs. 300.000 mensuales.“Primero se paga el gas y luego hay que hacer colas de cinco y ocho horas para hacer el pedido y esperar mucho para que vengan a recargar”, sostuvo.
“Pasamos roncha”
Fréitez, quien vive junto a su esposo y su hijo en un apartamento, cuenta que ha esperado hasta la una de la mañana para poder comer debido al racionamiento eléctrico diario que se extiende por cuatro, seis y ocho horas.
“Nos ha tocado comer yuca sancochada fría. Cambiamos nuestra alimentación porque cómo hacemos una olla de granos o sopa sino tenemos gas. Mi hijo me dice que cuando llega el gas lo celebro haciendo empanadas”, agregó.
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Fréitez utiliza una hornilla eléctrica, un tostiarepas y una olla prestada para solventar desayuno, almuerzo y cena.
“Con el tosti arepas hago tortas de plátanos, tortillas, bisteck y en una hornilla eléctrica que no sé cuántas veces hemos arreglado preparo lo demás. A veces nos toca comer a las 4:00 pm pidiéndole a Dios que no se nos dañen los aparatos porque la hornilla eléctrica consume demasiada energía y tenemos bajones”, dijo.
En su apartamento ocurrió un cortocircuito hace menos de un mes luego de que un tomacorriente se incendiara mientras prendía la cocina eléctrica.
Horarios alterados
La falta de gas doméstico en la urbanización Sucre, asediada por cuerpos y seguridad del Estado durante protestas antigubernamentales y por servicios básicos desde el año 2017, alteró los horarios de las comidas y hasta el menú de las familias durante la cuarentena.
“No tenemos un horario específico de los cortes (de electricidad) y muchas veces nos hemos acostado sin comer. En 2019 salíamos a protestar en la avenida Libertador cada vez que se terminaba el gas y a los pocos días llegaba el camión, pero la última vez que salimos (a finales del año pasado) los funcionarios nos lanzaron perdigones a quemarropa a puras mujeres y dejamos de hacerlo”, comentó otra vecina en condición de anonimato.
